Roberto Bosch: “Un vínculo personal de WhatsApp entre los presidentes no te garantiza una buena relación bilateral”

Alberto Fernández y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa, en 2022
Alberto Fernández y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa, en 2022

MADRID.- Roberto Bosch todavía no trasladó sus pertenencias desde su despacho como encargado de negocios en la embajada de la Argentina en España a la oficina principal de la sede ubicada en el primer piso de un edificio del barrio madrileño de Chamberí. Es que desde que su designación como máximo representante diplomático fue aceptada por el gobierno de Pedro Sánchez y luego oficializada en el Boletín Oficial a fines de febrero, Bosch tiene una agenda cargada: reuniones con otros embajadores, entrevistas con posibles inversores e incluso un viaje a la Argentina, de donde acaba de regresar.

Bosch fue el número dos de la sede diplomática en los dos últimos años de la gestión del radical K Ricardo Alfonsín y ahora se convirtió en el primer embajador de carrera en dos décadas en esta ciudad, una representación clave por los fuertes lazos sociales, comerciales y migratorios. Alrededor de 500.000 argentinos viven en el país, aunque es difícil tener un número definitivo por la gran cantidad de personas que llegan con ciudadanía europea, mientras que, según datos oficiales, España es el segundo socio comercial europeo de la Argentina y el segundo inversor externo en el país.

Roberto Bosch, flamante embajador argentino en Madrid
Roberto Bosch, flamante embajador argentino en Madrid - Créditos: @Julieta Nassau enviada especial

En una entrevista con LA NACION en aquel despacho de embajador en el que todavía no llegó a instalarse, Bosch marca el quiebre de las expectativas de inversión desde España a la Argentina a partir de la llegada al poder de Javier Milei (“de nada a algo”, dice) y traza un cambio en el perfil de los migrantes argentinos en España que le “preocupa”.

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Más allá del interés comercial, Bosch -exembajador en Filipinas y exdiplomático en Brasilia y Ginebra- se enfrenta a un desafío en lo político. Milei se prepara para realizar el mes próximo su primer viaje a España como presidente, pero no será -en principio- para reunirse con su par, el presidente socialista Pedro Sánchez. Aunque todavía no se avanzó en el cronograma de la gira, el propio líder libertario confirmó que asistirá a la convención Europa Viva organizada del partido de ultraderecha Vox, dirigido por Santiago Abascal, con quien el mandatario argentino ha cultivado un vínculo estrecho y un firme opositor del gobierno de Sánchez. Sin embargo, Bosch minimiza las tensiones con Sánchez, cercano a Alberto Fernández y quien apoyó a Sergio Massa durante la campaña electoral argentina. “Un vínculo personal por WhatsApp [entre los presidentes] no te garantiza una buena relación”, dice el embajador, quien afirma que en la gestión anterior “hubo muy pocos negocios y hubo reclamos por nuestra política comercial”.

-Milei viajará el mes que viene a España para participar de la convención de Vox. ¿Cómo vienen los preparativos para la visita?

-Todavía no hay nada previsto. Lo único que tenemos es el anuncio del presidente. Sé que se está trabajando, hoy había una reunión en el Gobierno para trabajar la agenda internacional, así que estamos a la espera de los detalles para que se arme la agenda.

-¿Está la intención de concretar también una reunión con el gobierno de Pedro Sánchez?

-La verdad que no lo sé. No creo que esta sea la ocasión para una reunión con el gobierno a nivel del presidente. Se está decidiendo cómo va a ser el viaje y hay que evaluarlo también de acuerdo al tiempo. El evento de Vox es el 18 y 19 de mayo, que es sábado y domingo, con lo cual no va a dar para hacer ninguna otra actividad seguramente.

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-Hay otra figura aquí con la que Milei también ha mostrado afinidad, que es Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, del Partido Popular. ¿Hay alguna reunión en agenda?

-No sé nada de eso.

-Luego Milei volvería en junio, para recibir una distinción de un think tank liberal…

-Sí, entiendo que también en un viaje muy corto. Mi intención sería siempre, y así la he transmitido, que aproveche el viaje sobre todo para juntarse con empresarios. Creo que lo que va a ser la realidad de la relación España-Argentina es ese volumen de inversiones que ya existen y ese interés sobre lo que está pasando en Argentina.

Javie Milei junto a Santiago Abascal
Javie Milei junto a Santiago Abascal - Créditos: @TWITTER @VOX_ES

-En ese sentido, ¿qué expectativa hay entre los empresarios? Ahora que la nueva ley Bases que se debatirá incluye la lista de una serie de empresas públicas que serían privatizadas, ¿hay interés también en ese sentido?

-Yo no vi interés específico en tal o cual empresa. Sí hay empresas que se acercan de varios sectores. No sé si están pensando en un negocio específico, eso todavía creo que es un poco prematuro.

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-¿Cree que el antecedente Repsol [por la expropiación de YPF] hace que las empresas sean más cautas frente a este proceso de privatizaciones?

-Eso habría que preguntárselo a ellos. Normalmente depende mucho de quién sea, de qué oportunidad de negocio ven, y de cómo plantear la negociación. Quizás algunos recuerdan la experiencia de Repsol, pero bueno, también recuerdan que eso se arregló de determinada manera, así que seguramente el empresario sabrá evaluar sus riesgos y sus ganancias en cada una de las operaciones.

-En sus reuniones con potenciales inversores, ¿dónde ve que radica esa expectativa que menciona del empresariado español en relación a la Argentina?

-Los empresarios españoles conocen muchísimo la Argentina. Con lo cual ven las oportunidades que existen asociadas con los sectores de minería, petróleo y gas, alimentos, tecnología, apoyados en el talento argentino. Yo veo que en general la expectativa con Milei es la expectativa por alguien que viene a reconocer después de mucho tiempo una serie de circunstancias de la economía argentina que impidieron durante muchos años el crecimiento. Es la expectativa de una normalización de la economía, de una baja de la inflación, de una normalización del mercado cambiario, de una normalización del comercio exterior. Todo eso de llevar a la Argentina a hacer una economía normal es lo que la gente ve como positivo teniendo en cuenta los recursos naturales y humanos que tiene Argentina, que están un poco personificados en la figura de Milei, porque al final él es el líder que está llevando a cabo este intento de normalización. Por otra parte, hay algo casi irracional, que es el seguir a un líder, el sentirse atraído por un carisma, que es algo difícil de explicar. Creo que no cabe duda sobre la atracción que despierta Milei. Creo que en la Argentina no se veía desde Menem una figura presidencial que atrajera tanto el interés internacional.

Roberto Bosch, durante la presentación de un informe de IE University sobre las perspectivas de inversión española en Iberoamérica, en la Casa de América de Madrid
Roberto Bosch, durante la presentación de un informe de IE University sobre las perspectivas de inversión española en Iberoamérica, en la Casa de América de Madrid - Créditos: @Prensa

-Usted estuvo dos años como encargado de negocios antes de ser designado embajador por Milei. ¿Cómo fue el cambio de clima entre los empresarios entre la anterior gestión y la actual?

-De nada a algo. Durante los dos años que estuve [durante el gobierno de Alberto Fernández], cualquier iniciativa empresarial buscaba ser impulsada desde el gobierno argentino, que buscaba algunas tecnologías, oportunidades en empresas privadas españolas. Pero bueno, había mucho recelo en aproximarse por la situación de la economía argentina y la percepción de que no había una voluntad o una habilidad para cambiar en esa situación. Desde el momento en que no se pueden repatriar dividendos o que cualquier inversión que llegaba a la Argentina al llegar valía la mitad de lo que valía al salir, era muy difícil pensar en una inversión española, o de cualquier otro lado, salvo que fuera para extraer un recurso. Pero en esas circunstancias, creo que no miento si digo que fueron contadas con los dedos de una mano o menos el interés de empresas españolas en Argentina. Eso no quiere decir que ahora hayan llovido intenciones concretas de inversión, pero sí mucha gente que pregunta qué está pasando en Argentina, cuándo vamos a poder saber si esto funciona. Que piden que vengan funcionarios de alto nivel a contar lo que está pasando, tanto por parte de empresas que ya tienen inversiones en Argentina como de empresas que están explorando nuevos mercados.

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-A esto se suman las negociaciones del acuerdo Mercosur-UE, que tanto España como la Argentina impulsan, pero que está trabado. ¿Cómo ve las perspectivas de que se concrete?

-Es difícil de prever porque siempre al final hay problemas internos en un bloque o en el otro y no llegamos a encontrar la oportunidad, o esas oportunidades a veces son muy breves y por distintas razones no se han podido cerrar. Ahora vemos, por una parte, la férrea oposición de Francia manifestada abiertamente hasta por [el presidente] Emmanuel Macron, y, por otra parte, una gran manifestación de agricultores en toda Europa, más motivada por una acumulación de distorsiones en la agricultura europea a través de la Política Agrícola Común (PAC), una cierta contradicción que existe entre la voluntad de ser autosuficiente en alimentos y la voluntad de cumplir con el requerimiento ambiental de las principales ciudades europeas.

-Volviendo a los vínculos políticos, Alberto Fernández y Pedro Sánchez tenían una relación cercana, muy distinta a la que tiene Milei y Sánchez. A su vez, hubo episodios recientes de declaraciones de Milei en contra de otros presidentes, como de Colombia y México, y, sin embargo, las relaciones diplomáticas se mantienen a pesar de las amenazas. ¿Cómo es el desafío para un diplomático de mantener esas relaciones bilaterales más allá de esas tensiones?

-Se relaciona un poco con la pregunta sobre las posibilidades de inversiones que ocurrieron antes y el interés que vemos ahora. A pesar de esa estrecha relación personal que existió antes entre los presidentes [Fernández y Sánchez], la realidad es que, en aspectos concretos de la relación entre la Argentina y España, no cambió nada en esos años, o sea, hubo muy pocos negocios y hubo reclamos por nuestra política comercial. Quizás la forma en que más se manifestó la relación fue en la llegada de una nueva inmigración argentina a España, con lo cual está claro que ese vínculo personal entre los líderes no te garantiza una mejor relación. ¿Por qué? Porque la relación la hacen las sociedades, no la hacen los líderes. Los líderes, un poco contrariamente a lo que dice la palabra, tienen que seguir lo que quieren sus sociedades muchas veces y desde ese punto de vista a mí me parece que la relación entre España y la Argentina va a seguir siendo buena porque es el vínculo social es muy fuerte. En parte por esas migraciones, por las inversiones españolas -existe un volumen de comercio muy alto-, también por las relaciones culturales. Con lo cual los líderes van a sentarse y van a decir “los argentinos quieren una buena relación con España” y en España dirán “los españoles quieren una buena relación en Argentina” porque le conviene a la gente, les conviene a los inversores, a las empresas. Un vínculo personal por WhatsApp [entre los presidentes] no te garantiza una buena relación y al final lo que te garantiza una buena relación es una situación ordenada a nivel social, para que después los líderes la sigan.

-Como menciona, hubo una nueva oleada de migración hacia España. ¿Hay un perfil particular del argentino que decidió venir a España en estos últimos años?

-Me parece que vienen argentinos de todo tipo, pero lo que sí me sorprende es un tipo en particular de argentino que es al que le va bien. Normalmente las crisis argentinas han expulsado gente a la que le va mal o que su negocio fracasó, como a fines de los 80 y principios de los 90 por la hiperinflación, y en 2001-2002 con la gran crisis. Lo que vi en estos últimos dos años, y es un poco preocupante, es que viene gente que le va muy bien en la Argentina, que tiene un proyecto económico bueno, pero que no ve que sea bueno para su proyecto personal, familiar. Dice “no están dadas las condiciones acá para que mis hijos vivan por la situación de seguridad, porque en esta situación económica no veo futuro, entonces prefiero ir con mi familia en España. Aun cuando mantenga mi negocio en Argentina, en Estados Unidos o donde sea, quiero que mi vida sea en España porque veo un proyecto de vida que no logro hacer en la Argentina”. Eso es algo que veo, no te digo que sea el único este tipo de inmigración que hay, pero sí es a mí el que más me sorprende y me preocupa.