Recoleta, territorio kirchnerista: así se vive el “acampe” de la militancia frente a la casa de Cristina

La militancia kirchnerista copó Recoleta
La militancia kirchnerista copó Recoleta - Créditos: @Enrique García Medina

El cacerolazo contra Cristina Kirchner en Recoleta derivó en una contramarcha de la militancia kirchnerista, que colmó varias calles alrededor del edificio en el que vive la vicepresidenta, en Juncal y Uruguay.

“Si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar”, es uno de los cánticos más entonados. De La Cámpora y la JP, lo que surgió como una barrera para evitar cualquier protesta espontánea terminó como un territorio marcado. Así está el barrio esta noche. Las luces del frente de la casa de la titular del Senado están apagadas. La custodia se dispersa con handys en medio de la militancia. Ahora, la casa de Cristina es un lugar “seguro”.

Pero los que apoyan a la vice no solo coparon varias cuadras, algunos se subieron a los balcones que tienen postigos cerrados. No hay lugar casi para poder pasar. No entra un alfiler, como se dice en la jerga popular. Los restaurantes y comercios de la zona decidieron cerrar más temprano.

Otros se toparon con la imposibilidad de entrar o salir a sus propios edificios con sus autos. Las manzanas alrededor de la esquina del edificio están colmadas de vehículos, circulan con balizas o están totalmente parados. Pasaron las 22 y Recoleta está copado por la militancia kirchnerista.

Departamento de Cristina Fernández de Kirchner
Departamento de Cristina Fernández de Kirchner - Créditos: @Domitila Dellacha

Una mujer que fue a visitar a su madre a pocas cuadras de la esquina en la que vive Kirchner contó a LA NACION que vio cómo bajaban cajas con bebidas y mate para lo que parece un eventual acampe. Habrá que ver cómo se transita la noche. Entre rumores de que Cristina saldrá al balcón y la necesidad de “bancar a la jefa” está la militancia.

“Vinimos autoconvocados porque lo que están haciendo con Cristina es una injusticia”, asegura Roberto Montenegro. El hombre manejó desde José Leon Suarez para apoyar a la vicepresidenta. Mientras habla con LA NACION, se escucha un coro en loop.

“Se pudre todo porque nadie nos dio tantos derechos como ella”, agrega Montenegro, mientras un hombre a su lado asiente con la cabeza. Otros se preparan para quedarse. Van a los kioscos de la zona que permanecen abiertos para comprar provisiones.

Pero no solo la juventud se acercó al lugar. “Vine porque amo a Cristina, porque le voy a hacer el aguante de por vida, hasta el ultimo día. Que metan en cana a mugricio (sic)”, dice Betty Ponce a LA NACION. Tiene 73 años y es de Barracas.

Pasadas las 23, el que se muestra en el lugar es el diputado nacional Leandro Santoro, que declina hablar con este medio. Entre tanta gente, un chico se desmaya.

Leandro Santoro en Juncal y Uruguay
Leandro Santoro en Juncal y Uruguay