¿Retrasar la menopausia es la clave de la longevidad?

Hay alguna evidencia, sobre todo en animales, que sugiere que prolongar la función ovárica puede mejorar la salud y aumentar la longevidad
Hay alguna evidencia, sobre todo en animales, que sugiere que prolongar la función ovárica puede mejorar la salud y aumentar la longevidad - Créditos: @Shutterstock

NUEVA YORK.– En marzo, la primera dama norteamericana, Jill Biden, anunció una nueva iniciativa de salud pública femenina impulsada por la Casa Blanca que saca a la luz un interrogante científico aparentemente incierto: ¿y si pudiéramos retrasar la menopausia y con ella todos los riesgos de salud que entraña para la mujer?

La pregunta proviene de un campo de investigación que empezó a concitar interés en los últimos años, cuando los científicos se pusieron a estudiar la longevidad y la salud de las mujeres y advirtieron que el aparato reproductivo femenino es mucho más que una simple fábrica de bebés. Y en particular los ovarios, que parecen estar conectados con prácticamente todos los aspectos de la salud de la mujer.

Los ovarios también dejan abruptamente de desempeñar su función principal en la mediana edad, y cuando eso sucede, la mujer entra en la menopausia, lo que acelera su proceso de envejecimiento y el deterioro de otros órganos, como el corazón y el cerebro. Si bien en promedio las mujeres viven más que los hombres, también viven más años sufriendo enfermedades o discapacidades.

Los ovarios son “el único órgano humano que aceptamos que algún día dejará de funcionar”, apunta Renee Wegrzyn, directora de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Salud, la agencia del Gobierno norteamericano encargada de poner en práctica la iniciativa de Jill Biden. “En realidad, es bastante insólito que lo aceptemos sin preguntarnos nada.”

Pero la trunca vida útil de los ovarios es también la que los convierte en algo tan prometedor para la experimentación. Los investigadores creen que prolongar su funcionamiento, sintonizando mejor su vida útil con la de otros órganos, tal vez podría alterar el curso de la salud de una mujer, y también el rumbo de las investigaciones sobre la longevidad en general.

La doctora Wegrzyn espera que la iniciativa de la Casa Blanca, que cuenta con un presupuesto de 100 millones de dólares por el que compiten investigadores y startups, sirva para establecer la conexión entre la menopausia y la longevidad, y al mismo tiempo atraiga más financiamiento y a más científicos de talento a ese campo de investigación.

“Si no pensás en la función ovárica durante el envejecimiento, entonces estás dejando pasar el tren”, dice Jennifer Garrison, profesora adjunta del Instituto Buck para la Investigación sobre el Envejecimiento.

El rol de los ovarios en el envejecimiento

Los ovarios funcionan como el panel de control “de una compleja red de señales del cuerpo de la mujer”, dijo la doctora Garrison. A través de hormonas como el estrógeno y la progesterona, así como de otras sustancias químicas, los ovarios se comunican con los otros órganos e influyen en prácticamente todos ellos. Los científicos todavía no saben exactamente cómo ocurre ese proceso, pero lo que sí saben con certeza es que cuando los ovarios dejan de funcionar normalmente, surgen todo tipo de problemas. En las mujeres jóvenes, por ejemplo, puede manifestarse como síndrome de ovario poliquístico, lo que aumenta el riesgo de sufrir afecciones metabólicas, enfermedades cardíacas, problemas de salud mental y varias cosas más.

A medida que los óvulos de una mujer se van agotando, lo que eventualmente desencadena la menopausia, la comunicación química de los ovarios con otros órganos parecen silenciarse. Eso se corresponde con un mayor riesgo de demencia, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y otras dolencias relacionadas con la edad. Cuanto más temprano ingresa una mujer en la etapa menopáusica, mayor será su riesgo de desarrollar esas afecciones y más corta será su vida. Y en las mujeres que entran prematuramente en la menopausia porque les extirpan los ovarios, los riesgos de enfermedades crónicas son aún mayores, y eso permite pensar que incluso después de que los ovarios dejan de liberar óvulos por la menopausia, en cierta medida igual siguen protegiendo la salud general de la mujer, según la doctora Stephanie Faubion, directora médica de la Sociedad para la Menopausia. Lo que no está claro es simplemente el porqué.

Por ahora, esas conexiones son correlacionales. Los científicos no saben si los que protegen la salud de la mujer durante el envejecimiento son los ovarios en sí mismos o si hay otra cosa que acelera el envejecimiento y que luego conduce a la disfunción ovárica, apunta Faubion. Los estudios revelan que varios factores, como el tabaquismo, el índice de masa corporal y los factores de estrés durante la vida contribuyen a una menopausia temprana. Además, las mujeres negras e hispanas tienden a llegar a la menopausia antes que las mujeres blancas: o sea que ahí también podría estar influyendo la genética.

“¿El ovario es simplemente un indicador de la salud general de la mujer? ¿O es el ovario que cuando se agota provoca problemas de salud?”, se pregunta Faubion. “Es como el huevo y la gallina.”

Retrasar la menopausia para prolongar la expectativa de vida

Hay alguna evidencia, sobre todo en animales, que sugiere que prolongar la función ovárica puede mejorar la salud y aumentar la longevidad. En ratones, por ejemplo, trasplantarle el ovario de un animal más joven a uno más viejo alarga la vida del ratón más viejo.

Por eso ahora los científicos están experimentando diferentes formas de prolongar la función ovárica y retrasar la aparición de la menopausia en las mujeres.

La empresa Oviva Therapeutics se encuentra en las primeras etapas de ensayos en ratones y gatos para determinar si una versión farmacéutica de la hormona antimülleriana (AMH, por su sigla en inglés), que regula la cantidad de folículos que maduran en cada ciclo menstrual, podría usarse para reducir la cantidad de óvulos que se pierden en cada menstruación. Por lo general, la mujer pierde docenas de óvulos en cada ciclo menstrual, aunque en la mayoría de los casos solo termina ovulando uno de ellos.

“Hay que imaginar la hormona AMH como una tela porosa que recubre el ovario”, dice Daisy Robinton, cofundadora y directora ejecutiva de Oviva Therapeutics, una de las startups que compiten por parte de los fondos destinados para esta iniciativa por la Casa Blanca. El nivel de AMH determina el tamaño de los poros de esa tela: si los agujeros son grandes —en otras palabras, si el nivel de AMH es bajo—, los ovarios dejan salir muchos óvulos en cada ciclo, pero si solo hay agujeros pequeños —altos niveles de AMH—, el ovario desprende menos óvulos.

Para Robinton, la idea es que si una mujer pierde menos óvulos, sus reservas ováricas y la funcionalidad de sus ovarios durarán más tiempo.

Un ensayo clínico que se está llevando a cabo actualmente en la Universidad de Columbia también intenta reducir el ritmo de pérdida de óvulos. El estudio está probando en mujeres de entre 35 y 45 años la utilidad de un fármaco inmunosupresor llamado rapamicina o sirólimus, que normalmente se usa para prevenir el rechazo de trasplantes de órganos y que se ha convertido en el favorito del movimiento pro-longevidad—, para ver cómo afecta su reserva ovárica. La rapamicina influye en la cantidad de óvulos que maduran cada mes y está demostrado que el fármaco prolonga la función ovárica en ratones.

El estudio todavía está en marcha y los investigadores no saben qué participantes recibieron el medicamento o un placebo, pero el científico director del ensayo, el doctor S. Zev Williams, dice que ya han surgido dos patrones interesantes: en algunas mujeres la disminución de la reserva ovárica parece seguir normalmente, algo que se puede medir mediante ecografías y análisis de niveles de AMH, pero en otras “la reserva ovárica parece alterarse, y eso es muy prometedor.” Williams, profesora adjunto de salud de la mujer de la Universidad de Columbia, es otro de los postulantes para el financiamiento del programa de la Casa Blanca.

Los expertos enfatizan que el objetivo de este tipo de investigación no es prolongar indefinidamente el ciclo menstrual de las mujeres ni hacer posible el embarazo a los 70 años, aunque estos tratamientos podrían tener el potencial de extender la vida fértil.

El deterioro acelerado de los ovarios durante la mediana edad también los convierte en “un buen modelo para estudiar el envejecimiento y hacerlo en un período de tiempo acotado”, apunta Williams. Hay otros científicos antienvejecimiento que también están experimentando con la rapamicina, pero sin realizar un estudio que dure varias décadas es prácticamente imposible determinar si el fármaco prolonga la vida humana. Con los ovarios, los investigadores pueden constatar los efectos mucho más rápido.

“Es más, si logramos desentrañar por qué los ovarios envejecen prematuramente y qué desata ese proceso, casi con certeza descubriremos algo importante sobre el envejecimiento del resto del cuerpo”, señala Garrison. “Y eso sería obviamente importante no solo para las mujeres, sino también para los hombres.”

Por Alisha Haridasani Gupta y Dana G. Smith

(Traducción de Jaime Arrambide)