La reducción de la población y sus consecuencias, ¿una amenaza inverosímil?


DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS

El escritor estadounidense Douglas Rushkoff publicó recientemente el libro Survival of the Richest, editado en español con el título La supervivencia de los más ricos. Me enteré de ello por una entrevista que Manuel G. Pascual le hizo en el periódico El País. Y eso me llevó a comprar el libro. En la entrevista, Rushkoff dice que la obra surge de una reunión a la que fue invitado por cinco “milmillonarios”, así los describe Pascual, en un resort de superlujo escondido en el desierto californiano.

Rushkof esperaba algo distinto, pues fue convocado a dar una conferencia, y en lugar de eso se encontró con cinco individuos que le preguntaron cómo sobrevivir a la inminente catástrofe que se nos viene encima. Los cinco estaban convencidos de que, ya sea por el cambio climático o por un evento nuclear, o por lo que a usted le dé la gana, nuestra civilización va en una ruta que habrá de ponerla, en el mejor de los casos, en pausa, y en el peor, aniquilarla.

Leer el libro me llevó a revisar las amenazas que se ciernen sobre nosotros, y encontré un rubro que por inesperado llamó mi atención. Hay un estudio del Pew Research Center que analiza los datos demográficos de las Naciones Unidas, y llega a conclusiones sorprendentes, pues no contemplan una humanidad que sigue creciendo aceleradamente, sino una que por, el contrario, decrece. Y esto se demuestra matemáticamente.

¿QUE SE REDUZCA LA POBLACIÓN ES POSITIVO?

Esto a primera vista supone algo positivo, pues resulta evidente que los sistemas ecológicos están presionados por nuestra producción de contaminantes, así como por nuestra demanda de agua y alimentos. Y es claro que reducir la cantidad de seres humanos es necesario para el planeta. Pero si la reducción es drástica, y los modelos llevan a suponer esto, traerá serios problemas que también pueden llevarnos a eventos catastróficos.

Los avances científicos han permitido, por un lado, alargar los periodos de sobrevida, y por el otro, controlar la natalidad. Una amplia gama de anticonceptivos ha permitido a las mujeres disminuir las tasas de fertilidad, y si bien a la hora de hacer un chamaco tanto ellas como nosotros la pasamos de rechupete, después del acto, si este fecunda, la vida de la mujer cambia drásticamente.

Engendrar y criar una criatura reduce y compromete la libertad de la mujer en muchos aspectos. Eso ha llevado a que las mujeres planeen sus familias y busquen tener poca descendencia. Hay parejas que incluso renuncian a la posibilidad de tener hijos y algunas, para llenar el vacío, prefieren tener mascotas.

Si vemos la tendencia de crecimiento poblacional, del año 1000 al 1400 no hubo un gran incremento de habitantes en la tierra, en aquel tiempo había 500 millones de habitantes en el mundo. Sin embargo, a partir del 1400, el crecimiento se aceleró y en el año 1800 llegamos a los 1,000 millones. En cuatro siglos se duplicó la humanidad.

LA VELOCIDAD CON LA QUE SE DUPLICA LA POBLACIÓN ESTÁ ESTACIONADA

Entre el año 1800 y 1920 volvimos a duplicarnos, pues pasamos de 2,000 a 4,000 millones de habitantes. Esta vez solo tomó poco más de un siglo duplicarnos. Entre 1920 y 2020 volvimos a duplicarnos, pero esta vez no se redujo el tiempo, pues otra vez nos llevó un siglo multiplicarnos por dos.

De modo que nuestra velocidad de duplicación se ha estacionado y la tendencia marca que habrá de desacelerarse para en breve tiempo comenzar a contraerse.

En la década de 1950, el índice de fertilidad global indicó que cada mujer tenía un promedio de 4.5 hijos. Y en la actualidad, en el globo se tienen 2.3 hijos por mujer. En México, hoy en día, este índice es menor a 2. Un índice menor a 2 significa que la siguiente generación será menor a la anterior y, con ello, vendrá una contracción de la población.

La población en México dejará de crecer entre el año 2060 y 2070; y la de Brasil, en la década de 2040. Un estudio de la Oficina del Censo en Estados Unidos nos dice que en la próxima década el aumento de su población nativa estará por debajo de 1 por ciento, y que los inmigrantes se convertirán en factor de crecimiento poblacional. Europa por su parte ya ha dejado de crecer.

NIVELES QUE PRESIONAN LOS RECURSOS NATURALES

En mi intervalo de vida solo he visto crecer a la población, y me parece que hemos llegado a niveles que presionan en exceso los recursos naturales. Es evidente que estamos encontrando soluciones tecnológicas, pero las áreas para la vida salvaje han sido sustituidas por granjas o tierras de cultivo, y sin estas áreas muchas de las especies que las habitaban se han extinguido.

En el siglo III a. C., el comediógrafo Plauto acuñó la frase “homo homini lupus” en una de sus comedias. Esta alocución latina significa que el lobo es el lobo del hombre y se planteó en relación, entre otras cosas, a que nos aniquilamos con enorme facilidad. Esta manía de aniquilarnos sirvió como freno al crecimiento poblacional en los siglos anteriores. La última gran conflagración fue la Segunda Guerra Mundial, y en ella se aniquilaron 60 millones de seres humanos. Luego vino Corea, Luego Vietnam, y hoy ya van medio millón de muertos en la guerra de Ucrania. Pero ni así la humanidad ha dejado de crecer.

Por eso me ha llamado tanto la atención el argumento de la contracción que marca una inversión en la pirámide poblacional sin guerras ni pandemias ni eventos catastróficos. En un primer enfoque, es una buena noticia, pero el camino del infierno está empedrado con buenas intenciones.

LA POBLACIÓN PRONTO COMENZARÁ A CONTRAERSE

Nuestros sistemas no están preparados para ello. Jaume Viñas publicó en El País un artículo cuyo título lo dice todo: “En España hay más de 1,000 pueblos en los que no nacen niños desde 2012”. En él nos dice también que casi 20 por ciento de la población española es mayor de 65 años. En Asturias está Bulnes, y en este pueblo hay un solo niño que se ha convertido en una atracción para los visitantes.

La tendencia indica que en 2080 llegaremos a un número cercano a 10,000 millones de habitantes en el globo. A partir de ahí la biomasa humana comenzará a contraerse, y esta contracción podría ser acelerada.

Esto supone ventajas para la ecología, pero requiere de nuestra atención inmediata, pues siempre que la ecología sale beneficiada, la economía sale perjudicada. De acuerdo con un estudio del Instituto de Métrica y Evaluación en Salud, el número de infantes menores de cinco años, que en 2017 era de 681 millones, en 2100 será de 400 millones. Y el número de personas mayores a los 80 pasará de 141 millones en 2017 a casi 900 millones. Los infantes se reducirán 30 por ciento, y los ancianos aumentarán 540 por ciento. La esperanza global de vida de la población se incrementa y esta tendencia amenaza con continuar.

Los programas de retiro para ancianos serán insuficientes, las capacidades instaladas de vivienda, alimentación y de casi cualquier cosa, excesivas. Esto traerá presiones sociales, laborales y financieras, que los políticos populistas aprovecharán.

CÓMO LIDIAR CON EL FUTURO

Se puede crear un caos político y, por supuesto, económico. Recientemente fui testigo en Francia de un movimiento en reacción a la iniciativa gubernamental para alargar la etapa de retiro. El país galo se llenó de huelgas, una de ellas, la de los trabajadores de limpia de París. Ellos dejaron de recoger la basura, se acumularon cerros de desperdicio en las calles y comenzó a reinar el caos. Finalmente lograron aprobar y poner en marcha la iniciativa, pero con un alto costo.

La reducción drástica de la población debe llegar en los próximos 80 años y traerá problemas que se deben contemplar para planear, desde ahora, cómo lidiar con ellos. Algo similar sucedió con el calentamiento global, pues se comenzó a hablar de él en el segundo lustro de la década de 1950, hace más de 60 años.

Si el mundo comienza a ocuparse de esto, es muy posible que la catástrofe que tiene tan ocupados a los “milmillonarios” no se presente, se anticipen los problemas, y se implementen soluciones anticipadas. Que se defina un número ideal de habitantes en el planeta, que se pueda recuperar gran parte de la vida salvaje, e incluso, reparar el daño que hemos ocasionado al planeta.

Si no, los desajustes serán catastróficos y es posible que los lideres populistas prometan soluciones irreales, las masas que votan emocionalmente los apoyen y se compliquen las cosas hasta convertir la posibilidad de un paraíso en un infierno que nos lleve a niveles demográficos irrecuperables. O quizás, apoyados en la inteligencia artificial, le demos la vuelta a la tortilla y conquistemos el equilibrio. La moneda está en el aire.

VAGÓN DE CABÚS

La Secretaría de Energía de México mandó a la congeladora los proyectos que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberían votarse para otorgar amparos en contra de la Ley de Industria Eléctrica. Los proyectos de la Corte declaran inconstitucionales siete artículos fundamentales de la reforma a la ley.

El actual gobierno no tiene respeto alguno por las reglas establecidas, y en su afán de crear cambios rompe, sin el menor pudor, las normas que regulan la marcha del país. El asunto habrá de esperar. Las cosas de palacio van despacio. Mientras tanto, la energía seguirá siendo irregular, ineficiente y costosa. Falta menos de un año, ojalá que cambien las cosas para bien. N

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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.

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