Revival mundialista: máscaras de Messi, llaveros de la Copa y camisetas de tres estrellas, el furor por la vuelta de la Scaloneta

El cotillón que predominó en la espera de los hinchas para ingresar en el estadio de River
El cotillón que predominó en la espera de los hinchas para ingresar en el estadio de River - Créditos: @Hernán Zenteno

Pocas cuadras después de cruzar la Avenida General Paz desde Vicente López, la marea albiceleste comienza a aparecer. Grupos de hinchas se mezclan entre la gente y esperan para ingresar al Estadio Monumental, mientras toman una bebida fría, en la puerta de algún kiosco o supermercado chino.

El clima templado y la nubosidad perfecta después de una larga ola de calor son el escenario ideal para que grupos de padres, hijos y amigos peregrinen para ver a la selección argentina que jugará contra la de Panamá.

Con un fuerte revival del 18 de diciembre, el ánimo mundialista se siente a cada paso: vendedores ambulantes de banderas argentinas, de camisetas del equipo que dirige Lionel Scaloni y de pilusos albicelestes. El agua y los sándwiches callejeros son los productos estrella de una jornada que durará hasta bien entrada la noche.

Miles de hinchas esperaron para entrar al estadio
Miles de hinchas esperaron para entrar al estadio - Créditos: @Soledad Aznarez

“Llegamos hace cinco horas y estamos dando vueltas. Vinimos en colectivo. Tuvimos 17 horas de viaje y fue una fiesta desde que salimos de Río Negro”, indica César, de 31 años, junto a su amigo Damián, de la misma edad. Si bien señalan a LA NACIÓN que no tienen entradas, se mostraron confiados en que conseguirán el pase de ingreso. “Ya estamos adentro”, vaticinan

Martina, de 16 años, se encuentra junto a su padre Pablo, de 50, y su hermana Sofía, de 13, esperando para entrar al estadio. Sobre Udaondo, en la intersección con Del Libertador, conversan con LA NACIÓN. “Estoy muy emocionada por ver a la selección argentina. Es la primera vez que vengo a una cancha. Mi jugador preferido es Messi”, detalla la adolescente.

“Tenemos entradas en San Martín Alta. Vamos a ver el partido con binoculares”, precisa con humor su padre. Y agrega: “Solo por ellas hago esto”.

La zona cerca del estadio
La zona cerca del estadio - Créditos: @Soledad Aznarez

Vendedores, hinchas y batucadas

En la intersección de Udaondo y Tte. General Pablo Riccheri, un vallado se interpone entre la multitud ansiosa y el estadio. Allí, el aglutinamiento se profundiza.

Daniela, vendedora de llaveros de la Copa del Mundo, grita los precios y promociones. “Los hice yo con una impresora 3D. Ya sabía que esta era una oportunidad y hace ocho meses que los preparo. Llevo vendiendo bien”, precisa la emprendedora.

“Vinimos para ver si podíamos ver a la selección en la combi que los trae, pero al final pasaron por otro lado”, comenta Ayelén, de 17 años, que se encuentra charlando junto a su amigo Claudio, de 18. “Esto es lo más cerca que vamos a estar de ver a Messi”, señalan los adolescentes, que no sacaron entradas para ver a “La Scaloneta”.

Para las 15.45, el vallado se abre y comienza a ingresar el público. Los bombos y trompetas ya entonan la clásica batucada que se escucha en todas las canchas del país. De a ratos, un estirado “muchaaachos” da origen a la canción que acompañó a los jugadores a lo largo de todo el Mundial de Qatar 2022. Los hinchas, en familias o con amigos, están de fiesta y celebran volver a ver en la cancha al equipo de Lionel Messi.

Las camisetas con las tres estrellas son las protagonistas de la tarde. Como la que usa Jorge, de 54, que confiesa, mientras espera a sus hijos de 23 y 16 años: “Es una alegría muy grande poder usarla. La compré apenas ganamos el Mundial″.

“Messi sos mi ídolo, te amo. Pehuajó”. El texto se lee en un cartel que sostiene Álvaro, de cinco años, que espera junto a sus padres para entrar a la cancha. También es fanático de Emiliano ”Dibu” Martínez. “De titular”, responde el pequeño hincha al ser consultado por este medio por su posición en el campo de juego. Sus padres, encantados, ríen ante el giro de su contestación.

Reem, una adolescente de 20 años y su hermano Abdul, de 19, son dos hermanos que llegaron de Arabia Saudita y que se destacan por su vestimenta: el primero lleva puesta una túnica con los colores de la selección y, por encima, una capa negra y dorada, idéntica a la que usó Messi cuando levantó la copa. Abdul, una camiseta de la selección y un turbante albiceleste.

“No tenemos entradas, pero vinimos a ver si podemos conseguir acá. Hasta ahora no pudimos encontrar”, señala Abdul a LA NACIÓN, que precisa que practican la religión musulmana y que si bien ellos nacieron en Arabia Saudita, sus padres son sirios. Llegaron a la Argentina junto a su familia hace un año para estudiar en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Reem eligió medicina y su hermano, odontología.

“Para no perder el aliento, chicle y caramelo”, vocifera un vendedor ambulante en las inmediaciones del vallado. Otra chica ofrece pintar con los colores de la bandera argentina los rostros de las personas. Hay quienes comercian pochoclos y garrapiñada, y lo anuncian con una campana de bronce. Las opciones comerciales son infinitas y hay para todos los públicos. Para los adultos, las bebidas alcohólicas, y para los chicos, desde máscaras de Messi hasta globos, pasando por stickers e imanes de la selección.

Una batucada enfervorizada está apostada para las 17.30 sobre la Avenida del Libertador, entre Roosevelt y Ugarte. Con bengalas, banderas y espuma, los hinchas no dejan de cantar ni saltar. Los silbatazos marcan el ritmo de la música y encienden las gargantas de los transeúntes, enloquecidos con “La Scaloneta”.

A pesar de que el atardecer inicia su lenta llegada, los músicos populares continúan con su gesta en apoyo a la selección argentina de fútbol. Las conservadoras con bebidas circulan entre los hinchas, acalorados por los saltos y la arenga que no cesa desde hace varias horas.