Zona norte: con sus colegios cerrados, padres dan clases a sus hijos en plazas

Alumnos de tercer grado, con clases en una plaza de San Isidro
Gentileza

En la vereda de enfrente a su colegio, cuyo portón permanecía cerrado, esta mañana un grupo de alumnas de tercer grado escuchaba atentamente a Sofía, la madre de una de ellas, que dictaba una clase de Lengua. “Las ayudé, más que nada, a cumplir con la consigna que les había dejado su maestra, que era leer un cuento que tenía errores de ortografía y puntuación y corregirlo”, cuenta a LA NACION Sofía, quien prefiere resguardar su identidad y la del colegio de su hija, que funciona en San Isidro.

Esta movida, que comenzó ayer, día en que entró en vigencia el decreto de necesidad y urgencia que prohíbe las clases presenciales en las escuelas del área metropolitana, se replicó también en una plaza que linda con otro colegio de la zona norte del conurbano, ubicado en Munro.

Las dos comunidades de padres que impulsan esta alternativa educativa argumentan lo mismo: que la restricción de la educación presencial impuesta por el Gobierno no es lógica, ya que en las escuelas casi no se producen contagios de coronavirus, y que dar clase en las plazas, como están haciendo, no es un delito, porque a pesar de que los colegios deben permanecer cerrados, sus hijos tienen permitido circular por espacios públicos.

Alumnos de tercer grado, con clases en una plaza de San Isidro
Gentileza


Alumnos de tercer grado, con clases en una plaza de San Isidro (Gentileza/)

“La idea surgió la semana pasada, cuando muchos padres empezamos a pensar en un grupo de Whatsapp qué podíamos hacer para evitar que los chicos perdieran clases y, a la vez, manifestar que estamos en contra de las medidas del Gobierno nacional”, comenta Sofía.

Ninguno de los padres que se acercan cada día a dar clase en las proximidades de ambos colegios, que pertenecen a la misma comunidad educativa, es docente. “Somos solo papás con pilas. Los contenidos de primaria los sabemos. Lo que hacemos es más que nada simbólico, porque hacemos las clases mirando al colegio, como una manera de reclamarle a la Nación que nuestros hijos deberían estar ahí adentro y no en la vereda de enfrente”, manifiesta.

En ambos espacios públicos las clases empiezan a las 9, duran un máximo de dos horas y solo cubren una materia. Los estudiantes cursan el resto de las asignaturas en sus casas, de manera virtual, con sus respectivos docentes. Cada día, son una o dos las camadas que cursan de esta manera.

Alumnos de tercer grado, con clases en una plaza de San Isidro
Gentileza


Alumnos de tercer grado, con clases en una plaza de San Isidro (Gentileza/)

“Hacemos esta movida porque no confiamos en el ´son solo 15 días sin colegio´ que afirmó el Presidente. Si para el 30 de abril los casos de Covid bajaron, va a decir ´sigamos con los colegios cerrados, así seguimos con pocos contagios´, y si los casos no bajan, ¿con qué criterio va a decidir volver a abrir todo?”, argumenta Sofía.

Y agrega: “La movida, el ruido que hacemos, es para que el Gobierno sepa que no puede alargar el cierre de colegios. Si nos quedamos callados conectando a los chicos a la virtualidad, corremos el riesgo de que piensen que todo está bien”.

El reclamo de clases presenciales de los padres se da en medio de la tensa disputa que hoy enfrenta a la Ciudad, la Nación y la Provincia tras el decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por el presidente Alberto Fernández la semana pasada. La medida, además de endurecer restricciones de circulación, sorprendió con un regreso a la virtualidad escolar hasta el 30 de abril en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Según aclararon los padres consultados por LA NACION, los directivos y los docentes de los establecimientos educativos de sus hijos no están involucrados en esta iniciativa. Muchos de estos mismos padres participaron de las marchas y protestas contra el cierre de las escuelas realizadas en los últimos días en el Obelisco y en la quinta presidencial de Olivos. Algunos, también, son parte de la agrupación Padres Organizados, que surgió a mediados del año pasado en distintas jurisdicciones del país para reclamar el regreso a la presencialidad.

En el AMBA, este grupo volvió a la acción el miércoles pasado, cuando el Gobierno dio a conocer las nuevas restricciones a la educación para ese territorio. Desde entonces, se ha dedicado a promover y apoyar distintas propuestas, entre las que se destacan los “abrazos simbólicos” a las escuelas que se hicieron ayer, las manifestaciones y las acciones de amparo.

Por su parte, los padres que coordinan las clases en plazas esperan que cada vez más comunidades educativas se sumen a esta iniciativa, para así lograr llamar la atención y poner presión sobre el Gobierno.