Pese al COVID-19, México quiere seguir jugando baloncesto

GUADALAJARA, México — El día previo al debut en casa de Antonio Álvarez con los Astros de Jalisco, el equipo de baloncesto de su ciudad natal, el jugador esperó en una habitación de hotel bajo estrictos protocolos de aislamiento, mientras escuchaba ocasionales fuegos artificiales. Afuera, la celebración del Día de la Independencia de México se extendía entre quienes ignoraban las pautas de distanciamiento social del gobierno. Álvarez dijo que su familia estaba en casa porque decidieron que no participarían en los festejos debido al creciente brote de coronavirus.

Mientras crecía en Guadalajara, la capital del estado de Jalisco, su familia a menudo lo veía competir en la cancha. Pero ahora, aunque jugaba en la liga de baloncesto profesional más importante de México y representaba a Jalisco, la pandemia de coronavirus hizo que sus familiares no pudieran verlo en persona, sino que tuvieron que seguir el partido desde su casa al otro lado de Guadalajara.

“Es algo raro, estar muy cerca de mi casa, pero no puedo ir ahí”, dijo Álvarez, de 21 años. Y añadió: “Está mi familia cerca, pero no puede estar presente en la arena, es difícil esta situación, pero es lo mejor que podemos hacer en este momento para cuidar a la familia y al equipo”.

A inicios de septiembre, la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) inició una temporada acortada, a pesar de que el país había sido duramente afectado por la pandemia. Aunque su popularidad no se acerca a la de la principal liga de fútbol de México, los mejores jugadores de la LNBP son figuras conocidas, especialmente los que también juegan en la selección mexicana. Los juegos de la liga suelen ser eventos estridentes con estadios casi llenos.

Cuando comenzó la liga, México superó las 650.000 infecciones de coronavirus confirmadas y 70.000 muertes relacionadas con el virus, la cuarta cifra más alta de muertes a nivel mundial. Pero, incluso con esas cifras sombrías, muchos piensan que no se han contado a todos los muertos.

A pesar de estas circunstancias tan difíciles, la liga cree que coronará a un campeón esta temporada siguiendo su protocolo de salud y seguridad basado en las directrices de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), el organismo que regula las normas del deporte a nivel mundial, y la Organización Mundial de la Salud.

“En este año atípico, la LNBP ha hecho un gran esfuerzo para sacar adelante esta temporada, todo con el propósito de dar un mensaje de optimismo y esperanza a toda nuestra afición y a todo México”, dijo Alonso Izaguirre, comisionado de la LNBP que también fue un jugador profesional.

Los Astros juegan contra las Abejas de León (Jorge Corona/Astros de Jalisco via The New York Times)
Los Astros juegan contra las Abejas de León (Jorge Corona/Astros de Jalisco via The New York Times)

Izaguirre dijo que los dueños de los equipos, el personal, los jugadores y los entrenadores se pusieron a trabajar en ideas como la creación de burbujas en ciudades como Guadalajara, Chihuahua y Monterrey. Cinco de los 17 equipos de la liga decidieron no participar en la temporada 2020 —algunos equipos decidieron que sin los aficionados no era económicamente viable participar en la temporada, y otros provenientes de estados con graves brotes de coronavirus decidieron que jugar era demasiado peligroso— y la temporada normal de 36 partidos se condensó en 20 juegos. Competirán durante dos meses, en vez de los cuatro meses y medio habituales, con 12 equipos que jugarán partidos semanales consecutivos.

En vez de crear un entorno completo de burbujas con pruebas diarias, como ha hecho la NBA en Walt Disney World en Florida, los 12 equipos de la LNBP crearon miniburbujas en hoteles para los jugadores y el personal en cada una de sus ciudades. Viajan entre las ciudades en autobuses privados desinfectados y se someten a pruebas de detección del virus cada 15 días, a menos de que muestren claros síntomas durante los controles que se realizan dos veces al día.

Durante las dos primeras rondas de pruebas para comenzar la temporada, ocho jugadores de cuatro equipos diferentes dieron positivo. Siete han salido del aislamiento y están jugando, mientras que un jugador permanece en cuarentena.

“No ha sido fácil. Las circunstancias y los recursos, los presupuestos de cada uno de los equipos aquí en México son diferentes a los de otras ligas”, dijo Izaguirre. “Sabemos que tenemos recursos limitados. Pero si todos estamos unidos en una causa, con un propósito, creo que podemos avanzar en medio de esta pandemia. De esta manera, estamos tratando de complementar la falta de recursos con conciencia”.

Gran parte de esa conciencia depende de las estrictas restricciones de los movimientos de los jugadores y entrenadores.

Karim Rodríguez, un jugador mexicano-estadounidense de San Diego que juega en la LNBP, pasa la mayoría de las tardes en FaceTime con su esposa y sus dos hijos pequeños en California, juega PlayStation o ve las eliminatorias de la NBA. No hay mucho más que hacer.

“A veces queremos jugar Hold ’Em o dominó o algo, pero no podemos”, dijo Rodríguez, un veterano de ocho años en la LNBP. “No se supone que estemos en grupos de más de dos o tres a la vez para que nadie se contagie”.

El equipo solo sale del piso designado de su hotel para los juegos, las prácticas dos veces al día y para comer en un único restaurante en cuarentena. A diferencia de la burbuja de la NBA, las familias nunca entrarán, no hay eventos sociales por las noches y los jugadores ni siquiera pueden salir a dar un paseo.

Rodríguez consideró la posibilidad de dejar la temporada, en parte por miedo a contraer el coronavirus, pero más porque su familia tendría que enfrentarse al continuo aislamiento y los riesgos de contagio sin él. Tampoco estaba contento con otra imposición de la temporada: todos, desde el comisionado hasta los jugadores y el personal, tenían que aceptar un recorte salarial.

“No voy a jugar un porcentaje menos duro que la temporada anterior, entonces, ¿por qué mi salario tiene que ser menor?”, dijo Rodríguez. “Pero hablé con algunos amigos de la liga y sus equipos también lo estaban haciendo”.

Añadió que también llegó a entender la decisión porque los partidos no iban a tener ni aficionados ni mercancía en venta ni puestos de comida.

Su compañero de equipo Héctor Hernández estuvo de acuerdo.

“Estamos agradecidos de tener trabajo cuando hay mucha gente en México que no lo tiene”, dijo Hernández, un jugador de la selección nacional que está jugando su temporada número 13 en la LNBP. “Nosotros como jugadores tenemos que sacrificarnos. Todos en la liga tenemos que sacrificarnos para que esta temporada suceda”.

Los Astros se enfrentaron a las Abejas de León el 17 de septiembre, el día después del Día de la Independencia, y ganaron 99-93 en una arena casi vacía, con un puñado de medios de comunicación, personal del equipo y algunos patrocinadores. La pelota resonaba con cada rebote y cada grito resonaba en toda la arena.

Aunque ningún fanático tuvo su rostro expuesto durante el juego, como los fanáticos virtuales de la NBA, pudieron verlo gratis en Facebook y llenar cuestionarios en línea sobre los jugadores y el partido para mantenerlos involucrados.

Incluso si la LNBP quisiera cambiar de opinión sobre tener aficionados, no sería posible para todos sus equipos. México tiene un sistema de reapertura de semáforo, donde cada estado recibe una designación de rojo, naranja, amarillo y verde, que representa el nivel de restricciones relacionadas con el coronavirus. Jalisco permanece en naranja, mientras que ocho estados han pasado al amarillo, lo que permitiría que los eventos se abrieran con una capacidad limitada. A medida que se acercan al verde, los funcionarios de salud pública están preocupados.

Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México, calificó de “horrible” la respuesta del gobierno a la pandemia y dijo que creía que la combinación de fiestas importantes como el Día de la Independencia y el Día de los Muertos, la apertura de eventos en ciertos estados y el comienzo de la temporada de gripe eran “una receta para el desastre”.

Dos estados con equipos en la LNBP están en amarillo, pero Ximénez-Fyvie proyectó que pronto otras entidades podían llegar a ese nivel, y potencialmente entrar en verde, porque el gobierno federal continúa restándole importancia a la pandemia. Señaló específicamente la cantidad desconocida de casos reales debido a la falta de pruebas en la comunidad y de rastreo de contactos.

Pero Izaguirre sigue teniendo la esperanza de que los aficionados puedan asistir a los partidos en algún momento “de acuerdo con lo que sea mejor para los equipos y para la liga en ese momento”.

Hasta entonces, la familia de Álvarez tendrá que seguir aplaudiendo desde casa. Sin embargo, dijo que estaba “orgulloso” de jugar en el lugar donde comenzó su carrera en el baloncesto.

“Hay una emoción extra por regresar a casa y representar a mi estado”, dijo.

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This article originally appeared in The New York Times.

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