La reunión de los Marlins da resultado con la barrida sobre Washington. ¿Alcanzará para Houston y Nueva York?

Al menos por el momento, la famosa reunión a puertas cerradas de los Marlins ha dado un primer resultado tangible: una barrida sobre los Nacionales. Lo importante ahora será ver si tendrá un impacto duradero y efectivo cuando el equipo enfrente a los caballos de las Grandes Ligas.

Parte de esa respuesta vendrá a partir de este viernes cuando los peces inicien una serie de tres juegos en Houston contra los Astros, pero al menos este jueves el equipo lució potente y compacto en la victoria 7-4 sobre Washington que necesitará mucho más que una reunión, una asamblea general, para salir del abismo en que se encuentra.

Desde la velocidad de Jazz Chisholm hasta el poder de Jesús Sánchez, Miami puso en despliegue algunas de sus mejores armas, algunas de las cuales se habían mostrado de manera intermitente como causa del récord 25-30 que les impide subir la cuesta de los .500.

Más allá de todo eso, quizá lo más relevante fue el trabajo de Trevor Rogers, quien a pesar de no ser brillante en el montículo dio destellos de aquel lanzador del 2021 que impresionara tanto al punto de ganarse un puesto en el Juego de las Estrellas, y que debía ser el tercer caballo de la rotación por detrás de Sandy Alcántara y Pablo López.

Rogers inició la jornada con una pésima efectividad de 5.80 y balance de 2-5 como prueba de que este inicio de contienda no ha sido para nada lo que esperaban el equipo en general y el lanzador zurdo en lo particular, debido en gran parte a desajustes en su mecánica de pitcheo.

En esta ocasión, Rogers mejoró notablemente en relación con su salida anterior cuando permitió cinco carreras en 3.2 entradas frente a los Rockies en Colorado, al caminar al menos cinco episodios de dos anotaciones y seis imparables ante los Nacionales.

Si los Marlins quieren levantar lealmente en su división necesitan que Rogers recupere la forma de la temporada previa y sea ese tercer pilar del pitcheo de primera línea, porque nada asegura que el dominicano Alcántara y el venezolano López puedan mantener ese ritmo en los meses restantes.

Parte de la importancia de tener a un Alcántara en nivel brillante, capaz de lanzar nueve entradas sin preocupación, pudo apreciarse cuando el manager Don Mattingly debió sacar a Rogers al primer síntoma de cansancio en la quinta entrada y darle paso a un bullpen más descansado.

Afortunadamente, los Marlins que no hicieron mucho ruido ofensivo en el día anterior, ahora se soltaron a batear con destaque para Sánchez, quien pegó doble, cuadrangular e impulsó tres carreras en apoyo de la actuación de Rogers, quien permitió dos con sencillo de Juan Soto.

Chisholm volvió a sentirse en esta ocasión con su velocidad, primero al tocar la bola para llegar quieto a la inicial y luego al anotar desde esa almohadilla con un doble de Garrett Cooper en la quinta entrada, que vería otro biangular remolcador de Jesús Aguilar.

El único titular con promedio ofensivo superior a .300, Cooper se ha soltado a batear al punto que lleva seis juegos consecutivos bateando más de un imparable, a un juego de igualar la segunda marca del club en poder de Dee Gordon en el 2017 y a dos de empatar con Chris Coghlan y sus ocho partidos en el 2009.

Chisholm, por su parte, también se sumó al libro de marcas al convertirse en el segundo pelotero en registrar más de 10 jonrones y más de 10 bases robadas en lo que va de temporada, además de ser el octavo en la historia de la organización que logra algo así en la primera mitad y el cuarto que lo consigue en par de ocasiones.

Un cuadrangular de dos carreras de Sánchez pondría punto final a la actuación de Stephen Strasburg, quien hacía su debut en el 2020 para los Nacionales, pero que no pudo ir más allá de 4.2 capítulos de faena en medio de carencias de dominio y velocidad que debe ir mejorando en sus actuaciones futuras.

Y así las cosas, Miami sale de viaje para una larga gira que le llevará de Texas a Nueva York, pasando por Filadelfia antes de regresar el 21 de junio para enfrentar nuevamente a los Rockies y una vez más a los Mets.

Para ese entonces sabremos si la famosa reunión tuvo un impacto duradero o esta barrida tuvo que ver más con la mediocridad de Washington.