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¿Se seca el Valle de México?

3.8 millones de capitalinos viven sin agua. El Valle de México enfrenta el desafío constante de garantizar la provisión de este recursos a una ciudad en permanente crecimiento, y el aumento de las sequías -que hasta 2021 solo se han hecho cada vez más fuertes- amenazan con agudizar esta problemática.

Esta escasez no es nueva. Un número importante de alcaldías de la Ciudad de México (como Azcapotzalco, Gustavo A. Madero e Iztapalapa) y municipios del Estado de México (como Nezahualcóyotl, Toluca, Ecatepec, Cuautitlán Izcalli y Tlalnepantla), en los que hay altas concentraciones de población, experimentan la falta de agua desde hace años. No solo no se ha hecho nada para revertir el curso de la problemática, sino que se agrava cada día más.

El pasado 6 de marzo la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) anunció una reducción del caudal del sistema Lerma-Cutzamala para estas dos entidades, de 10.8 a 8.2 metros cúbicos de agua por segundo, un 24 % menos comparado con 2019. Es decir, habrá menor disponibilidad de agua, al menos hasta el mes de mayo.

Esto significa que el nivel de almacenamiento promedio de las principales presas del sistema (El Bosque en Michoacán, Valle de Bravo y Villa Victoria en el Estado de México) hasta la fecha es de casi la mitad, un 23.4 % por debajo de los niveles de almacenamiento promedio en la última década.

Para poner en contexto la importancia de este sistema para los habitantes del Valle de México, es necesario dimensionar su función. El sistema Cutzamala es el responsable del 26 % del agua que se consume en el Valle de México. El resto del abastecimiento proviene de la región hídrico-administrativa Lerma-Santiago-Pacífico. Esta región suministra 74 % del agua al Valle de México y  es la que registra un mayor número de sequías, con el 30 % del total nacional. Asimismo, es la región con mayor número de acuíferos sobreexplotados, con 27 % del total.

El sistema Lerma-Cutzamala, que inicia en Michoacán, pasa por el Estado de México y termina en la Ciudad de México, se alimenta con agua de siete presas en total y cada segundo bombea 16 metros cúbicos de líquido a través de sus 268 plantas de bombeo.

Para que el agua llegue a nuestros hogares, la industria, a comercios y servicios, este sistema integra 4 etapas: 1) captación y extracción del agua de 976 pozos, 2) potabilización mediante 63 plantas potabilizadoras, 3) almacenamiento en 360 tanques y 4) distribución a través de 13,500 km de tubería.

Debido a la magnitud del sistema, se requiere mantenimiento frecuente, por lo que los cortes de agua son inevitablemente necesarios. No obstante, el aumento de las sequías ha provocado que estos sean más constantes y duraderos. Como resultado, los habitantes del Valle de México sufren semanas o incluso meses de escasez de agua con cada vez mayor frecuencia. Finalmente, tienen que recurrir a las pipas para cubrir sus necesidades diarias, lo que además promueve las tomas clandestinas. Los “piperos” se roban el agua aprovechándose de la falta de vigilancia de las autoridades.

Para evitar una crisis hídrica en el Valle de México -el cual aporta casi una cuarta parte del producto interno bruto (PIB) del país- es fundamental que el gobierno mexicano modernice la infraestructura del Sistema Lerma-Cutzamala e implemente una mayor coordinación de los esfuerzos federales con los gobiernos estatales y municipales. Esto evitará futuras crisis económicas y sociales por la escasez de agua en esta región.

* Sandra López (@Sandra_8Lopez) es investigadora de Medio ambiente.