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Sandra Cuevas y su absurda batalla contra los rótulos de puestos ambulantes

Sandra Cuevas ha emprendido una guerra contra los rótulos (Instagram/@rotulos.chidos)
Sandra Cuevas ha emprendido una guerra contra los rótulos (Instagram/@rotulos.chidos)

Sandra Cuevas intentó arreglar algo que no estaba descompuesto y las consecuencias han puesto de cabeza a la Ciudad de México. La alcaldesa de Cuauhtémoc decidió que los rótulos de puestos ambulantes fueran retirados y, en su lugar, optó por pintarlos de escueta pintura blanca y de un logo referente a su gobierno.

La medida, como no podía ser de otra forma, causó furia entre los habitantes de la Metrópoli que estallaron de indignación en redes sociales. El colectivo Pintura Fresca, especializado en el arte callejero de la Capital, mostró imágenes de cómo han cambiado los locales urbanos y criticó la medida de Cuevas.

“A inicios de 2022 el gobierno de la alcaldía Cuauhtémoc en CDMX impuso a los propietarios de todos los puestos callejeros pintarlos de blanco para uniformarlos con su logo y con su slogan, demostrando su pobre entendimiento de la tradición, la gráfica y la cultura”, se lee en Instagram.

De acuerdo con testimonios recabados por este colectivo, los comerciantes no recibieron una explicación formal de por qué debían cambiar sus rótulos, pero todo se remonta al programa “Apapachando Mercados”, impulsado por la alcaldesa. En un principio, la alcaldía se encargó de habilitar locales abandonados mediante este programa, pero la tercera fase, que supuestamente estaría enfocada en la renovación de los puestos, trajo consigo la impopular medida de quitar los rótulos tan característicos de los comercios ambulantes.

Es así que Sandra Cuevas ha emprendido una medida sustentada en prejuicios con evidentes tintes clasistas. ¿Existe algún beneficio real por hacer esto? Ni siquiera se tomaron la molestia de dar explicaciones a los principales afectados, los comerciantes, que además hacían uso de los rótulos como mecanismo infalible para distinguirse y atraer las miradas de su clientela.

La incomprensión de Cuevas es lo primero que salta a la vista. ¿Cómo entender que una gobernante sea incapaz de entender las expresiones populares, si precisamente gracias al apoyo de esas bases sociales fue que ella llegó a ocupar su cargo? Al parecer, lo único que le importa es imponer su visión de la vida y del orden, aunque sea a costa del sentido común y perjudique a comerciantes y habitantes.

Resulta todavía más absurdo que su concepto de disciplina tenga que ver con la represión, pues asume que la única forma de transmitir orden es limitar al arte urbano y homogeneizar los puestos callejeros, que se han convertido en un símbolo para los chilangos gracias a la accesible comida que ahí encuentran y también por el colorido plasmado en sus decoraciones.

Lo más grave es que su cruzada moralina no solo tiene a los rótulos como enemigos, sino también a los murales, como el que el artista SEGO realizó en el Mercado Juárez, borrado sin motivo alguno. “Lamentamos la tendencia de la alcaldía Cuauhtémoc de borrar murales en la demarcación. El jueves 24 de marzo se borró ‘Mujer en diálogo con el progreso’ de mi autoría sin ninguna razón”, se quejó el artista en redes sociales.

Cuevas durante una conferencia de prensa, (Luis Barron / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images)
Cuevas durante una conferencia de prensa, (Luis Barron / Eyepix Group/Future Publishing via Getty Images)

Como si no tuviera muchas otras cosas que atender, la alcaldesa ha tenido a bien emprender una batalla contra el arte, contra esas expresiones que ningún daño hacían a nadie y que, por el contrario, eran un signo de identidad entre los habitantes de la alcaldía más cercana al corazón de México. Además, ha ordenado la colocación de uniformes para todos los vendedores, una medida que quizá por sí sola no hubiera causado mayor problema, pero que ahora, sumada a la tendencia censora de la alcaldesa, es vista como una muestra más de clasismo.

Cuevas, que en marzo de este año fue suspendida de su cargo durante una semana por las acusaciones de agresión hacia tres policías, ahora enfrentará el mayor reto de su incipiente carrera política: componer lo que no estaba descompuesto pero ella mismo descompuso.

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