Sandra Cuevas, la alcaldesa en CDMX que causa escozor con sus delirantes fotos gigantes con su rostro

Sandra Cuevas durante un evento público en septiembre pasado. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)
Sandra Cuevas durante un evento público en septiembre pasado. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)

Sandra Cuevas ha hecho todo lo que está en sus manos para ganarse el repudio de los habitantes de la Ciudad de México. Ese ha sido su mayor talento desde que asumió como alcaldesa de la Cuauhtémoc. En esta ocasión, la irritación devino de su gigantesca publicidad en algunos edificios de la Ciudad de México —y la "habitual" en las calles—. Resultaron llamativos las lonas en Eje Central y el cruce de Insurgentes y Monterrey. El asunto, estallado en redes sociales, dejó una muestra más del narcisismo que posee Cuevas. Increíble o no, hubo quienes defendieron esta desaforada exhibición de egocentrismo.

A Cuevas no le importó ignorar la Ley de Publicidad Exterior de la Ciudad de México, cuya última regulación, publicada en junio de este año, estable la prohibición de instalar medios promocionales (clavados, pegados, amarrados) en fachadas de toda construcción arquitectónica. Sí, a la misma alcaldesa que le molestaban los rótulos en puestos ambulantes (mandó a pintarlos de gris) y los murales urbanos, le parece fantástica idea inundar el paisaje visual con su rostro y la propaganda concerniente a su primer informe de gobierno.

La ocurrencia no le ha salido gratis, al menos metafóricamente, pues en Twitter ya se han organizado las personas para arrancar la propaganda que se encuentren de Cuevas en las calles. Para contrarrestar la admiración de Cuevas por sí misma, se ha creado el hashtag #CuevasALaBasura, que no necesita mayor explicación. Nadie puede dudar de que la obsesión de Cuevas por su imagen es enorme. Para muestra, un testimonio surgido en redes sociales en el que se relató que arrancar publicidad en paredes de la Cuauhtémoc —lo cual es 100% legal— ameritó que un par de jóvenes fueran detenidos por la policía de esa alcaldía.

Cuevas solo tiene espacio para sí misma y sus caprichos egocéntricos. En el colmo del absurdo, cuando un usuario le aplaudió hacer enojar a "los paleros del régimen", dijo que lo está disfrutando "al máximo". El asunto con Cuevas es que, en realidad, su rechazo está más allá del partidismo. Esa tendencia a glorificarse a sí misma bebe directamente de los peores recuerdos del siglo pasado, pero a ella le parece bien seguir con esa mentalidad infantil de que todo debe girar alrededor suyo y que hasta las leyes deben moldearse de acuerdo con sus caprichos proselitistas.

Dentro de todo lo malo, como siempre, ha aflorado la creatividad de la gente. Y vaya que Cuevas ha dado excelente material para los memes. Por ejemplo, uno en el que, en vez de la fotografía faraónica de la alcaldesa, aparece un rotulado (eso que tanto desprecia Sandra) y se lee la leyenda: "Autoritarismo y represión, la Sandra Cuevas y asociados".

Lo cierto es que, para ser una política de la "nueva guardia", Sandra Cuevas se parece bastante a los dinosaurios de viejos tiempos, que hacían lo que querían, incluso caprichos absurdos, para elevar su ego al infinito y más allá. Por ejemplo cuando, en febrero pasado, trató de disuadir una marcha en su contra arrojando 500 pelotas que contenían 500 pesos. En aquella ocasión, ella negó todo a pesar de la evidencia fílmica que corrió por todos lados.

Muy en línea con la moda política de presumir el poder, Cuevas quiere ser el centro de atención a toda costa. Y que nadie se confunda: la propaganda es siempre molesta. De cualquier político, de cualquier partido, sin olvidar que siempre termina por no servir para nada. Al final, todo ese papeleo sólo servirá para envolver papayas en algún mercado. Y ese será el fin más noble que pueda tener, después de inundar el campo visual de miles de ciudadanos que no pidieron ver la cara de Cuevas ni la de ningún otro político.

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