Refugiados sí, turistas no: un graffiti en Mallorca destapa el hartazgo con los extranjeros adinerados
El mensaje es contundente, aunque de momento minoritario, especialmente en lo que se refiere a la primera parte de la frase: ‘Turistas marcharos a casa, refugiados bienvenidos’. La creciente peligrosidad de Túnez, Egipto o Turquía, países tradicionalmente turísticos, pero que han sufrido atentados terroristas en los últimos meses, ha provocado un alza en los visitantes que eligen España.
Su extensa cultura, además de los destinos de playa le hacen un destino ideal, especialmente para los vecinos del norte de Europa. Gobierno y empresarios se han felicitado por la recuperación espectacular en el sector servicios, pero hay quién no las tiene todas consigo.
El mensaje que pide la marcha de los turistas (REUTERS).
Y es que los locales están sufriendo en sus propias carnes la llegada de estos turistas que en ocasiones son muy molestos. Baleares es el principal ejemplo, pero no el único. Por eso no es de extrañar que empiecen a aparecer graffitis como el de la imagen…
“Nos quieren convertir en un parque temático, un lugar que cierra sus puertas por las noches porque nadie vive aquí”, se queja amargamente Luis, un vecino del turístico barrio de La Seu en Palma de Mallorca, tal y como cuenta Reuters.
El motivo de su lamento es que el ayuntamiento ha prohibido recientemente el poder aparcar cerca de la catedral, debido a que la vista de los vehículos en una explanada junto al mar no es agradable. El principal problema es que decenas de familias, que viven en esas pequeñas calles, se han encontrado de repente con que no tienen ningún lugar donde estacionar sus coches, viéndose obligados a irse más lejos o a gastar horas y horas dando vueltas.
En una de las islas vecinas, Ibiza, la preocupación tiene más que ver con la escasez de agua como dolor de cabeza habitual. En Menorca con la sobreexplotación de los parajes naturales que hacen temer por la supervivencia. No se puede olvidar que en tramos del verano Baleares llega a duplicar su población, con miles de turistas gastando los escasos recursos de los que dispone el conjunto de islas.
Playa de Palma llena de gente (REUTERS).
Si bien es cierto que el aumento del turismo ha llevado a mayores ingresos, especialmente en el sector del ocio, también hay quién se pregunta si estos lugares necesitan ese tipo de crecimiento y si es deseable.
“Los recursos que tenemos son finitos, es lógico que haya que limitar el número de personas que vienen. Si construimos toda nuestra economía en torno al turismo, no tendremos nada sobre lo que sostenernos si las tendencias cambian”, revela el trabajador de una librería en una de las zonas más transitadas de Palma, que sabe de lo que habla porque ya lo ha vivido anteriormente.
Con el objetivo de evitar tanta llegada de turistas, ya se están tomando medidas. Formentera quiere introducir impuestos sobre los automóviles que entran en la región y el Gobierno autónomo de Baleares se plantea imponer una tasa de hasta 2 euros por día a cada turista, con el objetivo de disuadirles, pero probablemente esta medida solo servirá para recaudar más dinero y poco más.
Otro graffiti en Palma en el que se lee ‘turistas vosotros sois los terroristas’ (REUTERS).
Mientras tanto, muchos residentes se preguntan cómo es posible que España permita la llegada de tanto turista y sin embargo, solo haya sido capaz de acoger de momento a 65 refugiados, habiéndose comprometido con Europa a recibir a más de 14.000.
Parece que la solidaridad solo está con el dinero y no con las personas. Y eso que los españoles se muestran claramente a favor, con un 97% que quiere acogerles, según una encuesta de Amnistía Internacional.
Javier Taeño (@javiertaeno)