Muchos en el Reino Unido ven la coronación del príncipe Carlos con indiferencia

Los preparativos para la coronación afuera del Palacio de Buckingham en Londres, el 26 de abril de 2023. (Joanna Yee/The New York Times)
Los preparativos para la coronación afuera del Palacio de Buckingham en Londres, el 26 de abril de 2023. (Joanna Yee/The New York Times)

LONDRES — La coronación del rey Carlos III el sábado implicará un ritual tan poco frecuente en la historia británica moderna que la última vez que se dio fue hace 70 años, más o menos el tiempo que transcurre entre los avistamientos del cometa Halley. Sin embargo, la coronación aún no ha cautivado la imaginación de un Reino Unido preocupado por otros asuntos.

En panaderías, tiendas de juguetes y el museo de cera de Madame Tussauds están apareciendo imágenes del nuevo rey, en chocolates, Legos y cera. Antiguas reliquias de la coronación, que incluyen la piedra escocesa del destino, están llegando a la Abadía de Westminster para la ceremonia. Carlos y su reina consorte, Camilla, están ensayando cada paso del servicio en una sala acondicionada especialmente para ese fin en el Palacio de Buckingham.

Pero en una encuesta reciente de la firma de investigación de mercados YouGov a 3070 adultos en el Reino Unido, el 64 por ciento de los participantes dijeron tener poco o nulo interés en la coronación. Solo una tercera parte dijo que estaban muy o bastante interesados en ella. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, el número de los que manifestaron poco o ningún interés ascendió al 75 por ciento.

“El amor por la familia real parece haber disminuido”, comentó hace poco Jason Abdalla, de 24 años, un empleado informático afuera de un bar en el exclusivo barrio de Mayfair en Londres. “Da la sensación de que el aprecio por la monarquía es algo más antiguo, más maduro. A mis padres les gusta. Les encanta la familia real. Para mí es ‘lo que hay’”.

Hay otras explicaciones menos generacionales para la falta de emoción, como el clima lluvioso de primavera, que podría amainar a tiempo para la ceremonia del sábado, y la depresión económica por la que atraviesa el Reino Unido, que ha centrado la atención pública en el costo del pan más que en lo que los cínicos podrían calificar de pan y circo.

También está el contraste entre el rey Carlos y su madre, la reina Isabel II. La coronación de 1953 mostró a una joven monarca equilibrada que llegó al trono tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI, y se convirtió en un icono muy querido. A sus 74 años, Carlos es una figura conocida, cuyos defectos han sido analizados en los medios de comunicación durante décadas y que sigue siendo la cabeza de una familia disfuncional.

“No es la figura romántica que ella fue”, afirmó Ed Owens, un historiador que ha escrito sobre la interacción entre la monarquía y los medios de comunicación. “Es una personalidad humana compleja de cuya vida privada sabemos mucho más que de la reina en 1953”, agregó.

Owens comentó que, mientras la coronación de la reina simbolizó un nuevo comienzo para el país y la familia real, la coronación de Carlos viene después de un periodo de rencillas familiares que han dejado a la Casa de Windsor dividida y debilitada.

“El rey hereda una corona sacudida, y también empañada, por los acontecimientos de los últimos cinco años”, comentó.

La semana pasada, el hijo menor del rey, el príncipe Enrique, volvió a ventilar los trapos sucios de la familia. En su demanda contra el grupo periodístico británico de Rupert Murdoch por hackear su teléfono móvil, el príncipe Enrique reveló que su hermano mayor, el príncipe Guillermo, había recibido una “enorme suma de dinero” para zanjar las acusaciones de pirateo telefónico contra la empresa News Group Newspapers.

Harry dijo que se le había disuadido de seguir adelante con su litigio debido a un acuerdo secreto entre el palacio y News Group. El palacio, deseoso de sanear la reputación de Carlos y Camilla tras la ruptura de su matrimonio con la princesa Diana, estaba decidido a mantener una buena relación con los tabloides de Murdoch.

El momento de estas revelaciones (aunque involuntarias por parte de Enrique, dado que él no dicta el calendario de los procesos judiciales) podría acabar con cualquier esperanza de que Enrique pudiera reparar los desacuerdos de años con su hermano y su padre cuando asista a la coronación, según los observadores reales.

El mes pasado se anunció que Enrique asistiría, pero que su esposa, Meghan, y sus dos hijos, Archie y Lilibet, se quedarían en su casa de Montecito, California. Archie cumplirá 4 años el sábado, lo que, según algunos, le dio a Meghan una excusa perfecta.

No todos esperan la coronación con indiferencia. Janet Waterston, de 61 años, quien había ido a Londres desde Henley-on-Thames, dijo que esperaba un “ambiente de júbilo”, sobre todo porque el gobierno declaró día de asueto el lunes, un día después de la ceremonia.

Sin embargo, los expertos en la realeza señalaron que era inevitable que muchos británicos vieran la coronación con más recelo en esta ocasión.

“En 1953, el Reino Unido era una sociedad bastante deferente”, afirmó Vernon Bogdanor, una autoridad en materia de la monarquía constitucional en el King’s College de Londres. “Ahora es una sociedad competitiva, basada en ganarse una posición por méritos propios. Por ende, la monarquía está condenada a atraer más escepticismo”.

El Palacio de Buckingham no es indiferente al cambio de actitudes. Por ello, redujo el recorrido de la procesión entre el palacio y la Abadía de Westminster en comparación con el que realizó Isabel en 1953. Esto evita los embotellamientos en el centro de Londres y hace que las multitudes que se agolpan en las calles no parezcan escasas.

Para quienes residen en el Reino Unido sin ser británicos, el “poder blando” de la monarquía no puede subestimarse. Pero atraer a una población más joven y diversa es un proyecto a más largo plazo que una sola ceremonia.

“Creo que tienen una marca fuerte, como monarquía, y si lo traducen en valor para la sociedad británica, estarán bien”, comentó Marta Sauri López, de 36 años, originaria de España que trabaja para una empresa de capital de inversión en Londres. “Tal vez, la Mancomunidad de Naciones tiene mucho que decir ahí”, añadió. “Así que, si la monarquía consigue mantener la Mancomunidad unificada, será una gran ventaja”, agregó.

Sin embargo, la coronación para Sauri López es, al igual que para muchos británicos, solo un día libre bienvenido. “No me molesta”, dijo, “pero tampoco me interesa”.

c.2023 The New York Times Company