Ricardo Martinelli atrapado en embajada nicaraguense en medio de impasse diplomático
En un dramático giro de los acontecimientos, el expresidente panameño Ricardo Martinelli se encuentra atrapado en un serio impasse diplomático luego que el salvoconducto que le habría permitido salir hacia Nicaragua caducara el jueves a la medianoche, dejándolo atrapado en un limbo legal y político.
A pesar de recibir toda la documentación necesaria de Panamá, el régimen de Daniel Ortega nunca respondió a la solicitud de salvoconducto para Martinelli, cerrando así la puerta a su solicitud de asilo, al menos por ahora.
Martinelli, quien fuera una figura dominante en la política panameña, permanece atrapado en la embajada de Nicaragua en Panamá. Su destino está enredado en una maraña de política internacional y estancamientos diplomáticos, mientras espera si se le concederá el salvoconducto o si deberá afrontar consecuencias legales en su país.
El ex presidente, quien gobernó Panamá entre 2009 y 2014, había visto frustradas sus ambiciones de regresar a la política en 2023 al ser declarado culpable de lavado de dinero, siendo sentenciado a más de 10 años de prisión y recibir una multa de $19 millones.
Inicialmente favorito para las elecciones de 2024, se vio obligado a dimitir, lo que allanó el camino para que su aliado José Raúl Mulino ocupara su lugar en la boleta electoral, una decisión que finalmente le aseguró la presidencia a su cercano colaborador.
Además de la condena por lavado de dinero, la reputación de Martinelli también se ha visto manchada por acusaciones de haber aceptado $28 millones en sobornos por parte del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que también ha involucrado a sus hijos.
Esta no es la primera vez que los intentos de Martinelli de salir de Panamá se ven frustrados; anteriormente, Nicaragua canceló sus planes de viaje por temores relacionados con la emisión de una alerta roja de Interpol, que solicita a las agencias policiales de todo el mundo que arresten a cualquier persona en el acto. Sin embargo, las autoridades panameñas posteriormente desactivaron esa preocupación, lo que condujo a una extensión temporal de su salvoconducto, que expiró ayer.
Algunos analistas sospechan que el silencio de Nicaragua forma parte de una estrategia geopolítica más amplia. El país vecino ha acusado a Panamá de un “comportamiento contradictorio” y de “difamación” en el manejo del caso de Martinelli, a la vez que ha expresado su frustración por la resistencia de Panamá a apoyar a su candidato a la presidencia del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), organización que promueve la coordinación de políticas en la región.
El lunes, Managua acusó a Panamá y a otros países miembros de bloquear la elección del excanciller de Nicaragua, Denis Moncada, como nuevo secretario general del sistema, y analistas panameños afirman que el resentimiento de Ortega por este asunto podría estar influyendo la postura del país vecino en torno a Martinelli.
El expresidente panameño ha permanecido refugiado en la embajada de Nicaragua desde febrero de 2024, después de que Panamá procediera a arrestarlo tras la confirmación de su condena.
Aunque Panamá inicialmente se resistió a permitirle salir, le otorgó un salvoconducto el 27 de marzo de 2025, alegando “razones humanitarias”. La aprobación se extendió tres días el 31 de marzo, lo que le ofreció a Martinelli un estrecho margen de tiempo para salir que, por ahora, parece haberse agotado.
Si Martinelli logra llegar a Nicaragua, eso consolidaría aún más la reputación de Managua como santuario para políticos caídos en desgracia, habiendo albergado ya a varios ex líderes de la región que enfrentan problemas legales.