Por qué en realidad no es tan cierto eso de que los opuestos no se atraen en el amor y el sexo
La gente ha vivido durante mucho tiempo con el dicho de que “los opuestos se atraen”.
Se dice que el introvertido se enamorará del extrovertido, o el chico malo de la estudiante sobresaliente. Es una creencia alojada en la cultura popular desde hace mucho tiempo.
Mientras para muchos es una verdad que aceptan rápidamente, e incluso dan ejemplos de su propia vida, varios investigadores han desacreditado la idea a lo largo de los años.
“La investigación es bastante clara: en realidad no es cierto”, dice el psicólogo clínico Ramani Durvasula, un experto en relaciones tóxicas.
“Aquellas personas que comparten intereses, carácter y todo eso tienden a ser más propensas a tener citas románticas”.
De hecho, varios estudios han demostrado que los amigos y las parejas románticas tienden a compartir creencias, valores y pasatiempos básicos. Que las personas tienden a sentirse atraídas o confiar en aquellas con características físicas similares. Y algunas investigaciones sugieren que las personas se decantan por otras personas con personalidades similares.
También hay evidencia que sugiere que los opuestos se repelen, particularmente en torno a puntos de vista y valores.
Y en un clima social, político y cultural cada vez más dividido en el mundo, es posible que sea todavía menos probable que nos enamoremos de alguien que piensa muy diferente a nosotros.
Factores como las redes sociales indican que se está volviendo mucho más fácil para las personas concertar citas con otras personas con ideas afines, lo que deja la idea de que “los opuestos se atraen” más obsoleta que nunca.
Cara a cara
Es difícil precisar exactamente el origen del dicho “los opuestos se atraen”, pero el sociólogo estadounidense Robert F. Winch lo sugirió en un artículo de 1954 en la American Sociological Review.
Su investigación se centró en las “necesidades complementarias en la selección de pareja”: la idea de que las personas buscaban a quienes tuvieran ciertas cualidades de las que carecían (como el introvertido que elige al extrovertido, tal vez como una forma de que el introvertido se beneficie de la influencia del extrovertido).
Sin embargo, inmediatamente después de la investigación de Winch, otros científicos comenzaron a sacar conclusiones diferentes.
Menos de una década después, otro investigador de psicología social de Estados Unidos, Donn Byrne, desafió la hipótesis y planteó que “un extraño que se sabe que tiene actitudes similares a las del sujeto es más querido que un extraño con actitudes diferentes”.
“Ese fue el comienzo”, dice Angela Bahn, profesora de psicología en Wellesley College, EE.UU. “Desde entonces, ha habido evidencia muy fuerte y generalizada de atracción por similitud”.
Bahn identificó esto en su propio estudio de 2017, en el que los investigadores conocieron a parejas en espacios públicos estadounidenses. Observaron que la similitud entre los pares fue estadísticamente significativa en “86% de las variables medidas”, incluidas actitudes, valores, actividades recreativas y uso de sustancias.
Más específicamente, las parejas de amigos y parejas románticas coincidieron en las actitudes sobre el matrimonio homosexual, el aborto, el papel del gobierno en la vida de los ciudadanos y la importancia de la religión.
Aun así, hay muchas razones por las que puede parecer que los opuestos se atraen, como las diferencias superficiales que hacen que las personas parezcan más opuestas de lo que realmente son.
Un “contador cuadrado” y un “artista desinhibido”, por ejemplo, pueden parecer una pareja antitética, sugiere Durvasula, pero “sus valores, ya sea en torno a la familia o la ideología política”, probablemente serán similares.
Personalidades
Curiosamente, la personalidad sigue siendo un área donde las conclusiones son menos sencillas.
En el estudio de Bahn, por ejemplo, las parejas mostraron “niveles más bajos de similitud” en la personalidad, específicamente en lo que se conoce como los “cinco grandes”: apertura, escrupulosidad, extroversión, amabilidad y neuroticismo.
Bahn explica que, por ejemplo, “dos personas que son muy dominantes no van a trabajar bien juntas, por lo que esa es el área donde la complementariedad, que puede considerarse como ‘los opuestos se atraen’, es mucho más común”.
Pero otro estudio de 2017 realizado por Youyou Wu, profesor de psicología social del University College London, arrojó hallazgos diferentes.
Al observar los perfiles de Facebook de aproximadamente 1000 parejas y 50.000 pares de amigos, Wu y sus colegas mostraron que “existe una similitud más fuerte que la que se encontró anteriormente... para los cinco rasgos de personalidad” entre los pares: una indicación más de que los opuestos pueden no atraerse.
Las app de citas
Lo anterior no quiere decir que las personas con valores y puntos de vista polarizados no encuentren el éxito juntos.
Sucede, por supuesto, y puede haber beneficios en el desacuerdo, o incluso en la oposición fundamental en las parejas.
Ipek Kucuk, de 29 años y radicada en París, experta en citas y tendencias en la aplicación de citas Happn, dice que recientemente pasó de salir con una persona con la que”estaba de acuerdo en todo” a con alguien que tiene perspectivas alternativas sobre temas candentes como la vacunación y la religión.
“Antes de romper con mi ex, no sabía lo aburrida que estaba”, dice Kucuk. “Si bien fue una montaña rusa de conversaciones con mi pareja actual, porque me impactó con algunas de sus opiniones, realmente me hizo crecer… ampliar mis perspectivas. Realmente aprecio eso”.
Sin embargo, Kucuk dice que tiene ciertas creencias que debe compartir con su pareja, como el feminismo y el apoyo a los derechos LGBTQ. Y muchos otros parecen tener la misma preferencia.
Hoy, compartir puntos de vista políticos ha sido esencial para que las parejas se unan.
En un ejemplo, las menciones de “Black Lives Matter” (BLM) aumentaron 55 veces en 2020 en la aplicación de citas Tinder, lo que indica que las personas no estaban dispuestas a comprometerse con parejas que no compartían sus convicciones más importantes.
Después de que OkCupid lanzó una insignia que los usuarios podían poner en sus perfiles para mostrar su apoyo a BLM, los usuarios que incluían la insignia tenían dos veces más probabilidades de coincidir con otros usuarios que la tenían, le dijo un representante de OkCupid.
La enorme influencia cultural de las redes sociales y sus algoritmos, que conectan a personas con creencias similares, puede estar empujando a las personas aun más hacia aquellos que comparten los mismos puntos de vista y actitudes.
Como explica Wu, varias aplicaciones de citas recomiendan personas en sus redes sociales, o basándose en los “me gusta” compartidos en Facebook o seguidores en Twitter.
“Es fácil conectarse con personas con las que se está de acuerdo en Internet”, dice Bahn. “Los algoritmos en las plataformas de redes sociales nos muestran cosas con las que creen que ya estaremos de acuerdo”.
Los servicios de citas en línea parecen aceptar esto: es una característica, no un error.
Según el portavoz de OkCupid, su aplicación es conocida “por ayudar a las personas a conectarse en temas sociales y políticos” gracias a su algoritmo.
Ahora, las redes y sitios en línea que muchos de nosotros usamos para encontrar amigos, citas y, en última instancia, el amor, nos empujan hacia personas que parecen pensar de manera similar a nosotros.
Eso no es del todo malo: la gran cantidad de datos que muestran el alto porcentaje de parejas que comparten puntos de vista y valores sugiere que es un buen indicador de una relación duradera.
Pero también hay desventajas: si solo salimos con personas que piensan como nosotros, es menos probable que tengamos el tipo de conversaciones que disfruta Kucuk con su pareja, como los debates que desafían nuestras suposiciones y tal vez incluso nos abren los ojos a diferentes visiones del mundo.
Después de todo, dada la prevalencia y el poder de la tecnología, y el hecho de que, para empezar, los opuestos no se atraen exactamente, el dicho bien puede estar en camino a la obsolescencia.
Por Jessica Kelin