Rectora de CSU: Igualar condiciones con apoyo económico ayuda a nuestro país | Opinión

Durante toda mi infancia, mis padres nos repetían el mismo mantra a mis hermanos y a mí: “La única herencia que una familia pobre deja a sus hijos es una buena educación”.

Esas palabras se me quedaron grabadas cuando me convertí en la primera graduada universitaria de mi familia. El acceso a la educación superior cambió toda la trayectoria de mi vida y la de toda mi familia. Ahora, como primera rectora latina del sistema de la Universidad Estatal de California, me enorgullece decir que estamos sirviendo de motor de movilidad social de poblaciones históricamente desatendidas, haciendo que los estudiantes pasen de la clase baja a la clase media y más allá a una escala incomparable.

Pero debemos seguir luchando por esa accesibilidad.

Casi la mitad de nuestros estudiantes universitarios reciben becas Pell, la base de la ayuda federal para los estudiantes en el sistema de la CSU y en todo el país. La asombrosa cifra de 220,000 estudiantes de la CSU en 2022-23 dependían de este dinero para financiar su educación, no endeudarse y lograr su objetivo de graduarse.

La importancia de las becas Pell va mucho más allá de la accesibilidad a la universidad: Aquellos que reciben Pell permanecen en la escuela en mayores tasas, terminan la universidad con menos deuda o incluso sin deuda y se gradúan más rápidamente.

Sin embargo, los estudiantes reciben mucha información errónea sobre la asequibilidad y el valor de la universidad. En los últimos meses se han publicado noticias sobre costos universitarios que alcanzan los $100,000 anuales en las universidades de élite. Pero lo que no se señala es que se trata del precio de etiqueta sin tener en cuenta la ayuda financiera. Estas historias tampoco diferencian entre el costo de Harvard y, por ejemplo, CSU, Dominguez Hills. La realidad es que la matrícula promedio en la CSU cuesta unos $8,000 al año, a veces menos, o es gratis con ayuda financiera.

También hay historias de estudiantes que se gradúan con una deuda de entre $50,000 y $100,000. Es el peor de los casos. Más de la mitad de los estudiantes de la CSU se gradúan sin deudas, y para aquellos que lo hacen, es –en promedio– de aproximadamente $15,000 por cuatro años o más de universidad.

Por último, algunos miembros del Congreso que quieren atacar a las “universidades de alto precio” usan las audiencias para exagerar aún más este concepto erróneo, llevando a algunos a creer que las personas están mejor sin ir a la universidad. Si a esto añadimos las dificultades para acceder a la Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes, tenemos la tormenta perfecta.

Los estudiantes que de otro modo solicitarían ir a la universidad, en lugar de hacerlo, están trabajando en empleos de bajos ingresos sin darse cuenta de que Pell puede hacer realidad sus sueños de una vida mejor. Por ello, algunos fondos que podrían y deberían usarse en Pell se desaprovechan. En la actualidad, en gran medida no se usan (a veces, el Congreso hace incursiones en estos fondos para otros fines).

Esto es inaceptable. Si usáramos las reservas Pell exclusivamente para lo que están destinadas –para los estudiantes que reúnen los requisitos Pell– podríamos aumentar fácilmente la beca Pell máxima de forma significativa y seguir manteniendo una reserva de emergencia. Esto, a su vez, permitiría a más estudiantes cumplir sus sueños de cursar estudios superiores y tener una vida mejor.

Este no es solo un problema de California, es un problema nacional, que afecta en mayor medida a los que se encuentran en el escalón económico más bajo. La beca Pell está pensada para igualar las condiciones de todos los estadounidenses. Tenemos que asegurarnos de que se usa de esa manera para aumentar con éxito las oportunidades para todos.

Por eso el sistema de la CSU es líder en el impulso para duplicar la beca Pell. Mejoraría el acceso a la universidad de los estudiantes de todos los entornos socioeconómicos, restablecería los aumentos automáticos por el costo de la vida de la beca máxima y reservaría los fondos sobrantes para futuras necesidades o mejoras del programa. También aportaría beneficios significativos en forma de mejora de la permanencia de los estudiantes, mayores tasas de finalización de los estudios y mayor apoyo a las necesidades básicas de los estudiantes con medios económicos modestos.

Duplicar la beca Pell sería importante para el estado y el país: La CSU impulsa la vitalidad económica de California, la mayor economía de Estados Unidos y la quinta del mundo.

Mientras nuestros legisladores federales debaten y votan sobre el proyecto de ley bipartidista para ampliar el acceso a las becas Pell para programas académicos de corta duración, la CSU les pide que fortalezcan y amplíen nuestra inversión en la Pell por el bien de todos los estudiantes que buscan educación superior y por el bien de nuestro estado y del país que depende del éxito de estos jóvenes becarios.

La Dra. Mildred García es la undécima rectora de la Universidad Estatal de California.