Recibir un mensaje de texto al día podría ser bueno para la salud

Un estudio de Australia sugiere que enviarl a los pacientes mensajes de texto con recordatorios de comer saludablemente, hacer ejercicio y dejar de fumar los ayuda a modificar el estilo de vida para reducir el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. Un equipo envió cuatro mensajes de texto por semana a unas 350 personas con enfermedad cardíaca para reforzar los cuidados habituales con recordatorios diseñados para promover los hábitos saludables, mientras que otros grupo de 350 pacientes, que no recibieron esos mensajes, continuaron sus rutinas (grupo control). A los seis meses, los primeros habían mejorado con respecto del grupo control en el peso, los valores de presión y colesterol, y el tabaquismo. "El beneficio de los recordatorios sobre el ejercicio, la cesación tabáquica y la pérdida de peso a los seis meses es significativo", dijo la autora principal, la doctora Clara Chow, cardióloga del Instituto George para la Salud Mundial y la Universidad de Sídney, en Australia. "Como médicos, queremos resolver varios factores de riesgo en los pacientes que tuvieron un infarto. Si esos factores de riesgo disminuyeran en el largo plazo, disminuiríamos el riesgo de que se repitan los ataques", agregó. Como publica en JAMA el equipo de Chow, los mensajes de texto son una forma simple y económica de llegar a los pacientes que necesitan apoyo para cambiar el estilo de vida cuando abandonan el hospital. 6.000 millones de los 7.000 millones de personas que habitan la Tierra tienen un teléfono móvil, por lo menos 1.000 millones más que los que tienen wc o letrina, según informa Naciones Unidas. Unos 17,5 millones de personas mueren por enfermedades cardiovasculares anualmente y, en la mayoría de los casos es por un infarto o un accidente cerebrovascular, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Los participantes habían tenido un infarto o habían sido sometidos a una intervención para identificar o eliminar una obstrucción del flujo sanguíneo al corazón o en el resto de las arterias. El equipo envió los mensajes de texto durante la semana, en distintos horarios, con información breve y personalizada que incluía el nombre del paciente y un consejo saludable de acuerdo a las necesidades de cada uno. Los participantes tenían unos 58 años al inicio del estudio, sobrepeso u obesidad, y muchos estaban tomando antihipertensivos o medicamentos para reducir el colesterol. Eran principalmente hombres. Los autores los examinaron al inicio del estudio y a los seis meses. Determinaron los niveles de lípidos en ayunas, la frecuencia cardíaca, la presión, el peso y la circunferencia de la cintura. Les preguntaron qué comían, si hacían ejercicio y si fumaban. Más allá del tamaño de la muestra, los autores reconocen entre las limitaciones del estudio que utilizaron las respuestas de los participantes para evaluar los cambios en la alimentación, el ejercicio y el tabaquismo. En un editorial, los doctores Zubin Eapen y Eric Peterson, de Duke University, en Durham, Carolina del Norte, señalan que también se desconoce si aquellos cambios se mantuvieron tras suspender el envío de los recordatorios o cuál sería la cantidad óptima de mensajes necesaria para sostener esos nuevos hábitos en el tiempo. Aunque se necesitan más estudios, Eapen dijo vía e-mail que los resultados sugieren que los mensajes de texto tendrían un papel crítico en el futuro para que los pacientes modifiquen el estilo de vida satisfactoriamente.