Rafael Bisquerra: "Los grandes problemas de la humanidad en el siglo XXI serán emocionales"

Con más de 25 años investigando y trabajando sobre temas de educación emocional, Rafael Bisquerra, presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (Rieeb) licenciado en psicología y psicopedagogía, presenta su nuevo libro Educación emocional, 50 preguntas y respuestas, que escribió junto a Èlia López-Cassá. Los autores, exponen las 50 preguntas que surgieron de las necesidades de profesiones, cuyas respuestas combinan fundamentaciones teóricas y aplicaciones prácticas. La educación emocional es un aspecto clave de la educación orientada al desarrollo integral de la personalidad y podría contribuir a disminuir el acoso escolar.

Desde su casa en Barcelona, y por Zoom, casi el sistema estrella de videoconferencias en estos tiempos de cuarentena y pandemia por el Covid-19, este catalán de 71 años y con varias publicaciones en su haber anticipa que "los grandes problemas de la humanidad en el siglo XXI serán problemas emocionales". Y Advierte: "En la medida que enseñemos unos conocimientos puramente cognitivos, podemos formar máquinas para matar de gran eficiencia; es lo que fue el nazismo".

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-En su libro, menciona que no se le da la importancia necesaria a la regulación emocional siendo éste uno de los aspectos esenciales de la educación emocional, ¿a través de la clases virtuales, que reciben hoy los estudiantes, se les podría enseñar a regular las emociones?

-Yo siempre he sido reacio a clases a distancia sobre educación emocional porque el contacto presencial es una característica esencial para establecer un clima. La experiencia de la pandemia tengo que reconocer, que me ha impuesto las clases online porque no nos ha quedado más remedio y estamos explorando, investigando y experimentando sobre esto. Hay cosas que en este momento online no vemos la forma de hacerlas pero veo que no tengo que estar tan cerrado a ello.

-¿En qué porcentaje considera que las escuelas le dan importancia a educar emocionalmente a sus alumnos?

-No tenemos datos a nivel general. Hay un sector del profesorado que se empieza a sensibilizar y formar pero que todavía es una minoría; el profesorado en general no ha recibido ninguna formación para esto. Agradezco que de esta entrevista pueda derivarse un paso más en la sensibilización del profesorado, de las familias, de la sociedad y, si es posible, de los políticos porque debemos tener presente que los grandes problemas de la humanidad en el siglo XXI serán problemas emocionales relacionados con una alta prevalencia de ansiedad, estrés, depresión, suicidios, consumo de drogas, violencia, que todo esto es un problema de analfabetismo emocional. Las personas en este siglo XXI no tendrán problemas por no tener en claro todo un conjunto de contenidos académicos, que forman parte de la tradición y que son muy importante para disfrutar con el conocimiento, pero no indispensables para la supervivencia.

La mayoría de los problemas de los estudiantes en estos momentos son problemas emocionales"""Rafael Bisquerra

-¿Los problemas emocionales del siglo XXI se agudizaron con la pandemia?

-Ya venían de antes, pero la pandemia ha sido el desencadenante para tomar conciencia. La mayoría de los problemas de los estudiantes en estos momentos son problemas emocionales, y de aquí la necesidad de atenderlos, pero el profesorado toma consciencia de que no está formado, no está sensibilizado, no sabe cómo hacerlo, por lo tanto, necesitamos un profesorado que en el siglo XXI reciba una formación inicial seria, profunda, bien fundamentada en las investigaciones científicas, para poder poner en práctica la educación emocional.

-Cuando se habla de la base de una buena sociedad se resalta la importancia de la educación, ¿pero por qué no se contempla dentro de las materias a la educación emocional?

-Esto es la tradición, por ejemplo, en los años 30 las universidades alemanas eran las mejores del mundo, titulados en estas universidades ocuparon lugares claves en el nazismo, Goebbels el segundo de abordó con Hitler, era titulado Heidelberg, que en aquellos momentos era considerada una de las mejores universidades del mundo y sabemos lo que pasó. Era una formación eminentemente técnica, de conocimientos, no había en absoluto la dimensión emocional. Pensamos que hay una relación entre emocional, interioridad, valores, espiritualidad, principios éticos y morales, compromiso con la vida y con la sociedad, en la medida que enseñamos unos conocimientos puramente cognitivos podemos formar máquinas para matar de gran eficiencia, y perdón por decirlo así, pero es lo que fue el nazismo. Si no entramos en nosotros mismos y captamos lo que son emociones muy fuertes como la compasión, el perdón, el amor, la paz interior, no hemos entendido nada de la educación emocional.

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-Si la educación emocional se aplica a la práctica educativa, ¿qué cambios podríamos ver en la sociedad?

-Podríamos ver una reducción importante de ansiedad, estrés, depresión y suicidios. Una disminución espectacular del consumo de drogas, comportamientos de riesgo y vandalismo. También una mejora del rendimiento académico y, sobre todo, una mejora del bienestar personal.

-Cuando finalice la pandemia de Covid-19, ¿tendremos una sociedad con una psiquis más endeble a causa de una extensa cuarentena?

-Habrá dos sectores, unos que sean mucho más vulnerables y otros que sean mucho más resilientes. Si predominarán unos u otros no me atrevo a decirlos, pero tal vez si tuviera que apostar, apostaría que después de la pandemia habrá una mayoría que será mucho más vulnerable y eso es tratado por una serie de factores, entre ellos, estará la crisis económica que afectará a un porcentaje elevado en todo el mundo.. Es muy importante que tengamos esto presente, y si no hacemos un análisis profundo sobre esto no habremos aprendido nada de la pandemia.