Salem-Keizer revisa cursos de honores para incluir más estudiantes de comunidades diversas

Read in English

Los estudiantes blancos constituyen el 62 por ciento de los que toman clases de colocación avanzada (AP por sus siglas en inglés) en McNary High School, mientras que representan menos de la mitad del alumnado, el 49.4 por ciento.

En South Salem High School, los estudiantes de color representan el 47.5 por ciento de la población estudiantil, pero comprenden solo el 31.8 por ciento de las clases de Bachillerato Internacional (IB por sus siglas en inglés).

Durante ocho años, las Escuelas Públicas de Salem-Keizer han estado trabajando para abordar las desigualdades en cuanto a quién toma estos cursos de nivel superior. Se han logrado algunos avances, especialmente en escuelas como North y McKay, donde los estudiantes que toman clases de IB y AP reflejan casi a la perfección la demografía del alumnado.

Sin embargo, en todo el distrito, los estudiantes blancos están constantemente sobrerrepresentados en estos cursos, mientras que los estudiantes de color, en particular los latinos y los de las islas del Pacífico, están subrepresentados. La participación en estos cursos puede impactar en las admisiones universitarias de los estudiantes, lo que a su vez puede tener una impresión a largo plazo en sus opciones de carreras e ingresos futuros.

El distrito identificó las clases de honores (altas calificaciones), típicamente tomadas por estudiantes de 9no y 10mo grado en preparación para IB y AP, como un punto donde se originan estas estadísticas dispares.

Entonces, durante la pandemia, cuando las reglas del Departamento de Educación de Oregon lo obligaron a crear cohortes (grupos más grandes) que no se basaban en la capacidad, el distrito reconsideró su enfoque del trabajo de nivel de honores al mezclar estudiantes de educación general y los de honores. Cuando los estudiantes regresaron a las aulas a tiempo completo, los de honores permanecieron integrados en las clases de educación general.

Algunos maestros y líderes del distrito sienten que este nuevo sistema ejerce demasiada presión sobre los educadores, lo que dificulta satisfacer las necesidades de todos sus estudiantes. Otros ven la incorporación de los de honores como una forma necesaria de abordar un sistema que, según dicen, perpetúa el acceso desigual a las oportunidades.

“Creo que una de las cosas más injustas que podemos hacerle a un estudiante es engañarlo para que piense que le ofrecemos una buena educación cuando había algo al final del pasillo al que no podía acceder”, aseguró Michael Simental, subdirector de North High.

De separado a integrados

Históricamente, los estudiantes fueron ubicados en la vía de honores o de educación general cuando ingresaban al noveno grado. Muchos en las clases de honor continuarían tomando clases AP e IB, cursos estandarizados a nivel nacional que pueden ofrecer créditos universitarios, mientras que algunos regresarían a las clases de educación general.

La facilidad con la que los estudiantes pueden moverse entre los dos niveles depende en gran medida de a quién le pregunte.

“Hay mucha información errónea sobre cómo los jóvenes pueden acceder a los programas de honores”, señaló Kristin Tomlin, ex maestra de Salem-Keizer durante 25 años y madre de familia. “Existe la falsa suposición de que limita a los niños y no es accesible”.

Ella mencionó que, en su experiencia, todos los estudiantes fueron alentados por sus maestros a seguir las clases de honores, y cada estudiante recibió la misma presentación de opciones de clase del departamento de consejería.

Sin embargo, algunos dicen que esto no siempre sucede de manera efectiva.

“A los estudiantes de color no se les alienta necesariamente a estar en esas clases y comienzan a pensar 'Oh, no soy lo suficientemente inteligente para esta clase' o 'No me van a colocar en esta clase'”, Dara Elkanah, mencionó un estudiante de último año de Salem-Keizer y miembro del Comité de Equidad del Distrito. “Esta forma de pensar se instala desde la primaria, con clases de matemáticas o los grupos de lectura”.

Con honores incorporados, aquellos que estarían tomando cursos de preparación a la universidad ahora se encuentran en salones de clases de educación general, y todos tienen la opción de trabajar para obtener una designación de honores.

Zach Brown-Silverstein, profesor de estudios sociales en South, expuso que los profesores de South al principio agregaron proyectos para los estudiantes que buscaban una designación de honores, pero "sintieron que algunos estudiantes podrían haber sentido la presión de sus compañeros para no hacerlo".

Entonces, hicieron la transición para basar el estado de honores de un estudiante en qué tan bien se desempeñan y cuánto esfuerzo ponen en los proyectos. Brown-Silverstein dijo que su equipo se basa en la rúbrica del Programa de los Años Intermedios del IB para delinear las expectativas de trabajo y, según el puntaje de los estudiantes, obtienen o no el crédito.

Los honores ya no son un programa en el que los estudiantes tienen que optar, y pueden decidir por obtener la designación de honores en cualquier momento del año escolar, aclaró Gwen Bruey-Finck, directora de currículo e instrucción secundaria de Salem-Keizer.

Entre los estudiantes, la recepción de la medida ha sido mixta.

Los maestros de McNary realizaron una encuesta entre 353 estudiantes en seis clases. Cuando se les preguntó qué hubieran preferido este año, el 58 por ciento de los encuestados eligió honores integrados, mientras que el 42 por ciento indicó que hubiera preferido clases separadas.

Cursos inaccesibles

El punto central del argumento a favor de los honores incorporados es, y ha sido, el acceso y la oportunidad. Algunos argumentan que a pesar del trabajo realizado para alentar a los estudiantes de color y de bajos ingresos a seguir cursos de nivel superior, las barreras permanecieron bajo el sistema tradicional de clases de honor.

“Hemos dado con algo que está afectando profundamente la versión de sí mismos de los estudiantes y cómo se ven integrados en el sistema escolar”, señaló Bruey-Finck.

Por un lado, algunos estudiantes no se ven a sí mismos como estudiantes de honor porque no han recibido el mismo estímulo, apoyo u oportunidades que sus compañeros. O porque no saben cómo acceder a las clases, comentó Tara Romine, subdirectora de South.

Romine recordó su propia experiencia en la escuela preparatoria y como estudiante universitaria de primera generación. Ella expuso que no tenía acceso a clases de AP y de honores, en gran parte porque sus padres no sabían cómo defenderla.

“Si no supiera cómo acceder a las clases AP como si lo sabe alguien con muchos privilegios, imagine cómo se sienten nuestros jóvenes de comunidades minoritarias sobre el acceso”, dijo Romine.

Algunos estudiantes sintieron que los honores eran algo por lo que los estudiantes fueron elegidos y no sabían por qué. Pero sabían que no habían sido recomendados y sintieron que no pertenecían a ese camino a pesar de los esfuerzos del distrito para apoyar a estos estudiantes.

“Algunos estudiantes tienen constantemente arraigado que están en el medio de la clase, por lo que no deberían intentar tomar este curso AP o de honores”, apuntó Elkanah. “Hay un sentimiento de no pertenecer a esas clases”.

Otros estudiantes sintieron que tenían que renunciar a parte de su identidad para unirse a estas clases. Bruey-Finck recuerda que un estudiante le dijo cómo que se sentía que tenía que elegir entre los cursos de nivel de honor o estar con personas que se parecían a ellos.

Los estudiantes de color encuestados en McNary apoyaron abrumadoramente los honores integrados, y el 75 por ciento de los 166 encuestados indicaron una preferencia por el nuevo sistema.

Junto con los estudiantes de color, la nueva política tiene como objetivo crear oportunidades para los estudiantes del idioma inglés como segunda lengua y los estudiantes con discapacidades.

A pesar de las caídas generalizadas en el número de estudiantes que toman clases de honores, AP e IB en comparación con antes de la pandemia, estos dos grupos han visto aumentos significativos en sus números de participación.

Durante el primer semestre de este año escolar, 213 estudiantes de educación especial accedieron a estas clases, en comparación con 35 en el otoño del 2019. Y 268 estudiantes del idioma inglés actuales participaron en estos cursos de nivel superior, mientras que 51 habían tomado estas clases en el semestre anterior a la pandemia.

“Esta es una nueva forma de ver el plan de estudios que no requiere saber cómo navegar por las complejidades del sistema educativo”, aseguró Simental.

¿Suficiente rigor para estudiantes de honor?

Los maestros, administradores y padres están divididos sobre cómo los honores integrados impactan a los estudiantes que habrían tomado cursos de honores de forma tradicional.

Y esos estudiantes también están divididos, con el 61 por ciento de los jóvenes que habrían tomado clases de honor separadas que prefieren esa opción, según la encuesta de McNary. Mientras tanto, el 69 por ciento de los estudiantes que habrían estado en educación general prefirieron la opción integrada.

Especialmente en South y McNary, las clases AP, IB y de honores han sido significativamente más homogéneas que el cuerpo estudiantil. Incorporar clases de honores permite a los estudiantes de honores tradicionales interactuar y aprender dentro de un grupo más diverso, dijeron los defensores del programa.

Una gama más amplia de experiencia y antecedentes eleva el plan de estudios y la discusión en el aula, agregó Brown-Silverstein.

Por otro lado, aquellos que están preocupados por la política argumentan que los honores incorporados disminuyen el rigor, lo que perjudica a los estudiantes de honores. Tomlin señaló que las clases de honor contrastaron drásticamente con los cursos de educación general en contenido, ritmo, rigor y estructura.

“Los maestros no sienten que esto esté preparando a los estudiantes para el éxito. Les está dando una versión diluida”, apuntó Tyler Scialo-Lakeberg, presidente de la Asociación de Educación de Salem-Keizer.

Anna Harlan, estudiante de último año de Salem-Keizer, expuso que las clases de honores la prepararon para el ritmo y las expectativas del IB, y le preocupa que estas nuevas clases combinadas no lo hagan.

Los maestros, los administradores y el personal no están de acuerdo sobre cuán rigurosas son estas nuevas clases.

Scialo-Lakeberg dijo que algunos maestros sienten que no pueden satisfacer adecuadamente las necesidades de todos los estudiantes durante una clase, lo que "disminuye" la calidad de las clases para los estudiantes de honor.

“Cada vez que bajas el listón en nombre de la equidad, estás cerca del racismo”, argumentó Scialo-Lakeberg. “Los jovenes alcanzarán las expectativas más bajas que les des”.

Brown-Silverstein dijo que la calidad de la educación que se ofrece no ha cambiado significativamente.

Desafiante para los maestros

Existe un amplio acuerdo en que la incorporación de honores plantea un desafío para los maestros.

Los honores incorporados han obligado a los educadores a repensar su enfoque de la enseñanza a medida que intentan satisfacer las necesidades de cada estudiante. Según Scialo-Lakeberg, la política ha tenido una recepción “muy mala” por parte de los docentes de su sindicato.

“Como distrito, lo hacemos mejor cuando incluimos a las personas que harán el trabajo”, comentó Scialo-Lakeberg. “Cuando hacemos esto, los cambios en el plan de estudios ocurren con mucho éxito. Cuando no lo hacemos, obtenemos esto”.

Los maestros dijeron que los objetivos y las expectativas para los estudiantes y la enseñanza cambiaban constantemente, y no estaban realmente seguros de lo que significaba todo eso, expuso Scialo-Lakeberg. Algunos también se sintieron frustrados por tener que volver a desarrollar sus campos, agregó Brown-Silverstein.

“Con las condiciones adecuadas, con el tamaño de clase, la capacitación y los recursos adecuados, podría ser algo bueno”, explicó Scialo-Lakeberg.

Pero tal como están las cosas, muchos maestros tienen 30 estudiantes en sus aulas, con habilidades que van desde producir trabajos de nivel universitario hasta trabajar tres grados por debajo de su nivel actual. Los educadores se han esforzado por encontrar formas de satisfacer todas estas necesidades, dijo Scialo-Lakeberg.

Incluso los maestros que generalmente apoyan la idea se sintieron apresurados en la preparación de las clases al principio, señaló Brown-Silverstein. Ahora, sin embargo, dijo que le resulta divertido prepararse para estas clases porque requiere un mayor nivel de creatividad.

Brown-Silverstein expuso que también permite una mayor colaboración entre los maestros porque más educadores están enseñando las mismas clases.

Scialo-Lakeberg argumentó que muchos educadores creían que las clases de honor se eliminaron inicialmente en gran medida para facilitar la programación durante la pandemia.

El distrito reconoció que: Cuando se implementaron los honores integrados el año escolar pasado, fue necesario debido a los estrictos requisitos de cohortes del Departamento de Educación de Oregon (ODE por sus siglas en inglés) que limitaban la capacidad del distrito para crear grupos de estudiantes en función del desempeño.

Bruey-Finck agregó que esta es la razón por la que muchos maestros se sintieron apurados y sorprendidos por el nuevo sistema, porque el distrito tuvo pocas oportunidades de prepararse para el cambio. Sin embargo, cuando el distrito comenzó a buscar "prácticas innovadoras" que deseaban mantener al salir de la pandemia, los honores incorporados estaban en la lista.

Cuando decidieron continuar con el programa este año escolar, el distrito comenzó a brindar oportunidades de capacitación para maestros y a traer paneles de educadores que habían realizado honores integrados antes, dijo Bruey-Finck. El distrito también reservó dinero adicional para que los maestros creen planes de lecciones integradas durante el verano en un esfuerzo por incentivar una mayor planificación.

Pero algunos maestros todavía se sienten sin apoyo y mal preparados para esta nueva política, aclaró Scialo-Lakeberg.

Otras opciones intentadas

Los opositores argumentan que el distrito debería enfocarse más en alentar a los estudiantes y brindarles las herramientas para seguir clases de honores. Hay trabajo por hacer para contrarrestar los prejuicios de los maestros y asegurarse de que los estudiantes sepan que son capaces de realizar trabajos de alto nivel, señaló Scialo-Lakeberg.

Los funcionarios del distrito sostienen que lo intentaron y no resolvió el problema de la inequidad.

Hace aproximadamente ocho años, los maestros y administradores comenzaron a trabajar para identificar a los estudiantes con alto potencial que no habían tenido las mismas oportunidades debido a sus antecedentes, porque los educadores los pasaron por alto o por otros factores, según Romine.

Parte de este trabajo involucró identificar a los estudiantes en el grado 10 y alentarlos a tomar clases del IB en el grado 11, dijo. Pero moverlos a clases IB o AP sin la preparación de honores los pone en desventaja, aclaró.

“No los estábamos preparando para el éxito”, dijo.

Alumnos de noveno grado durante su primer día de clases en la Escuela Secundaria West Salem.
Alumnos de noveno grado durante su primer día de clases en la Escuela Secundaria West Salem.

También encontraron que este método era reactivo e insostenible: dependía en gran medida de la comunicación de los adultos y se quedó en el camino durante la pandemia.

Durante este proceso, dijo Bruey-Finck, el distrito comenzó a preguntarse qué faltaba, cuestionando cómo los estudiantes ingresaron a las clases de honores y por qué necesitaban intervenir en primer lugar.

“Fue desconcertante para mí ver que, literalmente, todos están tomando las mismas clases desde el jardín de infantes hasta el octavo. Entonces, ¿por qué, en la transición entre el 8vo y el 9no grado, los pusieron en este camino?”, se preguntó Bruey Finck.

El sistema colocó las recomendaciones de los maestros en el centro para determinar qué estudiantes eran colocados en la pista de honores. El distrito teorizó que una mezcla de prejuicios implícitos y falta de comprensión de los criterios para los honores perpetró esta división. Después de eso, el distrito trató de estandarizar cuándo y a quién se recomendaba, pero eso no fue ampliamente aceptado, dijo Bruey-Finck.

Entonces surgió la pregunta: ¿Y si el trabajo fuera más profundo, pero no separado?

Algunas escuelas han adoptado otros enfoques para combinar con los honores recién integrados. Tanto North como McKay, que tienen números de inscripción en sus clases de nivel superior que reflejan la demografía de la población estudiantil, han invertido mucho en el concepto de AP e IB para todos.

McKay ofreció una clase de Geografía AP como una clase de honores de noveno grado, pero utilizaron una variedad de formas para alentar a los estudiantes a tomar y permanecer en la clase. Los administradores de McKay alientan  a los estudiantes que tienen dificultades en la clase a continuar tomando el curso mientras les permiten recibir una calificación más alta y crédito por una clase equivalente de nivel más bajo.

Cuando North se convirtió en una escuela IB y estaba eligiendo su plan de estudios, un enfoque importante del personal fue hacerlo accesible para todos, no solo para los estudiantes de "élite" en todo el distrito, expuso Simental.

Eligieron los cursos del IB que pensaron que eran beneficiosos para la mayor cantidad de estudiantes. E inscribieron a todos los juniors en una clase de inglés IB en lugar de una clase de educación general tradicional.

Pero incluso cuando McKay y North superaron sus brechas de rendimiento, otras escuelas del distrito continuaron rezagadas. Entonces, los honores integrados se convirtieron en la política del distrito.

Mirando hacia el futuro

De cara al futuro, el distrito tiene como objetivo apoyar mejor a los maestros en estas clases, incluidas las oportunidades de aprendizaje profesional a medida que navegan por estas nuevas expectativas, apuntó Bruey-Finck.

En el presupuesto propuesto para el 2022-23, la superintendente Christy Perry asigna 250 mil dólares para invertir en el plan de estudios del Programa de Años Intermedios del IB para North y South, junto con algunas de sus escuelas preparatorias. Este plan de estudios funcionaría para estandarizar lo que se enseña y preparar a los estudiantes para el éxito en las clases del IB.

Junto con esa inversión, los administradores esperan enfocarse más en fortalecer el programa el próximo año, reconociendo el desafío de comenzar el programa durante una pandemia.

“En un año perfecto, hubiéramos podido sumergirnos profundamente y crear los honores incorporados a nuestro único enfoque, pero ahora finalmente estamos entrando en una etapa de normalidad”, dijo Simental.

Bruey-Finck enfatizó que tomará varios años perfeccionar el programa. Pero al final del día, los honores incluidos llegaron para quedarse, afirmó.

"Se trata de tu mentalidad", aclaró. "¿Los honores son un símbolo de estatus o es un curso riguroso para todos?"

Eddy Binford-Ross es pasante de educación en el perioódico Statesman Journal.

Traducción Alfredo Garcí

This article originally appeared on Salem Statesman Journal: Salem-Keizer revisa cursos de honores para incluir más estudiantes de comunidades diversas