Báez Sosa: el abrupto cambio de vida de Dolores, la ciudad del juicio, en la que se cruzan acusados, víctimas y periodistas

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‎ - Créditos: @Marcelo Manera

DOLORES.- Todo transcurre en un radio de pocas cuadras. Dolores tiene alrededor de 40.000 habitantes y alma de pueblo. La escena cumple con la descripción típica: la plaza principal con la Iglesia y la municipalidad a los costados; dos, o a lo sumo tres hoteles importantes; un centro comercial pequeño, un club social, y un par de estaciones de servicio. La mayoría de los residentes trabajan como empleados públicos, porque Dolores tiene un departamento judicial importante, que abarca todo lo que pasa en las principales ciudades de la costa bonaerense, excepto Mar del Plata. El que no es penitenciario es docente, administrativo, tiene relación con el Poder Judicial o con el centro de contención de menores que también es estatal. El sector privado es chico y está ligado al campo o el comercio. La vida para los dolorenses es tranquila. Los locales cierran a las 13. Se paga en efectivo. Se duerme la siesta. Los comercios reabren entre las 17 y las 18. Todos los vecinos se conocen.

Pero esa paz de pueblo cambió de repente. Los dolorenses tienen la fecha marcada en el almanaque: el 2 de enero de 2023. Ese fue el día en que el Palacio de Justicia se convirtió en el foco de atención de la Argentina porque en el primer piso del edificio, sobre la calle Belgrano (a una cuadra y media de la plaza principal), se desarrolla el juicio contra los acusados de haber matado, hace tres años, a Fernando Báez Sosa. Las audiencias se transmiten casi por cadena nacional. No hay medio periodístico que no esté hablando del tema.

Los medios llegaron hace dos semanas a Dolores para transmitir todas las instancias de un juicio histórico
Los medios llegaron hace dos semanas a Dolores para transmitir todas las instancias de un juicio histórico - Créditos: @Marcelo Manera

Belgrano, entre Márquez y Rico, para ser exactos, es la dirección del tribunal. Por la esquina de Márquez, todos los días a las 7.30, entran los imputados. Llegan también sus familiares, los testigos, los abogados y los padres de Fernando: Graciela y Silvino. Sobre la otra esquina están parados más de 20 periodistas de medios nacionales y de cadenas que transmiten para el exterior.

Van dos semanas de audiencias, que obligaron a interrumpir siestas y a extender horarios en restaurantes y bares. Algunos hasta cambiaron sus cartas o empezaron a abrir más días. El efectivo y la cuenta DNI (como hay mucho empleo público, la provincia promueve bastante ese método de pago) fueron complementados con Mercado Pago, que hasta ahora era inexistente. Los que viven en Dolores cuentan que antes del juicio por el caso Báez Sosa pedir código QR o débito (y crédito ni hablar) para pagar en cualquier comercio estaba mal visto. Pero con la llegada de tantos visitantes, se alteró esa costumbre.

Los bares y restaurantes tuvieron que cambiar sus horarios y algunos hasta modificaron la carta por la gran cantidad de personas que llegaron a Dolores
Los bares y restaurantes tuvieron que cambiar sus horarios y algunos hasta modificaron la carta por la gran cantidad de personas que llegaron a Dolores - Créditos: @Marcelo Manera

Los padres de Fernando, a pocas cuadras de los acusados

No hay más de 15 cuadras entre la sala donde se desarrolla el juicio por el crimen del penal donde están presos los ocho acusados. Es la misma distancia que separa a esa cárcel del departamento que alquilaron los padres de Fernando. “Los primeros días estuvieron en el Hotel Plaza, pero la gente los seguía hasta la puerta y no podían hacer nada. Necesitaban privacidad”, cuentan en el equipo de abogados que lleva adelante la acusación. Ese equipo lo lidera Fernando Burlando, que en 1999 representó a “Los horneros” en esta misma ciudad, cuando se realizó el juicio por el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas. Por la reja del estacionamiento entró alguna vez Alfredo Yabrán. Hoy preside el Tribunal Oral la jueza María Claudia Castro, que en ese momento era una de las tres fiscales. Porque Dolores tiene alma de pueblo, pero también se acostumbró a que, muy cada tanto, la tranquilidad se interrumpa por casos de enorme impacto.

Para este juicio, Burlando y su socio, Fabián Améndola, están acompañados por un equipo de abogados que lo acompañan en todas las audiencias, entre ellos, el “local” Germán Facio. Todos trabajan ad honorem.

El rostro de Fernando es una constante en estas calles. Los vecinos hicieron suyo el reclamo de justicia y piden condena a perpetua para los jóvenes que están sentados en el banquillo de los acusados. Hay una imagen de la víctima en cada árbol, en cada comercio, en todos lados.

Algunas de esas fotos las puso Graciela, una docente jubilada de 65 años, que vino desde La Boca para acompañar a Graciela y a Silvino, a quienes apenas había conocido en la primera marcha multitudinaria al Congreso. Todos los días a las 9, cuando las audiencias comienzan, Graciela está afuera: habla con los movileros, con los vecinos, con los comerciantes. Tiene una remera con un retrato de la cara de Fernando, un pin que le regaló su tocaya, la mamá de la víctima, y un barbijo que dice “Justicia por Fernando”.

Graciela es una jubilada que viajó a Dolores para acompañar a los padres de Fernando, a quienes apenas conoce
Graciela es una jubilada que viajó a Dolores para acompañar a los padres de Fernando, a quienes apenas conoce - Créditos: @Marcelo Manera

Los acusados almuerzan en una sala en el Palacio de Justicia. Están custodiados por 11 agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense. Y todos los días son trasladados en una camioneta a la cárcel local, donde están alojados en la parte de la alcaidía, separados de los pabellones. Hay dos por cada celda. A pocas cuadras, Silvino cocina, dicen, casi todos los días. Hay conocidos de la pareja que vinieron de Paraguay para acompañarlos. También se acercan personas que no los conocen, pero les entregan regalos y les expresan su afecto. Siempre se van rodeados de abrazos.

Movimientos reservados

Los familiares de los acusados se reparten en distintos lugares: una quinta cruzando la ruta 2, un departamento en el centro y otro en Castelli, una localidad a 20 kilómetros. Sus movimientos son reservados, sienten la condena pública que recae sobre sus hijos. Hay otro detalle en el caso: el abogado de la defensa, Hugo Tomei, que es abucheado cada vez que se va por un puñado de personas, es acompañado en la defensa por la abogada Emilia Pertossi, hermana de dos de los imputados. Tomei también sintió esa hostilidad, pese a que está haciendo su trabajo, una vez que quiso quedarse a cenar en el club social, en la calle Mitre.

La policía custodia los alrededores del tribunal donde se lleva a cabo el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa
La policía custodia los alrededores del tribunal donde se lleva a cabo el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa - Créditos: @Marcelo Manera

A la sala donde transcurre el juicio solo pueden entrar como observadores los periodistas acreditados. Pero no se puede transmitir en vivo. Por eso, los canales tienen a alguien adentro y a un cronista afuera, para poder relatar la historia casi en tiempo real. Los periodistas se alojan casi todos en el Hotel Plaza. Otros en el Ariano, que está a pocas cuadras. Burlando está de lunes a viernes en Dolores. Ocupa una habitación en el Howard Johnson’s, casi en la entrada de la ciudad.

El acto central por los tres años del asesinato de Fernando se hará en Dolores, porque acá se vive el juicio. Será en el anfiteatro local y las autoridades lo declararon de interés municipal. Habrá mucha gente. Y un reclamo de perpetua. Pero para el veredicto faltan algunos días, está previsto que se conozca el 31 de enero.

Graciela y Silvino creen que se hará justicia. Agradecen las muestras de apoyo. Ven la cara de su hijo en las ventanillas de los autos, en las vidrieras de los negocios, en las banderas colgadas sobre el vallado....Dolores, la ciudad revolucionada, hoy es su casa.

Con la colaboración de Gabriel Di Nicola