Residentes de Jerusalén se ponen a cubierto en medio de ataque de Irán contra Israel

Explosiones iluminan el cielo de Jerusalén durante los ataques iraníes contra Israel, en esta toma de pantalla de AFPTV del 14 de abril de 2024 (-)
Explosiones iluminan el cielo de Jerusalén durante los ataques iraníes contra Israel, en esta toma de pantalla de AFPTV del 14 de abril de 2024 (-)

Pobladores de Jerusalén corrieron a ponerse a cubierto el domingo tras el ataque sin precedentes de Irán con drones y misiles contra Israel.

Los estallidos resonaron por la ciudad y las explosiones tiñeron el cielo de rojo, mientras los pobladores recogían agua y buscaban refugio en los búnkeres.

"Como puedes ver está vacío, todos están corriendo a casa", declaró Eliyahu Barakat, de 49 años y dueño de una tienda de comestibles en el barrio Mamilla de Jerusalén.

Barakat contó que muchas personas visitaron su tienda para abastecerse de "agua, comida, todo".

"Normalmente cerramos a la una, pero permaneceremos abiertos", agregó.

El ejército israelí indicó que Irán lanzó el domingo más de 200 drones y misiles.

El portavoz militar Daniel Halagar llamó a la población a prepararse para buscar refugio.

"Les recuerdo que no importa de dónde venga la amenaza, cuando suena la alarma deben ir al refugio y esperar allí por no menos de 10 minutos", explicó Hagari.

Michael Uzan, un dentista de 52 años, dijo que su familia se reunió en la casa de su suegro para estar juntos.

Siguieron las instrucciones del gobierno, compraron alimentos no perecederos y se prepararon para ir al búnker del edificio de apartamentos.

Dijo esperar que la vida cotidiana se vea interrumpida los próximos días.

"Mañana no habrá trabajo. Incluso las reuniones, todo ha sido cancelado. Las escuelas están cerradas. Tengo una hija que debía tomar un examen importante mañana, pero todo fue cancelado", contó a la AFP.

Los residentes del norte de Israel también se prepararon para los ataques.

"Realmente tengo miedo de la guerra, esto es serio", declaró a la AFP Summer Khalil, de 52 años, en la aldea de Majd al Krum, en Galilea.

"Si escucho las sirenas no sabré qué hacer, estamos cerca de la frontera con Líbano. Compré 30 botellas de agua, eran casi las últimas. No había leche en la tienda", aseguró.

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