Los rituales de la Semana Santa explicados | Opinión

La Semana Santa, que concluye hoy, comenzó el domingo pasado, con la Solemnidad del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

Además de la procesión y distribución de ramos benditos, se leyó una de las cuatro versiones de la Pasión de Jesucristo; este año tocó la Pasión según San Mateo.

Pero la Semana Santa entro en su momento cimero el Jueves Santo. En horas de la tarde comienzo el Triduo Pascual (los tres días principales del año litúrgico) con la Misa Vespertina de la Cena del Señor.

La Liturgia actualiza el acontecimiento de la Última Cena, suceso inmortalizado por grandes pintores, destacándose Leonardo Da Vinci. Se celebra la institución de la Eucaristía, y por ende la institución del sacerdocio ministerial. Algo original de esta Misa es el Lavatorio de los Pies, por secundar el humilde gesto de Jesucristo que lavó los pies de sus apóstoles (Cfr. Juan 13, 4-11).

Al final de la Misa se hace el traslado solemne del Santísimo Sacramento con ciriales e incienso a un lugar dentro de la misma iglesia conocido como Monumento; allí se deposita el Copón en medio de un entorno muy decorado con flores blancas.

El Viernes Santo se memoraliza con la Pasión y Muerte de Jesucristo. La celebración litúrgica tiene lugar alrededor de las 3 p.m. porque Jesús murió a la “hora nona” (Cfr. Mateo 27,46), que ahora se conoce como esa hora de la tarde.

Se comienza con una liturgia de la Palabra. Siempre se lee la Pasión según San Juan, precedida por dos lecturas bíblicas que eliminan el sentido teológico de la muerte de Jesús; esta primera parte concluye con unas preces de amplio respiro; se llama Oración Universal, porque incluye peticiones por toda categoría de personas.

Luego viene la Adoración de la Cruz. El celebrante trae de la sacristía una cruz cubierta por un velo morado; la descubre en tres momentos diciendo: “Miren el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo”; a lo que el pueblo responde con la aclamación,

“¡Venid a adorarlo!” Una vez llegada al altar, la cruz se presenta a la feligresía. Se acercan en fila, hacen genuflexión frente a la cruz, y la besan. Durante este paso se cantan himnos alusivos a los sufrimientos de Jesús.

Finalmente, se distribuye la Sagrada Comunión con las hostias consagradas el día anterior.

La Liturgia termina con una oración de bendición. En cuanto salen los fieles, los sacristanes retiran el mantel del altar y depositan sobre él la venerada cruz.

La historia de Jesús no termina en el monte Calvario; tres días después de su muerte y sepultura vendría lo mejor, su vida gloriosa.

La Vigilia Pascual el sábado por la noche es el punto culminante dentro del cimero Triduo Pascual, es precisamente. Esta Vigilia comienza a oscuras fuera del templo, donde se bendice el fuego y se enciende el cirio pascual, que luego se conservará durante todo el año junto a la pila bautismal.

Un ministro lleva el cirio en procesión hasta el altar haciendo tres pausas para proclamar, “¡Luz de Cristo!”, a lo que los congregados

responderán “¡Demos gracias a Dios! Colocado el cirio en un gran candelabro, se canta el Pregón Pascual, también conocido por su primera palabra en Latín, el Exultet, texto de gran valor poético y doctrinal.

Luego vienen las lecturas bíblicas, hasta siete del Antiguo Testamento, que van desgranando las grandes etapas de la Historia de la Salvación, y dos del Nuevo Testamento.

Dentro de esta gran liturgia pascual se administra el bautismo, y también la confirmación, a los catecúmenos que se han preparado durante toda la Cuaresma para recibir esos sacramentos de iniciación cristiana.

Los ya bautizados, mayoría de los presentes, renovarán sus promesas bautismales.

La Eucaristía prosigue del modo habitual, y termina con la despedida: “La Misa ha terminado, aleluya, aleluya”.

A lo que se responde, “Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya”

ebarriossj@gmail.com

Eduardo Barrios
Eduardo Barrios