Los republicanos posicionan candidatos diversos en un intento por ganar la mayoría en la Cámara de Representantes
TUCSON, Arizona — Cuando Juan Ciscomani llevó a su familia por primera vez a su nueva oficina de campaña para el Congreso en las laderas de Catalina, su padre le preguntó: “¿Sabes dónde estamos?”.
Este era el mismo vecindario exclusivo al cual un Juan adolescente y su padre, quien emigró de México y tomó un trabajo como conductor de autobuses urbanos, solían venir temprano por las mañanas para lavar autos caros a fin de ganar dinero adicional y poder llegar a fin de mes. Años después, el Ciscomani más joven es uno de los principales candidatos reclutados por los republicanos para la Cámara de Representantes del país. Se está postulando para ganar un escaño clave en el Congreso, a solo unas cuadras de donde alguna vez trabajó para sobrevivir.
“De repente caímos en cuenta de que estábamos a dos cuadras de allí”, recordó Ciscomani en una entrevista. “Luego dijo su frase favorita: ‘Solo en Estados Unidos’”.
Si los republicanos recuperan la mayoría de la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre, será gracias a candidatos como Ciscomani. En los distritos electorales más competitivos del país, los republicanos han reclutado de forma enérgica a personas de color con poderosas historias personales que contar. La apuesta es que estos candidatos cautivadores, equipados con mensajes disciplinados que se enfoquen en temas cotidianos como la inflación y la seguridad pública, les otorguen el control de la Cámara.
Los republicanos vieron la potencia de esa estrategia en 2020, cuando los analistas y encuestadores predijeron que los demócratas ampliarían su mayoría. En cambio, los demócratas no obtuvieron ni un solo escaño nuevo, mientras que los candidatos republicanos —mujeres, minorías y veteranos— ganaron 15.
Funcionarios del partido le atribuyeron el éxito a su decisión de seguir la fórmula ganadora de los demócratas en 2018: reclutar a un grupo diverso de candidatos que ayudaran a impulsarlos para obtener el control de la Cámara de Representantes.
Ahora los republicanos aseguran que es un componente crucial de su estrategia para construir una mayoría duradera.
“Hicimos un esfuerzo significativo no solo para decir que cambiaríamos nuestro proceso de reclutamiento, sino para conseguir realmente candidatos más fuertes y comprometernos de manera enérgica con candidatos más fuertes, más diversos, que reflejen a sus electorados y al país”, afirmó Dan Conston, presidente del Fondo de Liderazgo del Congreso, el vehemente comité de acción política de los republicanos de la Cámara.
Esta es sin duda una estrategia sorprendente para un partido cuyas filas están abrumadoramente repletas de hombres blancos e incluyen a algunos legisladores que han celebrado a la turba que irrumpió en el Capitolio el 6 de enero y han adoptado un lenguaje nativista y antiinmigrante. El brazo de campaña de los demócratas para la Cámara Baja ha destacado la influencia de la extrema derecha entre los republicanos y ha criticado a los líderes republicanos por no confrontar a los extremistas dentro de sus propias esferas.
Los republicanos saben que para cumplir con las predicciones de que recuperarán la Cámara este año, deben apelar no solo a su base política central de votantes conservadores y de derecha, sino también a personas con educación universitaria e independientes en los suburbios que probablemente sean alienadas por ese tipo de declaraciones y posturas. Además, los líderes del partido están ansiosos por continuar solucionando su problema de falta de diversidad, en el que las mujeres conforman solo cerca del 16 por ciento de sus filas y las personas de color apenas el 9 por ciento.
En Texas, tres mujeres latinas se están postulando en el Valle del Río Grande, incluida Mayra Flores, quien emigró a Estados Unidos desde México a los 6 años, trabajó en primera línea durante la pandemia como terapeuta respiratoria y está casada con un oficial de la Patrulla Fronteriza. Flores podría llegar al Congreso este mismo mes si gana la elección especial para remplazar al exrepresentante Filemon Vela, un demócrata que se retiró antes de finalizar su mandato.
Republicanos negros con antecedentes de servicio militar se están postulando para otros escaños clave, en distritos en los que el presidente Joe Biden ganó por solo pocos puntos. Están John James en Míchigan y Wesley Hunt en Texas, quienes se graduaron de la academia militar West Point y volaron helicópteros Apache en Irak; y Jeremy Hunt en Georgia, hijo de dos ministros, quien también se graduó de West Point y se desempeñó como oficial de inteligencia del Ejército en Ucrania.
Aquí en Arizona, Ciscomani, asesor principal del gobernador Doug Ducey, está en la pugna para ganar el distrito ubicado en Tucson en manos de la representante Ann Kirkpatrick, una demócrata que se jubilará a finales de este año.
En un distrito poblado equitativamente por votantes demócratas, republicanos e independientes, Ciscomani se postula con un enfoque absoluto en la inflación, la seguridad fronteriza y un llamamiento explícito a la unidad.
“Tenemos que ser muy disciplinados al decir que hay más cosas en las que estamos de acuerdo que en las que no estamos de acuerdo”, dijo. “Debemos mantenemos enfocados en eso, creo que eso es lo que los votantes quieren ver en este momento. Están hartos de las luchas internas y las disputas. Quieren que el gobierno haga su trabajo, que proteja realmente nuestra frontera, que maneje esta inflación, que detenga el gasto excesivo y ponga todo en orden”.
Este tipo de mensaje vuelve a Ciscomani una minoría entre sus colegas republicanos, de ser elegido en noviembre, y contrasta fuertemente con la retórica utilizada por otros republicanos en la delegación de Arizona.
Paul Gosar, quien representa gran parte del oeste rural de Arizona, se ha aliado con el nacionalista blanco Nick Fuentes y fue censurado el año pasado por publicar un video animado que lo mostraba asesinando a una congresista demócrata. El representante Andy Biggs, cuyo distrito se encuentra en la parte este del estado, ha descrito la afluencia de inmigrantes en la frontera suroeste como una “invasión” y, al igual que Gosar, participó en la campaña “Stop the Steal” (“Detengan el robo”), el intento del expresidente Donald Trump de revocar las elecciones de 2020.
Durante la entrevista, Ciscomani no criticó ni a Gosar ni a Biggs, más bien sugirió que solo reflejaban a las personas que representaban, y buscó siempre dirigir la conversación hacia su experiencia en temas como el comercio y la inmigración.
“Sus candidaturas y mensajes están dirigidos a su electorado”, afirmó Ciscomani. Refiriéndose al distrito en el que se está postulando, Ciscomani añadió: “Somos bastante particulares en Arizona. Somos bastante particulares en el país. Es por eso que la estrategia que implementamos aquí y lo que se necesita para ganar en este distrito es muy diferente a cualquier otro lugar del estado. En nuestro distrito, todo se centra en los problemas”.
c.2022 The New York Times Company