Rosario, feudo narco. Cumbre en un country de lujo

Barrio Aguadas, Funes, Rosario
Barrio Aguadas, Funes, Rosario

ROSARIO.-Más de 300 kilómetros al noroeste de Puerto Madero, en Funes, una localidad vecina a esta ciudad, los vecinos del country Aguadas se quedaron perplejos cuando supieron que allí, en su barrio exclusivo, se celebró una reunión cumbre de un cartel narco internacional.

La reunión ocurrió el 22 de junio de este año con un objetivo claro: coordinar cómo “exportarían” 1658 kilos de cocaína desde el puerto de Rosario, aupados al limbo donde se confunden el narco y el sector agroexportador, según surge de la investigación que instruye el juez federal de Zárate - Campana, Adrián González Charvay.

Al encuentro no concurrieron, sin embargo, quienes suelen dominar las crónicas policiales rosarinas. No. Se trató de un cónclave matinal que reunió a los “gerentes” foráneos de un cartel que movía más de US$ 100 millones y a sus delegados en la provincia de Buenos Aires.

Uno de esos delegados bonaerenses fue Marco Páez, que alquiló el lote 183 de Aguadas de forma temporaria. Lo había convocado un narco del Conurbano, Gabriel Nicolau, quien junto a otro veterano de esas lides, José “el Tano” Sofía, se encargaba de gestionar el cargamento en Rosario. Seguían las órdenes de dos colombianos, Newson Cheung Sabogal y Gabriel Londoño Rojas, responsables a su vez de otros 1492 kilos de cocaína que se secuestraron en los puertos de Santos y Rotterdam.

El conclave en Aguadas no se agotó allí. Incluyó también al colombiano Antonio Ramírez Duque, el representante del cartel internacional que seguía de cerca la operación y controlaba a los argentinos. Duque había llegado a Buenos Aires dos días antes y Nicolau lo llevó hasta Rosario en su camioneta VW Amarok. La reunión duró apenas una hora, según las tareas de inteligencia que constan en la causa. Porque lo esencial se definió rápido.

Vuelo a España

Duque regresó a Buenos Aires y voló a España. Pero retornó al mes para otra reunión en Funes, aunque esa vez optaron por encontrarse en una casaquinta con pileta en la calle Tandil al 2400, que también alquilaron de forma temporaria. Y se esforzaron por mantener el más bajo perfil posible, una característica del cartel. Evitaron alojarse en hoteles y optaron reunirse en inmuebles en las afueras de Rosario, donde los registros son menos rigurosos. Nicolau se alojó en un complejo de cabañas en Victoria, Entre Ríos.

Al día siguiente, 25 de julio, Duque y Nicolau fueron en la Amarok hasta un galpón en Juan B. Justo 2885, una zona modesta de barrio Empalme Graneros. Allí vive el herrero Ramón V., quien habría preparado los dos lugares donde se acopió la cocaína, uno muy cerca de allí, en Génova al 2400 y otro en la zona sur, a pocas cuadras del puerto, en Cerrito 17.

Los allanamientos rindieron frutos. En la calle Génova encontraron 1515 kilos de cocaína y en Cerrito, a 400 metros de Terminal Puerto Rosario, que presidió Shanahan hasta vender sus acciones al grupo Vicentin, otros 143 kilos. Allí se preparaban big bags de expellets de maíz y también se secuestró una camioneta Lifan con un doble fondo, con 50 kilos de cocaína.

Ambos cónclaves en Funes respondieron a una medida del gobierno nacional que trastocó los planes criminales: el cierre temporario de las exportaciones de aceite y harina de soja, según de las escuchas telefónicas obrantes en el expediente a las que accedió Aire de Santa Fe. Eso obligó a los narcos a cambiar el producto que les servía de pantalla y a demorar el envío de la cocaína, valuada en US$ 60 millones, a Europa y Dubai. Debieron gestionar un nuevo despacho legal vía la Aduana Argentina y España, y trocar la harina de soja por expellets de maíz.