Revertir el retroceso, el desafío para la nueva presidenta de México


Este 2 de junio se celebraron elecciones en México, las cuales se consideraron históricas por el número de cargos que formaron parte de la contienda. En estas votaciones se disputaron a nivel federal la presidencia de la república, 128 cargos a senadores y 500 para diputados. En tanto, hubo elecciones locales en las 32 entidades federativas, en las que se eligieron diputados locales, presidencias municipales, sindicaturas, regidurías e incluso gubernaturas.

Sin embargo, hoy la atención de la ciudadanía debe de centrarse en los grandes temas que apremia atender más allá de colores partidistas; no debe haber razones para seguir postergando acciones efectivas que lleven al avance del país para recuperar la senda democrática que en tanto riesgo ha estado particularmente en la última administración.

El 1 de octubre se dará el relevo presidencial de acuerdo con la reforma político-electoral de 2014, en la que se estableció que a partir de este año (2024) la transición de la banda presidencial se adelanta al mes de octubre y no en diciembre, como ya era tradición.

LOS TEMAS URGENTES DEL PAÍS

Una agenda que urge trabajar es el retroceso que México ha tenido respecto al índice mundial sobre democracia. La transición democrática del año 2000, que despertó grandes expectativas y permitió a los mexicanos la alternancia desde la presidencia y otros cargos de elección popular, así como la creación y consolidación de instituciones ciudadanas y órganos autónomos, entró en crisis en los últimos seis años tal y como se muestra en el más reciente reporte de Economist Intelligence Unit (EIU), en el que México se ubica como un país con un régimen híbrido en el que se combinan formas autoritarias con algunos elementos democráticos.

En esta clasificación, Noruega encabeza la lista como el país más democrático, en tanto que México se ubica en el lugar 90 de un total de 167. Si comparamos esta misma clasificación con la de años anteriores la posición de México ha caído, lo que significa que se ha vuelto menos democrático respecto a los parámetros de referencia que incluyen 60 variables agrupadas en cinco rubros: procesos electorales y pluralismo, función gubernamental, participación política, cultura política y libertades civiles.

América Latina, además de África y Oriente Medio, son las áreas geográficas donde mayormente se observa el declive democrático. El caso de México es particularmente preocupante, ya que desde 2019 muestra una caída en su calificación considerando los 60 indicadores de las cinco categorías ya referidas, lo que denota su poca salud democrática.

LA PRESIDENTA DE MÉXICO DEBE RESTITUIR LA DEMOCRACIA

Democracias plenas, democracias deficientes, regímenes híbridos y regímenes autoritarios son las categorías que este reporte enlista. México es ahora un régimen híbrido con rasgos autoritarios que la próxima presidenta deberá revertir restituyendo el absoluto respeto al estado de derecho y a la división de poderes. Además, deberá garantizar la existencia y respeto a los órganos autónomos y a todas las instituciones. La ley debe ser la ley y nadie puede estar por encima de ella.

Otro de los temas apremiantes para la próxima presidenta es atender las causas estructurales de la pobreza en México y no solo buscar paliativos como han sido los programas asistencialistas.

La pobreza requiere ser atendida de manera integral toda vez que los datos oficiales publicados por el Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social, Coneval, reporta que, si bien desde 2018 ha habido una ligera reducción en el porcentaje de población en situación de pobreza multidimensional, el porcentaje de población que vive en situación de pobreza extrema ha aumentado y se ha acercado casi a 8 por ciento de la población mexicana.

Este reporte también refiere que en el país se exhibe un alarmante aumento en el porcentaje y número de personas que presentan carencia por acceso a los servicios de salud, lo cual pasó de 16.2 por ciento a poco más de 40 por ciento en los años de la llamada 4T, sumando a más de 50 millones de personas que no tienen acceso a los servicios de salud básicos.

URGE ACABAR CON LA VIOLENCIA

Al lado de la crisis democrática y la pobreza que golpean a México no podemos dejar de mencionar la violencia que azota al país y que se ha visto agravada por la debilidad del Estado frente a los cárteles del narcotráfico y otras bandas delincuenciales. Diversos estudios dan prueba fehaciente de que la política de “abrazos, no balazos” ha hecho que el país forme parte de los Estados más violentos del planeta. Baste recordar que, en 2023, México fue el país más violento en toda Latinoamérica y ocupó la poca honrosa posición de ser el sexto país más violento en el mundo.

El nivel de violencia en México es comparable con Estados como Somalia, Nigeria, Ucrania y el territorio de la Franja de Garza, países que están sumergidos en guerra civil, algunos por más de diez años y otros en guerra internacional.

Los temas no resueltos y el agravamiento de otros que deja la administración de Andrés Manuel López Obrador incluyen, además de los ya referidos (crisis democrática, pobreza y violencia), una larga y urgente lista, la cual deberá ser prioridad de la próxima presidenta de México. Los ojos del mundo y de los mexicanos estarán puestos en su gestión. N

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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.

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