Los repartidores de comida son ignorados en vida y homenajeados tras su muerte

Sergio Solano, izquierda, y otro repartidor de comida en sus bicicletas en Manhattan, el 25 de septiembre de 2023. (Jeenah Moon/The New York Times)
Sergio Solano, izquierda, y otro repartidor de comida en sus bicicletas en Manhattan, el 25 de septiembre de 2023. (Jeenah Moon/The New York Times)

NUEVA YORK — Después de que la banda de música empacó sus instrumentos, Sergio Solano y otros dos repartidores de comida caminaron con una bicicleta blanca hacia un paso a desnivel con vista hacia la sede de las Naciones Unidas.

Un compañero, como se llaman entre ellos, había muerto hace menos de dos semanas a principios de ese septiembre en una colisión más que involucraba a una bicicleta en las calles de Manhattan. La entrega de alimentos a domicilio ha probado ser un oficio fatal para muchos de ellos. Dado que montan en bicicleta a toda hora, chocan con autos, están en constante riesgo de tener un accidente y son presas de los delincuentes.

La bicicleta pintada con aerosol rinde homenaje a Félix Patricio Teófilo, un inmigrante mexicano que, al igual que ellos, se ganaba la vida pedaleando para entregar comida. Los repartidores encadenaron la bicicleta al barandal cercano a la intersección de la calle 47 y la Primera Avenida, donde perdió la vida.

Con esa marcha solemne a través de la lluvia, Solano, de 39 años, concluía una tarde de duelo, con lo que cumplía la que ha llegado a ver como su misión: iluminar tras la muerte las vidas que estaban relegadas a la sombra.

Solano declaró: “Nunca pensamos que organizaríamos vigilias. Ese nunca fue nuestro objetivo”.

Hace poco más de tres años, Solano y algunos familiares que también son repartidores crearon “El Diario de los Deliveryboys en la Gran Manzana”, una página de Facebook que busca ser práctica e informativa.

Fotografías de Félix Patricio Teófilo y velas colocadas durante una vigilia en Manhattan, el 25 de septiembre de 2023. (Jeenah Moon/The New York Times)
Fotografías de Félix Patricio Teófilo y velas colocadas durante una vigilia en Manhattan, el 25 de septiembre de 2023. (Jeenah Moon/The New York Times)

La página fungiría como una red de apoyo en línea, un espacio para alertar sobre robos de bicicletas, accidentes de tráfico y encuentros discriminatorios reportados por migrantes hispanohablantes que se enfrentan al frenesí urbano para satisfacer los antojos de comida a domicilio de los neoyorquinos.

Además, también hacía crónicas de lo que ocurría en el trabajo como repartidor.

Poco después de comenzar a publicar en la página, Solano se dio cuenta de que el proyecto serviría para dar a conocer un problema mayor: los compañeros mueren con frecuencia en el trabajo.

Más de 40 repartidores han muerto desde que la página se creó a finales de 2020, según el conteo más reciente de Solano.

En el caso de Patricio, no llevaba casco y se golpeó la cabeza con el borde de una acera en un choque en el que nadie más estuvo involucrado.

En Nueva York, se reconoció la labor de los repartidores de comida durante un periodo breve mientras la pandemia de COVID-19 causaba que la gente viviera encerrada y sus servicios se volvieron esenciales.

Las aplicaciones de entregas ofrecieron un ingreso posible para las personas que se quedaron sin trabajo o a los que les recortaron el horario, así como para quienes su estatus migratorio complicó obtener ayuda gubernamental.

A medida que la pandemia se prolongó, los peligros del trabajo bajo demanda se volvieron evidentes. Algunos activistas formaron sindicatos y ejercieron presión para contar con mejores pagos y protecciones, un esfuerzo que continuó en 2023. Tras las exigencias, la ciudad fijó un salario mínimo más alto para los repartidores de las aplicaciones, el cual comenzó a partir de 18 dólares la hora en octubre.

Aun así, el riesgo para muchos trabajadores va más allá de los salarios. En la página de los Deliveryboys, una serie de fotografías muestra los nombres y los rostros de los caídos.

La mayoría de ellos son migrantes provenientes de México o Guatemala que son parte de una caballería estimada de 65,000 repartidores de comida en la ciudad de Nueva York.

El trabajo se ha convertido en uno de los más letales.

Un informe de la ciudad publicado en noviembre de 2022 indica que la tasa de fatalidad entre los repartidores de comida que no usan un auto era de 36 muertes por cada 100,000 trabajadores entre enero de 2021 y junio de 2022. Esa cifra superó a la de los trabajadores de la construcción (7 por cada 100,000), que históricamente había sido la industria más mortífera.

Funerales, vigilias, aniversarios luctuosos y réquiems han sido organizados, financiados y registrados digitalmente en la memoria de la comunidad por el autoproclamado diario.

Muchos han muerto en accidentes de tráfico mientras trabajaban. Algunas de las muertes no están relacionadas con cuestiones laborales. Otros, como Francisco Villalva, han sido asesinados.

En marzo de 2021, un asaltante que le quería robar la bicicleta le disparó a Villalva en un parque cercano a la calle 108 y la Tercera Avenida en Manhattan. Villalva, originario de Xalpatlahuac, Guerrero, en el suroeste de México, tenía 29 años.

Dos días después, la página transmitió en directo desde el lugar del crimen para hacer un llamado a los otros a apoyar a la familia de la víctima. Los familiares que aparecieron en el video hablaron en español y náhuatl, una lengua indígena hablada en regiones de México. (Hasta la fecha, el video tiene más de 132,000 visualizaciones). También exigieron justicia.

Reportando la noticia con la forma de hablar de un reportero televisivo, César Solano, un sobrino de Sergio Solano y también administrador de la página, dijo: “Lamentablemente, otro compañero perdió la vida mientras trabajaba”.

La cantidad de seguidores de la página de los Deliveryboys ha crecido de cientos a miles, lo que ha permitido a la plataforma tener mayor poder de movilizar a la gente.

Sergio Solano comentó: “Durante casi un mes, realizamos protestas. Hicimos vigilia tras vigilia tras vigilia. La gente llegaba y ofrecía donar comida o brindar música en vivo. Cada día que hicimos algo, muchas personas acudieron”.

La muerte de Villalva sensibilizó a la comunidad. Los compañeros pusieron en pausa sus aplicaciones de entrega para asistir a los actos. Se pidió a un sacerdote católico que viniera para encabezar las oraciones. Familiares y amigos organizaron la comida. Otros utilizaron instrumentos.

Un grupo compuso un corrido, una balada tradicional mexicana, en honor de Villalva, en el cual relatan su travesía en Nueva York hasta su triste conclusión.

El asesino, identificado como Douglas Young, fue arrestado y condenado por homicidio. En abril, las autoridades sentenciaron a Young, un hombre de 41 años de Queens, a entre 41 años y cadena perpetua en la cárcel estatal.

Desde la muerte de Villalva, la página ha ayudado a garantizar que cada compañero caído reciba un homenaje (una práctica que se ha vuelto casi un ritual, lo que recuerda a las despedidas de los policías asesinados en el cumplimiento del deber).

Solano señaló que los seres queridos cargan con el peso de organizarlo, pero la página, que cuenta con 51,000 seguidores, convoca a las personas.

En la vigilia de Patricio, César Solano, de 22 años, transmitió en directo la presentación trunca de la banda en la acera. Unos policías que acudieron a atender una queja por el ruido les dieron diez minutos para realizar su tributo.

Algunas personas consideran invasivas las publicaciones exhaustivas de la página.

No obstante, Sergio Solano afirmó que el enfoque de la página y los tributos honran a los repartidores caídos con “un último adiós como es debido” y les da a los seres queridos una oportunidad de hacer su duelo desde lejos. Solano concluyó: “Si lo amaban y lo adoraban en casa, les mostramos que aquí también era amado y adorado”.

c.2024 The New York Times Company

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