El renacer del sector privado en Cuba está tomando a todos por sorpresa. ¿Cuánto durará?

En un par de años, un nuevo tipo de revolución ha ocurrido discretamente en Cuba: borradas de la isla por el dictador cubano Fidel Castro hace seis décadas, las empresas privadas están regresando con fuerza, empleando a más personas que las empresas estatales, ganando la confianza. de acreedores extranjeros y ayudando a poner comida en la mesa en un momento de escasez generalizada.

En una noticia que habría conmocionado a los más fieles comunistas hace apenas unos años, el ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, dijo durante un reciente discurso ante la Asamblea Nacional que el sector privado iba a ritmo de comprar más de $1,000 millones en bienes y suministros para finales de año, superando al gobierno como el mayor importador del país.

En las calles, las tiendas privadas de abarrotes están suplantando a los vacíos supermercados del gobierno, y todo tipo de negocios están llenando el espacio que alguna vez estuvo monopolizado por el estado.

Algunos dueños de restaurantes ahora están abriendo una cadena o franquicia. Otros se están asociando con empresas locales estatales y pagando en moneda convertible los suministros necesarios para sus líneas de producción. Estos acuerdos permiten que las empresas locales cumplan con sus metas de producción y luego vendan el resto a empresas privadas.

En provincias como Holguín, Pinar del Río y Sancti Spíritus, empresas privadas compran la harina para el pan que se vende a la población en las panaderías del estado.

Y todo el sector prospera principalmente fuera del sistema financiero estatal, lo que significa que va menos dinero a las arcas del gobierno.

En un almacén en La Habana, paquetes de arándanos Ocean Spray se encuentran cerca de cajas de mezcla para waffles Country Barn, té Lipton y otros productos de marcas que se pueden encontrar en los supermercados de Estados Unidos. Las empresas privadas cubanas están importando alimentos de Estados Unidos y otros países a una escala nunca antes vista. Cortesía

Es un desarrollo que los líderes cubanos han resistido durante mucho tiempo porque apunta al corazón de la economía marxista controlada por el gobierno, pero no han tenido más remedio que permitirlo en medio de la crisis económica más severa desde el fin de los subsidios soviéticos. Y a pesar de los muchos controles y restricciones vigentes y los esfuerzos por borrar las referencias al capitalismo, el auge del sector privado está haciendo que Cuba se parezca menos a la economía socialista altamente centralizada que una vez ideó Castro y más a un país en transición, donde una naciente comunidad empresarial coexiste con las ineficientes empresas estatales, al menos por ahora.

“Es un cambio sin precedentes, un cambio de paradigmas en Cuba,” dijo Oniel Díaz Castellanos, fundador de Auge, un negocio privado en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a las empresas privadas.

“Finalmente se ha puesto fin a la visión que existía en Cuba de que la actividad económica solo podía estar desarrollada o controlada por actores estatales y que, por lo tanto, todo lo que estaba fuera de su control era ilegal o mal visto,” añadió.

Para Díaz, esta es una transformación económica con implicaciones sociales y políticas porque ahora “hay un grupo de personas en el país que realiza sus actividades económicas fuera de un vínculo directo con el Estado”.

Oniel Díaz Castellanos, 42, fundador de Auge, un negocio privado en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a las empresas privadas. Cortesía.
Oniel Díaz Castellanos, 42, fundador de Auge, un negocio privado en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a las empresas privadas. Cortesía.

Las nuevas pequeñas y medianas empresas privadas permitidas por primera vez por el gobierno en agosto de 2021, “ahora están escalando los negocios a un grado que era inimaginable hace solo un par de años”, dijo Ricardo Herrero, director ejecutivo del Cuba Study Group, una organización cubanoamericana que ayuda a formar emprendedores en la isla.

En viajes recientes a Cuba, dijo que se ha encontrado “una sensación de desesperación y falta de esperanza, y todos se están yendo, pero hay un número creciente de personas que están encontrando la oportunidad de hacer algo sin precedentes que es muy diferente de todo lo que vino antes.”

Estos emprendedores, agregó Herrero, “comparten valores similares con los emprendedores aquí en Estados Unidos. Estas son personas que quieren quitarse al gobierno de encima y quieren ver mejores relaciones entre Estados Unidos y Cuba, particularmente entre Cuba y la diáspora. Ven a la diáspora no solo como sus socios naturales, sino también como su mercado natural”.

Discretamente y “alejados de la polarización política”, algunos cubanos que viven en Miami incluso son dueños o socios en algunas de estas empresas privadas, afirmó Díaz. La legislación cubana permite que aquellos cubanos que viven fuera del país pero que no han perdido su residencia permanente en la isla, puedan registrar pequeñas y medianas empresas.

“Conozco varios y cada vez es más frecuente ver cómo cubanos que residen en Miami, en Estados Unidos, en Panamá, en España, aunque ya no tienen su proyecto de vida permanente en Cuba porque viven en otro país, han decidido aprovechar esa oportunidad y eso es un cambio,” dijo Díaz.

Miles de nuevas compañías

Los pequeños negocios privados como los restaurantes conocidos como paladares y el alquiler de casas para turistas están permitidos desde la década de 1990. Pero, técnicamente, no tenían dueño porque no estaban legalmente reconocidas como empresas sino como actividades por cuenta propia. Eso cambió en 2021 cuando el gobierno autorizó a los cubanos a ser dueños de “micro”, pequeñas y medianas empresas privadas —conocidas por sus siglas mipymes—, una decisión histórica que revirtió una prohibición de décadas sobre la propiedad privada. El gobierno también autorizó a estas nuevas empresas a importar y exportar bienes a través de empresas estatales que actúan como intermediarias.

Las autoridades cubanas limitaron estrictamente las actividades que pueden privatizarse y mantuvieron el control de áreas clave como la banca, las telecomunicaciones y el sector energético: También han proporcionado poco financiamiento, limitaron el número de empleados a 100 e impusieron fuertes cargas impositivas a las nuevas empresas. Aún así, un elevado número de empresas, 7842, ya se han registrado en el Ministerio de Economía hasta finales de mayo.

La mayoría se encuentra en los sectores de alimentos, servicios, transporte, construcción y desarrollo de software, aunque existen negocios para satisfacer diversas necesidades, desde el cuidado de mascotas y adultos mayores hasta estudios de diseño y música, planificación de eventos, servicios de entrega y revendedores de equipos de energía renovable.

El sector emplea ahora a alrededor del 35 % de la fuerza laboral cubana, unos 1,6 millones de trabajadores, superando los 1,3 millones ocupados en las empresas estatales, según el economista cubano Juan Triana, profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana

De las cafeterías al comercio mayorista

En particular, muchas de estas nuevas empresas han llenado el vacío dejado por el gobierno, que carece de recursos, y se han convertido en las principales importadoras de alimentos y otras artículos básicos cuando el país enfrenta una grave escasez. Y los proveedores extranjeros que durante décadas vendieron a empresas estatales ahora trabajan cada vez más con importadores del sector privado porque estos pagan a tiempo.

Estos importadores venden insumos no solo a cafeterías privadas, restaurantes y otras pequeñas empresas productoras de alimentos, sino que también compiten con las tiendas gubernamentales, vendiendo directamente a la población en puntos de venta en la calle, pequeños mercados privados, almacenes, grupos de WhatsApp y tiendas en internet. Muchos mantienen inventarios en almacenes que los gobiernos locales les han arrendado.

Algunos de estos negocios comenzaron como cafeterías bajo la modalidad de trabajo por cuenta propia, y muy rápidamente sus dueños se convirtieron en importadores y distribuidores mayoristas como el empresario cubano entrevistado por el Herald, quien describió cómo iría vendiendo un envase de pollo comprado legalmente en Estados Unidos. estados

“Vamos a suponer que tengo un almacén con un contenedor refrigerado lleno de pollo. Si quiero vender mayorista, yo contacto a otros miembros del sector privado, como restaurantes, cafeterías y empresas de producción de alimentos que necesitan pollo”, explicó. “Si voy a vender minorista, puedo vender en grupos de WhatsApp, puedo poner un punto de venta específico para vender pollo o puedo vender en mi almacén”.

Gil, el ministro de Economía, dijo que las empresas privadas, los trabajadores por cuenta propia y las cooperativas, todos denominados ‘actores no estatales’, fueron responsables de más de $270 millones en importaciones hasta fines de abril este año. Esa cifra representa el 61 por ciento de las importaciones totales del país, según estimaciones del economista cubano Pedro Monreal.

El incipiente capitalismo en Cuba no ha pasado inadvertido en Washington.

Una funcionaria del Departamento de Estado dijo que el tráfico de contenedores entre Estados Unidos y Cuba confirma que el sector privado está recibiendo un impulso en la isla. La funcionaria estadounidense añadió que la administración de Joe Biden está trabajando en nuevas regulaciones para ayudar a los empresarios independientes cubanos en esta coyuntura.

“Tenemos una ventana de oportunidad crítica aquí para apoyar el crecimiento del sector privado de Cuba”, dijo la funcionaria. “A medida que falla la capacidad del gobierno para proporcionar bienes y servicios básicos, vemos que el sector privado llena esa brecha. En cuanto al tráfico de contenedores entre los Estados Unidos y Cuba, hace unos años, casi todo ese tráfico de contenedores iba al gobierno cubano, que controlaba la distribución en la isla. Pero estamos viendo que cerca de la mitad va al sector privado, lo que nos indica que se está creando mucho más espacio y autonomía para el sector privado”.

La funcionaria dijo que la administración está trabajando en regulaciones para ampliar el acceso de los propietarios de pequeñas empresas en Cuba a Internet, plataformas de comercio electrónico, microfinanciamiento y capacitación.

Desconfianza del gobierno y de la disidencia

Pero aún es incierto si el capitalismo echará raíces en la isla pues estos empresarios enfrentan desafíos abrumadores al tiempo que son el centro de ataques tanto del gobierno como de la oposición.

“Esta transformación en un país donde por décadas el sector privado fue prohibido y visto como una característica de un tipo de sociedad que la Revolución trató de superar, obviamente, no puede estar exenta de contradicciones, de crítica y discusión”, señaló Díaz.

Los altos precios de los productos que ofrecen son motivo de resentimiento entre la población que no recibe remesas del exterior ni tiene acceso a dólares. Los funcionarios gubernamentales, incluido Gil, el ministro de Economía, han culpado al sector privado por el aumento vertiginoso de la inflación, una estrategia que, según sus críticos, es una forma de desviar la atención de su mala implementación de la reunificación monetaria en enero de 2021 que resultó en el devaluación de la moneda local, el peso cubano, y el alza de precios.

Varios economistas cubanos señalan que el sector privado se ha visto obligado a operar en una economía distorsionada, donde el salario estatal medio es ahora de $25 (4,896 pesos cubanos). Sin embargo, las empresas privadas tienen que pagar los suministros en dólares o al tipo de cambio del mercado informal de 200 pesos cubanos por dólar.

Aún sumando los impuestos, los salarios más altos que pagan a sus empleados y el costo adicional de realizar transacciones financieras sin acceso al sistema bancario internacional debido a las sanciones de Estados Unidos, las empresas privadas pueden competir y ofrecer mejores precios que los que se encuentran en una tienda del gobierno, señaló un empresario cubano que pidió no ser identificado para hablar de su modelo de negocio. Él mencionó que puede vender una lata de cerveza a 30 centavos menos que su precio en las tiendas del gobierno.

Algunos activistas y expertos dicen que estos negocios exacerban las desigualdades y señalan que muchos son operados por los hijos e hijas de la élite del gobierno o por personas conectadas al gobierno. Los propietarios que se oponen abiertamente al gobierno han sufrido acoso y algunos se han visto obligados a cerrar sus negocios y abandonar el país.

Las nuevas empresas han sido descritas como un caballo de Troya, un esquema de toma de poder por parte de los comunistas que intentan asegurar el poder económico en una transición futura.

“Es la famosa selección de la ‘piñata’ en la que los actores económicos que están más cerca del círculo del poder son los que alcanzan los ‘caramelos’”, escribió Dagoberto Valdés, activista católico y editor de la revista independiente Convivencia. Porque “la fidelidad a la ideología y al poder es la garantía de la supervivencia de las Mipymes de Cuba hoy”, no pueden ser considerados como semilla de una sociedad civil verdaderamente independiente, concluyó.

Díaz cuestionó esta caracterización y dijo que era “matemáticamente imposible” que las casi 8,000 empresas privadas fueran todas dirigidas por familiares de los funcionarios del gobierno.

Crecimiento del sector privado es “irreversible”

A pesar de sus deficiencias, Herrero cree en fortalecer los lazos entre el sector privado cubano y las empresas estadounidenses como una forma de crear “una nueva realidad en Cuba. “

“Eso no quiere decir que el viejo orden desaparezca; esto no va a democratizar a Cuba por sí solo, pero introduce una nueva dimensión económica en la isla en la que el sector privado se convierte en un actor principal a pesar de lo que el gobierno pueda decir, y eso es algo diferente que debemos ayudar a dar forma”, dijo Herrero.

Sin embargo, la mayor fuente de incertidumbre para el futuro de los negocios privados en este momento es el propio gobierno cubano.

Las facciones dentro del gobierno no están de acuerdo sobre cómo avanzar: si permitir que estos negocios crezcan de una manera que se asemeje más a una economía de libre mercado o copiar el modelo de capitalismo oligárquico de Rusia, donde los militares retendrán un control significativo.

Los últimos acontecimientos, con Cuba reforzando los lazos con Rusia y pidiendo consejo sobre cómo manejar el sector privado, apuntan en esa última dirección. Los informes de que Cuba y China están negociando para expandir la cooperación militar y de inteligencia, un acuerdo que podría proporcionar a las autoridades cubanas miles de millones de dólares, se han sumado a los temores de que los militares quieran mantener el país a flote apoyándose en los aliados políticos tradicionales, en lugar de avanzar en reformas de mercado.

El gobierno cubano también ha retrasado las regulaciones que aclaran los términos del financiamiento extranjero y la inversión en estas empresas privadas.

“La incertidumbre no podría ser mayor”, dijo el dueño de la empresa privada. y señaló que el gobierno cubano ya no es “un monolito”, con algunos funcionarios en ministerios específicos a favor de apoyar a la empresa privada y la oposición de otras agencias gubernamentales y funcionarios del Partido Comunista.

Sus temores parten de la historia reciente, que ha tenido “momentos de reformas y luego una parálisis o incluso un retroceso”, dijo. “Estamos hablando de un cambio importante en cuanto a los flujos económicos, y eso siempre genera problemas”.

Aún así, el empresario cubano dijo que, en última instancia, la grave situación económica del país implica que el libre mercado llegó para quedarse:

“El crecimiento del sector privado es irreversible”.