Salió campeón con San Lorenzo, proyectó su retiro a los 26 años y hoy maneja 10 estaciones de servicio
Pablo Michelini no pone excusas. No se victimiza por el paso del tiempo. Desde el momento en el que debutó en 1992 en Deportivo Español supo que la carrera de futbolista tenía fecha de vencimiento. Con el mismo convencimiento que poseía en un campo de juego para quitar una pelota a un rival, el exmediocampista de Racing y San Lorenzo dialogó con LA NACION y fue categórico al indicar que el futbolista comete dos errores una vez que cuelga los botines: vivir del pasado y no saber en qué invertir.
“A veces hablo con chicos que jugaron y que coincidimos en la misma época sobre lo rápido que pasa la vida de un futbolista. Siempre estás pendiente del semestre que viene, tu contrato y un montón de cosas que no te dejan detenerte para disfrutar lo que estás viviendo”, explicitó Michelini quien ganó tres títulos con San Lorenzo y dejó un grato recuerdo en la institución de Boedo.
Al contrario de la mayoría de los futbolistas, el quiebre de la carrera de Michelini no se debió a una cuestión meramente deportiva. Lejos de aparecer en la tapa de los diarios como un fichaje rimbombante, el mediocampista, a sus 26 años sembró su primera semilla en el mundo de los hidrocarburos al invertir en una estación de servicio ubicada en Monte Chingolo.
“Había ahorrado algo de plata y tomé la decisión de proyectar mi vida después del retiro. Empecé a relacionarme con personas ajenas al ámbito del fútbol para analizar algún tipo de inversión, busqué posibilidades y surgió una alternativa que me gustó: construir una estación de servicio en el Conurbano”, deslizó Michelini.
La vida después del fútbol: “Acá hay un mercado”
Corría el 2000 y Michelini vio cómo se producía el “auge del GNC” en el país. No dudó en invertir, aunque sin antes hacer un estudio de mercado de la zona. “Empecé a mirar las otras estaciones del área y tenían todos los días colas de auto para cargar, ahí fue donde dije: ‘Acá hay un mercado’. Ese fue el primer punto. Después había que buscar el respaldo de una bandera como YPF por el tema del combustible. Tenía muchas certezas, por eso me decidí a construir y me adentré en esa posibilidad”, destacó el exjugador que necesitó de asistencia en sus comienzos para invertir y se adentró de lleno una vez que se retiró profesionalmente en 2005.
Pablo Michelini habla con conocimiento de causa. Le encantaría poder ayudar y contar su experiencia a los jugadores que están inmersos en una vida llena de puertas abiertas pero que tienden a cerrarse una vez que se baja el telón.
“Cuando me retiré empecé a buscar lugares para no tener que pagar y que me den un desarrollo de una estación. Hoy en día tengo una estación en la entrada del Mercado Central, en Tapiales, donde al principio había bandera blanca y no se vendía nada. En su momento YPF no daba bandera porque el precio estaba congelado y prefería exportar. Entonces, con mi hermano Javier logramos destrabar esa parte para conseguir la bandera, darle un valor agregado al lugar y a los dos años se empezó a vender combustible al desregularizarse el precio. Eso es una forma de destrabar un negocio. Hoy en día en esa estación entran 1500 camiones con la fruta y verdura que abastece a gran parte de Buenos Aires”, argumentó Michelini sobre una de las gestiones más importantes en su vida como empresario. Hoy gestiona 10 estaciones de servicio bajo la marca de YPF.
Su charla con LA NACION se dio en una estación de servicio de avenida La Plata, en pleno corazón del barrio de Caballito, donde Michelini accede a hacer jueguitos con una pelota y, a su vez, explicó cómo fue construir un hotel en Neuquén.
“Apareció una posibilidad para comprar un terreno, esperé dos años para que se apruebe el plano y otros cinco para terminar el hotel que lo construí íntegramente yo contratando a cada uno de los rubros, amoblándolo y también pasando contratiempos de socios que retiraron su inversión y tuve que solventar los gastos. Hoy en día es franquicia de Howard Johnson y estoy directamente en contacto con el gerente de turno. Es una actividad sin horario y hay que ser resolutivo”, sintetizó.
Sin vueltas, el exdeportista aceptó su realidad desde el primer momento y aseguró que no se le cayeron los anillos a la hora de despojarse del rol de futbolista. “Uno tiene que aceptar el retiro. En mi caso, que no fui un jugador importante, di vuelta la hoja y si tengo que ir a la municipalidad a hacer tres horas de cola y pelear un precio, lo hago. En el caso de algún futbolista conocido, que jugó en Boca o River, siento que le daría vergüenza y le costaría más porque quedó encapsulado en lo que fue”, dijo, sin tapujos.
Y siguió: “El día que te retirás tenés que entender que la vida sigue y que no te sirve mirar para atrás. Si te pasás yendo a las peñas para ver los videos de tus goles, quedás atrapado en el pasado y no le podés dedicar tiempo a tu futuro”.
Las recomendaciones para poder invertir
“El jugador tiene que planificar el retiro a los 24 años”, destacó, categórico, Michelini, basándose en su experiencia y la visión del fútbol actual.
- ¿Cuál es el consejo para prepararse financieramente?
- Primero que nada, hay que entender que cuando te retirás no tenés ingresos. A partir de ahí habrá que revisar el estilo de vida: si vivís en un country, el colegio privado para tus hijos, las expensas. Todos esos gastos que, cuando eras futbolista, no significaban para la economía familiar y ahora empiezan a ser importantes y te sacan del punto de equilibrio.
Sin margen para las excusas, Michelini sentenció que el futbolista “tiene mucho tiempo para moverse en otro circuito” y destacó que dentro del mundo de los negocios es clave “saber detectar oportunidades” y no despilfarrar la plata en conocidos que dicen conocer de un tema.
- Hablás de oportunidades, negocios… ¿Qué es una mala inversión?
- No asesorarte. No hablar con gente idónea. No preguntar. Le llamo mala inversión cuando hacés un plan sin un estudio de mercado, sin investigar ni indagar. Por ejemplo, cuando tirás los números en una planilla y decís: ‘Voy a comprar este campo’. Bueno, ¿conocés quién te lo maneje?, ¿qué rendimiento te puede dejar? Esas preguntas y otras más que te pueden llevar a poner plata en donde no hay un rédito económico y, por ende, no hay ganancias.
Claro y conciso como cuando recuperaba la pelota y se la daba a un compañero. La vida de Pablo Michelini se transformó a partir de una carrera construida con mucho esfuerzo y sacrificio. Inmerso en un rubro donde existen infinitas variables, él dio en el blanco y recoge los frutos mientras observa las cámaras de seguridad de una de sus estaciones.