Sandra Cuevas y su festival sonidero que la pinta de cuerpo entero. Y no muy bien

Sandra Cuevas durante una conferencia de prensa. (Getty Images)
Sandra Cuevas durante una conferencia de prensa. (Getty Images)

Sandra Cuevas lo hace de nuevo. La alcaldesa de la Cuauhtémoc ahora quiere demostrar su rostro más amable. La alcaldía que gobierna ofrecerá un baile con grupos sonideros el próximo 4 de marzo en la explanada principal. El póster promociona se dio a conocer en las redes oficiales y cuenta, cómo no, con los logotipos oficiales de cada agrupación, esos mismos que pueden verse rotulados en infinitas paredes de la Ciudad de México: cuando se trata de un evento organizado por ella, los logos sí se respetan, pero no cuando son parte de los puestos callejeros que ella misma ordenó borrar.

Pero lo que más llama la atención es que sea un baile, una fiesta, porque la imagen que la Ciudad de México, y todo el país, ha construido sobre Cuevas es la de alguien a quien le gusta la mano dura: disciplina y no diversión. Y sobre todo no le gusta el escándalo, porque ese fue el argumento con el que quitó a los sonideros del kiosco Morisco, y no solo por ella, porque aunque su queja al principio fue personal, luego habló en nombre de todos los vecinos de la colonia en donde ella vive, Santa María la Ribera, en un departamento.

“Hace un par de semanas tomé la decisión de pedirle al sonidero que disminuyera el volumen, a lo que respondió que no lo iba a hacer. Por esa razón tomé una segunda decisión que fue retirarlo de la Alameda Santa María la Ribera. No vamos a permitir que regrese ningún sonidero a Santa María la Ribera, esto para proteger los derechos humanos de todos los que viven alrededor del Kiosco Morisco", dijo la alcaldesa en relación con ese episodio.

Todos los habitantes de la Ciudad de México han lidiado con el ruido callejero y ese punto, en realidad, puede dar por válido: la gente tiene derecho a que se respeto el silencio en un fin de semana, y más si es temprano, porque es cuando se puede descansar y a nadie le gusta que ese descanso sea interrumpido abruptamente por ningún tipo de ruido. Luego, el problema de ese día, fue la reprobable represión con la que respondió a los manifestantes que pedían una restitución de su lugar habitual.

Ahora Cuevas quiere mostrar la otra cara de la moneda: que la diversión también se vale. Cuando ella lo diga, claro, y en sus términos: en la explanada de la alcaldía que gobierna, a la hora y día que ella decida y con la temática musical que más le guste. Aunque moleste a los vecinos de la colonia Buenavista, en donde su ubica la alcaldía Cuauhtémoc. Porque el ruido no distingue de colonias, ¿o sí? Es igual de molesto en todos lados y si alguien se siente agobiado ese día por el ruido de los sonideros bien podría decírselo a su alcaldesa, y como ella es portavoz de los intereses de sus gobernados, entonces se vería obligada a cancelar su propio evento, y si alguien está en contra entonces reaccionará como sabe hacerlo: con violencia.

Golpear a los propios invitados podría ser una opción de muy mal gusto, pero a Cuevas, la defensora de los derechos unánimes, no le importaría hacerlo si es necesario. Porque ella misma a puesto la vara: a quien no le guste que le callen puede asumir que habrá golpes. Y a quien no le guste el ruido que lo diga y listo: habrá una solución aunque sea por las malas o las muy malas.

Sandra Cuevas ha dicho que se va a retirar de la política el próximo año, cuando termine su gestión en el gobierno de la Cuauhtémoc. Sólo ella sabe si dice la verdad, pero su nombre no será olvidado en el futuro cercano. Ha dado motivos para que la posteridad la tenga en cuenta unos años más. Y quién sabe, quizá su gobierno sea un antes y un después en la historia de los sonideros mexicanos y su apropiación del espacio público, porque sus ideas no son únicas. Las comparten muchas personas que deberán decidir: les molesta el ruido o les molesta que no les dejen bailar. No será fácil la vida post-Sandra Cuevas.

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