Resurge una amenaza global que creíamos erradicada y la culpa la tiene el COVID
A lo largo de la historia, decenas de millones de personas han muerto por el sarampión. Un virus altamente contagioso que afecta principalmente a los niños y que prácticamente llegó a estar erradicado en la década de los 2000, gracias a la vacunación global.
Sin embargo, 20 años después la enfermedad está resurgiendo, los casos aumentando en todo el planeta y se ha convertido en una amenaza global que pone en riesgo a todo el planeta. Y uno de los motivos principales que explican esta nueva incidencia pasa por la pandemia de coronavirus.
Tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). la covid-19 ha provocado una disminución en la cobertura de vacunación de la enfermedad. Aunque no existe un antiviral específico contra el sarampión, las campañas de vacunación globales han sido muy efectivas para lograr prácticamente la erradicación total de la enfermedad.
Pero para conseguirlo, se requiere un 95% de cobertura vacunal entre la población. Es decir, las vacunas son capaces de evitar brotes cuando una amplísima mayoría de la sociedad está inmunizada. De lo contrario, su alta contagiosidad hace que se propague rápidamente.
Y el problema, según señalan los centros de prevención de enfermedades, es que durante la pandemia de coronavirus se ha reducido considerablemente la cobertura de vacunación y se ha debilitado la vigilancia contra la enfermedad. Las estimaciones apuntan a que aproximadamente 40 millones de niños en el planeta no han recibido su dosis necesaria contra el sarampión, creando el caldo de cultivo necesario para su rápida propagación.
"Estamos en una encrucijada. Van a ser 12 o 24 meses muy desafiantes tratando de mitigar esto", ha señalado el doctor Patrick O'Connor, responsable de sarampión de la OMS.
Si todavía no se ha producido una explosión de casos a nivel global, es debido a una combinación de factores. Tal y como explica este experto, las medidas de distanciamiento social y la naturaleza cíclica de la enfermedad han cumplido su papel, pero hay brechas importantes de inmunidad y la situación puede cambiar rápidamente.
De hecho, las agencias internacionales ya han apreciado en los últimos meses un aumento de los grandes brotes y preocupan especialmente zonas de África subsahariana.
Cabe recordar que ya antes de la pandemia de coronavirus se estaba viviendo un aumento de los contagios, explicado fundamentalmente por el crecimiento del movimiento antivacunas. En Estados Unidos, por ejemplo, en el 2019 se reportaron 1.274 casos, la cifra más alta desde 1992. La mayor parte de ellos se produjeron entre personas que no se habían inmunizado.
En España, la incidencia tradicionalmente ha sido baja debido a que la mayor parte de los niños han recibido su dosis, pero en 2019 también se vivió un repunte.
Ahora la situación se ha agravado y es probable que en los próximos meses veamos las consecuencias. Y es que solo se podrá evitar un gran repunte de la enfermedad si las cifras de inmunización vuelven a ser tan elevadas como antes.
Los síntomas del sarampión
Como recuerda la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, se trata de una enfermedad grave y mucho más contagiosa que el ébola, la tuberculosis o la gripe.
Se suele transmitir a través del contacto directo y del aire. El virus es capaz de permanecer en el aire y en superficies hasta dos horas y los contagiados lo transmiten desde cuatro días antes de que aparezcan los síntomas hasta cuatro días después.
El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que aparece unos 10 o 12 días después de la exposición. Suele durar entre cuatro y siete días. Posteriormente, suele darse una erupción cutánea, normalmente en el rostro y en el cuello, que se extiende por todo el organismo. Tras cinco o seis días, desaparece. Además, son comunes otros síntomas como rinorrea, tos, ojos llorosos o manchas en las mejillas.
EN VÍDEO I El sarampión vuelve a Costa Rica por una familia francesa sin vacunar
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