Con una inversión proyectada de $76.000 millones, la Ciudad prevé continuar este año con la ejecución del plan maestro de obras y equipamiento en el sistema público de salud porteño, según informaron. Eso no incluye un crédito solicitado a un organismo internacional con el que, desde la cartera sanitaria local, anticipan que destinarán a digitalizar finalmente los servicios de atención.

En una recorrida hecha por LA NACIÓN, directores y jefes de servicio aseguran cuando se les pregunta que no veían una puesta a punto semejante de la atención pública desde hacía décadas. Claro que aclaran, enseguida, que todavía queda trabajo por hacer para hablar de excelencia en la atención. Sin embargo, en los lugares donde avanzan las obras hablan con más entusiasmo que hace dos años, en la salida de la pandemia de Covid.

“Estamos transitando un proceso de transformación de gran magnitud en el sistema de salud. En 2024, realizamos 90 obras en hospitales y centros de salud, muchas de ellas estructurales y de alto impacto, y seguimos con otras tantas este año”, resume Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad, ante la consulta de LA NACIÓN. Enumera la modernización de quirófanos, la ampliación de guardias, las mejoras en las terapias intensivas, la incorporación de equipos de última tecnología y el refuerzo de la red de atención primaria con nuevos Cesac.

“No se trata solo de más infraestructura, sino de un verdadero salto cualitativo en la capacidad de respuesta del sistema público de salud”, agrega el ministro. Un mapa elaborado por LA NACIÓN permite conocer por centro qué trabajos ya se completaron y cuáles están todavía en ejecución.

Para Gisela Aquije y Juan José Camusso, directora y subdirector del Hospital Cecilia Grierson, en Villa Lugano, la demanda está más ordenada, según comentan al pasar por la sala de espera de los Consultorios Externos. En ese hospital, el crecimiento de sus prestaciones se acompañó con una construcción más moderna, con pulmón verde y sin pabellones. Abrieron 40 camas con cuidados progresivos a cargo de médicos clínicos, que trabajan con los especialistas y el jefe del Departamento de Cirugía. Están incorporando turnos vespertinos y, en diciembre, sumaron el tomógrafo al Servicio de Diagnóstico por Imágenes. El equipo funciona las 24 horas y, también, les facilitó el trabajo porque ya no tienen que trasladar a los pacientes al Santojanni o al Piñero.

Atienden unos 20.000 pacientes por trimestre, recibieron la primera camada de residentes de clínica médica y ofrecieron las instalaciones para atender las cirugías del Hospital Piñero mientras duren las obras de remodelación en los quirófanos de ese hospital. Además de la demanda en pediatría, las consultas más frecuentes son por enfermedades vesiculares y biliares complicadas. “Acá vemos mucha comorbilidad, sobre todo con diabetes, hipertensión, obesidad y afecciones cardiológicas”, cuenta Aquije. De ahí que, una vez por mes, organizan para la población de la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo, Villa Lugano) una Mesa de Salud sobre prevención y otros cuidados.

Con el Hospital Garrahan, buscan implementar telemedicina y están organizando un área de salud mental con dos psiquiatras y seis psicólogos. “Tenemos alta demanda, pero nos cuesta conseguir personal para cubrir los concursos”, dice Camusso. En el Grierson, como en otros hospitales, sufren hechos de violencia y a la Guardia llegan “muchos baleados”, comentan.

A la salida de la pandemia, se retomaron en la ciudad las obras de un plan maestro. La mayoría de las obras de infraestructura, con reorganización de los servicios por áreas críticas y ambulatorias, se reactivaron a finales de 2023, mientras que los nuevos equipos se empezaron a instalar el año pasado. “En 2024, hicimos un relevamiento intensivo del equipamiento y se planteó la renovación casi en tiempo récord”, repasa Mercedes Di Loreto, arquitecta y directora General de Recursos Físicos en Salud de la Ciudad.

El año pasado, en obras y equipamiento, el Ministerio de Salud porteño estima que invirtió unos $59.000 millones y proyecta para este año, destinar otros $76.000 millones. Esto no incluye el crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para digitalizar el sistema público de salud.

En el Hospital Piñero, en el barrio de Flores, obreros con casco se cruzan con los pacientes por las calles internas, entre los pabellones. Un grupo está construyendo el edificio de la nueva Guardia de Adultos, que tendrá entrada por la calle Crisóstomo Álvarez: hay ocho consultorios, ocho camas de observación, cuatro shock-rooms y una sala de procedimientos. Podría estar funcionando el mes que viene, según prevé Roberto Pereyra, director a cargo del hospital. Un grupo de obreros martilla y corta cerámicas en otro sector del predio, donde construyen los nuevos Consultorios Externos, en dos pisos, más el vacunatorio. El acceso será por la misma calle que la Guardia y empezará a funcionar el mes que viene.

El Piñero atiende 7900 consultas ambulatorias por semana en todas las especialidades. Con esa obra, pasarán de 31 a 68 los consultorios de atención e incluirán hematología y cuidados paliativos. “A futuro, también queremos mejorar los servicios de Oncología”, anticipa el director. Hubo concursos para incorporar personal que atienda en turnos vespertinos hasta las 18 y asignados por la línea 147. “Si hay demanda insatisfecha, se podrán asignar en el mesón central por agenda”, explica Pereyra. Los turnos son a 20 días, en promedio y según la especialidad.

La próxima obra, que arranca el miércoles, es en los quirófanos. “Vamos a cerrarlos para mejorar el lugar. Los demás hospitales y el SAME ya lo saben para que no deriven pacientes mientras dure la obra. Quedará para la atención del hospital un quirófano operativo más el quirófano de Guardia”, aclara Pereyra. Por la población que recibe, reforzarán la guardia de salud mental para la atención de adicciones y casos de abuso. Sumarán dos salas de desintoxicación más un área de adolescencia.

Sin filas en la madrugada

Con los cambios en la forma de asignar turnos y la ampliación de la sala de espera del Hospital Oftalmológico Santa Lucía, sus autoridades afirman que ya no están las filas de madrugada en la calle. A los que todavía llegan temprano para conseguir turno, orientadores los ayudan con esa búsqueda. La renovación total del servicio especializado en el tratamiento de cataratas, con cuatro consultorios de atención simultánea y privacidad, con nuevos equipos para cirugía con láser. “Este desborde de equipamiento de calidad y obras hace 30 años que no se veía en el sistema público de la ciudad”, apunta Gustavo Bodino, jefe del Servicio de Segmento Anterior del Santa Lucía.

De las 5200 cirugías hechas en el hospital el año pasado, unas 2000 fueron de cataratas. Para Constanza Rittatore, jefa de residentes, la refacción en lo que antes era la Sala de Internación de Neurocirugía, que no se utilizaba, y el nuevo equipamiento “optimiza los tiempos”. Con las enfermeras Graciela Rodríguez y Gianina Orihuela, afirma que, ahora, trabajan con más comodidad y los pacientes reciben mejor atención.

En la Guardia, ampliada, los pacientes esperan sentados que los llamen. Ese sector se volvió a construir después del incendio de diciembre de 2023. Ahí reciben entre 500 y 800 pacientes por día por falta de guardias de oftalmología hasta en el sistema privado, según cuenta Marta Starcenbaum Bouchez, directora médica del Santa Lucía.

Muchos pacientes, según continúa, llegan al hospital “cuando no dan más” y, los fines de semana, con lesiones graves. Por la violencia, están pidiendo reforzar la seguridad con policía en la guardia. En los Consultorios Externos, cuentan con 20 boxes de atención que se equiparon con computadoras para el uso de la historia clínica digital, tres autorefractómetros para medir la graduación ocular y un tomógrafo de coherencia óptica (OCT). Para este año, Starcenbaum Bouchez cuenta con el ingreso de más equipos nuevos, la implementación de la historia clínica electrónica en el área de internación y la renovación de la instalación eléctrica del hospital.

La ambulancia del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear, en Agronomía, tiene demanda las 24 horas y la atención por Guardia es la puerta de entrada para pacientes adolescentes y adultos. El plan de obras en ese centro contempló la construcción de dos salas de estabilización solo para adolescentes, separados de los adultos, como venía pidiendo la Justicia. También se amplió de 12 a 16 la cantidad de consultorios externos, con turnos a la mañana y a la tarde por la línea 147. “Con más consultorios y más camas podríamos atender a más pacientes”, señala Miguel Diez, subdirector del Alvear.

Con los dos nuevos boxes de extracción de sangre para los estudios se seguimiento de tratamientos, pueden tomar las muestras y derivarlas para analizar, mientras que se trasladó al área de atención ambulatoria la entrega de medicación. “Cambia notoriamente la circulación de los pacientes en el hospital y evita que haya contacto con el área de internación”, destaca Diez. Mónica Manzi, jefa de la Unidad de Farmacia, coincide con esa observación. Por día, según dice, un centenar de pacientes retira sin costo los tratamientos indicados.

En el Cesac N° 39, de Parque Patricios, ampliaron el lugar con tres consultorios de atención psicosocial, con servicios de psicología, sociología y psicopedagogía, además de fonoaudiología, clínica médica, pediatría, vacunación, ginecología, obstetricia y cardiología, entre otros. “Tendemos a una política sanitaria en la que la puerta de entrada al sistema sea el centro de salud”, dice Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la ciudad. Desde ahí, en el caso de requerir atención más especializada, se deriva con turno al Hospital Penna o al Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Referencia (Cemar) N° 2 que trabaja con el Penna y el Hospital Argerich. Cada Cesac, tiene entre 25.000 y 30.000 porteños asignados.

Por los pasillos del Hospital Durand pasan unas 2000-2500 personas diariamente para atenderse por consultorio, hacerse un estudio de laboratorio o una imagen, mientras en sus quirófanos se hace alrededor de una docena de cirugías. Como en el Piñero, se nota que están en obra. En la planta baja, camino a una de las remodelaciones a punto de inaugurarse, Claudio Storino, subdirector del Durand, anticipa con orgullo que se trata de “una obra de lo más importante en la ciudad”.

Se refiere al nuevo laboratorio para la atención de los pacientes. “Aportará más seguridad durante la extracción y la entrega de muestras”, afirma Claudio Aranda, jefe del Laboratorio de Análisis Clínicos. Con 10 gabinetes de extracción, esperan unos 300 pacientes por mañana. “Todo está digitalizado. Desde la asignación del turno, el registro para ingresar a la fila de espera, la toma de la muestra y el resultado”, detalla. La próxima obra prevista es la puesta a punto de un ascensor exclusivo al segundo piso, donde se analizan las muestras de pacientes ambulatorios e internados en equipos automatizados.

Alejo Peyret, jefe de la Unidad de Oftalmología del Durand, destaca la renovación de los equipos del servicio. Con el Hospital Rivadavia, siguen a los nosocomios de especialidad Santa Lucía y Lagleyze en el manejo de la complejidad oftalmológica. Desde diciembre pasado, recibieron en la unidad equipos para, por citar algunos, cirugía de cataratas y un tomógrafo óptico para el diagnóstico y el seguimiento de los problemas de retina, mácula y glaucoma. “Estos equipos que compró la Ciudad no solo son de calidad, sino también tienen mayor durabilidad para un uso intensivo como es el de un hospital. Además, la calidad del estudio es reconocida internacionalmente para los ensayos clínicos”, explica Peyret.

Dos obras quedan por terminar en el Durand: el nuevo Centro de Diálisis, que duplica la cantidad de pacientes que se podrán dializar en salas individuales, y estiman que en mayo estará funcionando, y un futuro Centro Único de Imágenes, que se está construyendo en el primer subsuelo junto al tomógrafo para instalar un resonador. Ese centro tendrá acceso exclusivo desde la vía pública.

“Aún estamos lejos del lugar donde quisiéramos estar, que los profesionales necesitan y que la comunidad se merece que les brindemos. Eso demanda muchos años de un esfuerzo sostenido”, finaliza Quirós.