Salarios en deporte universitario impactarían esperanzas olímpicas de EEUU

ARCHIVO - Jordan Conaway (abajo), de Penn State, combate contra Eric Montoya, de Nebraska, en la Primera División de lucha de la NCAA, categoría de 133 libras, el 19 de marzo de 2016 (AP Foto/Seth Wenig, archivo)

GLENDALE, Arizona, EE.UU. (AP) — Jugarán esta semana en el Final Four en pos de un trofeo y del derecho de cortar las redes de las canastas. Y varios buscarán la medalla de oro en París.

En una de las peculiaridades cada vez más apremiantes de los principales deportes universitarios, el destino financiero de los basquetbolistas colegiales y de sus condiscípulos dedicados al fútbol americano tendrá un impacto desmedido sobre la capacidad de Estados Unidos para conformar equipos olímpicos exitosos más allá de los Juegos Olímpicos de este año en París.

Numerosos problemas consumen por ahora la atención del deporte colegial —los pagos por derechos de imagen, los salarios potenciales de los jugadores, la realineación de las conferencias junto con la expansión de los playoffs en el fútbol americano, los contratos televisivos y tal vez la ampliación de la fase decisiva de basquetbol.

Y todo ello afectará la forma en que los gimnastas, los luchadores y los deportistas en otras decenas de disciplinas olímpicas competirán en los Juegos durante los años por venir.

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“Nuestros amigos en el USOPC (Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos) están preocupados con justa razón”, dijo Scott Stricklin, quien es director atlético de Florida.

Stricklin forma también parte de un panel del USOPC que estudia la relación entre el deporte colegial y el olímpico.

A diferencia de prácticamente todos los demás países, el gobierno estadounidense no financia a sus equipos olímpicos. Durante décadas, ese sistema ha funcionado porque Estados Unidos cuenta con el sistema colegial más ampliamente desarrollado. Es ahí donde entrena buena parte de los deportistas olímpicos del país y cientos que representan a otras naciones.

Pero los equipos para los que juegan dependen de la salud general de los programas de fútbol americano y basquetbol masculino. Los ingresos de estos deportes pagan prácticamente todas las disciplinas olímpicas que se practican en los planteles del país. Con base en tendencias recientes, alrededor del 75% del equipo estadounidense que se dirige a los Juegos Olímpicos de París estará confirmado por deportistas que surgieron del sistema colegial.

Un 82% de los medallistas olímpicos estadounidenses en los Juegos de Tokio 2021 practicaron su deporte en la NCAA.

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En el nuevo panorama del deporte universitario - en el que los jugadores recibirán paga mediante acuerdos de compensación por derechos de imagen pero podrían también comenzar a compartir ingresos con las escuelas— hay una pregunta clave.

¿Habrá suficiente dinero para financiar todos esos pagos y seguir subvencionando a más de 5.900 programas de “deportes pequeños”, diseminados en 360 escuelas de la Primera División de la NCAA que constituyen la fuente de talento para los Olímpicos?

Un cálculo indica que las escuelas de la NCAA gastan más de 5.000 dólares anuales en deportes no rentables, como los olimpicos.

Ya sea que se trate de la decisión reciente en un caso que involucra a los jugadores de Dartmouth y a su deseo de sindicalizarse o de la propuesta del presidente de la NCAA Charlie Baker, de pagar 30.000 dólares anuales a los jugadores colegiales, parece inevitable que las universidades queden comprometidas a desembolsar dinero para estos deportistas en algún momento de la próxima década.

Sarah Hirshland, directora general del USOPC, dijo que si ello ocurre, algunas escuelas preferirían financiar al menos parte de la cuenta recortando programas de deportes olímpicos.

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“Es ahí donde yo me siento superincómodo y digo: 'Asegurémonos de que estamos reflexionando realmente sobre esto”, indicó Hirshland. "Proporcionar programas deportivos amplios en el campus es una parte esencial de nuestra cultura deportiva en Estados Unidos.

Podría encontrarse algo de dinero fresco a partir del aumento en los ingresos derivados de un acuerdo televisivo recientemente negociado con ESPN, por seis años y 7.800 millones de dólares, para el playoff del fútbol americano colegial.

Existe también la posibilidad de que un contrato por 8.800 millones por la fase final del torneo de basquetbol, vigente hasta 2032, pueda renegociarse si la NCAA expande el torneo de 68 equipos.

Pero incluso los líderes en las escuelas que podrían beneficiarse más de dichos ingresos incrementados descartan que éstos basten para cubrir los pagos a los jugadores de cada programa atlético.

Greg Byrne, director deportivo de Alabama, estimó que los salarios de los jugadores implicarán desembolsos de ocho dígitos.

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“Y no existen algunos de esos recursos e ingresos”, advirtió. “Por lo tanto, esto podría tener impacto en el deporte olímpico, en el número de deportes que uno puede ofrecer y en el nivel de los mismos. He oído a colegas que dicen: ‘Bueno, simplemente vamos a reducir lo que ofrecemos’”.

No es una buena idea, a juicio de John Smith, bicampeón olímpico de lucha, quien es entrenador en Oklahoma State.

Smith habló sobre la realidad que enfrenta la mayoría de los jóvenes que se involucran en el deporte sin ambiciones de enriquecerse.

“¿Qué va a hacer esto con nuestra sociedad?”, preguntó. “¿Qué va a hacerle a los deportes de la escuela secundaria, de las ligas pequeñas, de las categorías juveniles? ¿Cómo va a ser afectado todo eso? Porque va a ser afectado”.

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Los periodistas de la AP, Janie McCauley y Cliff Brunt, contribuyeron con este despacho.