Rafael Márquez vs Israel Vázquez, la rivalidad de mexicanos que tuvo consecuencias aterradoras

Rafael Márquez en una pelea con Juan Manuel López en 2010. (ROBYN BECK/AFP via Getty Images)
Rafael Márquez en una pelea con Juan Manuel López en 2010. (ROBYN BECK/AFP via Getty Images)

Rafael Márquez e Israel Vázquez tuvieron un total de cuatro peleas de escándalo. Todas habían sido un deleite para los fans del boxeo mexicano. Fue acción total, a un nivel incluso desmedido. Desde su primer combate, los dos se instalaron en la categoría de clásicos del boxeo. Se conocían a la perfección y sabían que cada nuevo combate entrañaría más dolor y sangre. Aún así los aceptaron todos. La historia ya los tenía en un altar, pero ellos querían otro combate más por el orgullo.

Su primera pelea se dio en marzo de 2007 en Carson, California. Ahí el vencedor fue Márquez, que le quitó a Vázquez el título mundial gallo del CMB. Fue una pelea sin tregua, de las que vuelen loco al público mexicano: intercambio constante, velocidad y recursos técnicos enfocados en dañar al rival de manera efectiva para no irse a la decisión y mejor ganar por la vía rápida. La pelea terminó cuando la esquina de Vázquez decidió no salir al octavo round. Pero, después de semejante espectáculo, una revancha era obligatoria y se dio apenas cinco meses después.

El resultado cambió: Vázquez salió victorioso por nocaut técnico y dejó abierta la puerta a una nueva entrega. Parecía ideal: una victoria para cada uno. Y en marzo de 2008 llegó el tercer combate. Ahí la victoria fue dividida para Vázquez, que se estaba llevando la ventaja, pero faltaba una pelea más en la saga, lo cual fue extraño pues casi siempre las rivalidades se quedaban en tres combates y no más. Fue dos años después, en mayo de 2010. Ahí Márquez ganó para dejar la saga en un 2-2 que evidenció la paridad entre ambos. Y que puso fin a una carnicería de la que ambos tuvieron que pagar muchas consecuencias aterradoras.

En mayo del año pasado, ambos peleadores contaron en entrevista con Un Round Más parte de lo que habían sufrido en esa saga impresionante de combates: Márquez, en la segunda y tercera pelea, tuvo que ser operado de un ojo por los golpes que le propinó Vázquez. El daño, desde luego, fue mutuo y brutal. Así lo recordó Vázquez: "Me machacaste tanto que la retina se me dañó como en pedazos. Te miraba como si estuvieras entre el agua". Y en la primera pelea Vázquez ya había tenido una fractura de nariz.

"Uno sube al ring con la intención de ganar, no de dañar al rival", valoró Vázquez. "Hicimos el daño, pero no teníamos la intención. La intención es ganar, pero no poner mal al rival", argumentó Márquez, quien también recordó una anécdota familiar. "Me dijo mi mamá: si quieres pelear (otra vez con Vázquez), cómprate tu ataúd. Lo que hiciste ya está".

Ambos quisieron proseguir con la rivalidad porque tenían el orgullo de ganar. Después de la tercera pelea, Vázquez se removió un moretón y notó que de un ojo estaba ciego y el otro tenía un campo visual nebuloso. La retina, desprendida. Se operó, volvió a entrenar, pero tuvo problemas de nuevo con la retina. Tuvo hasta siete cirugías totales en el ojo. "Alcanzo a ver, pero con una prótesis. Tenía mi ojo, pero ya no distinguía. Básicamente era ciego".

Las batallas así no se olvidan nunca. Márquez y Vázquez se ganaron un lugar eterno en el boxeo mexicano. Las consecuencias las pagaron los dos. Fue el desenlace personal de una rivalidad sin comparación. Lo dejaron todo en el ring y eso los aficionados mexicanos no lo olvidan hasta hoy. En la última pelea, Vázquez tenía una ceja abierta. Márquez le dijo que ya no quería pegarle ahí. Vázquez dijo que no le importaba. Ese momento sintetiza la rivalidad de principio a fin.