El régimen bielorruso condena a 11 años de cárcel a un sacerdote católico por criticar a Lukashenko

El régimen bielorruso condena a 11 años de cárcel a un sacerdote católico por criticar a Lukashenko

Un sacerdote católico bielorruso ha sido declarado culpable de alta traición por criticar al régimen de Aleksandr Lukashenko y condenado a 11 años de cárcel. Se trata de la primera pena de prisión contra el clero católico desde que Bielorrusia se independizó de la Unión Soviética en 1991.

La condena del religioso Henrykh Akalatovich se produce en un momento en que las autoridades bielorrusas han intensificado la represión de la disidencia política antes de las elecciones presidenciales del 26 de enero, que con toda seguridad otorgarán a Lukashenko un séptimo mandato.

La organización del Centro de Derechos Humanos de Viasna ha declarado que Akalatovich, de 64 años, rechaza los cargos de traición. El grupo lo ha incluido entre los 1.265 presos políticos del país. "La dura sentencia pretende intimidar y silenciar a otros cientos de sacerdotes antes de las elecciones presidenciales de enero", ha declarado el portavoz de Viasna, Pavel Sapelka.

Este sacerdote de la ciudad de Valozhyn, en el oeste de Bielorrusia, solía criticar al Gobierno en sus sermones. Akalatovich, en prisión preventiva desde noviembre de 2023, fue diagnosticado de cáncer y operado justo antes de su detención. El religioso ha permanecido incomunicado y los funcionarios de prisiones han rechazado darle la ropa y los alimentos que le enviaban.

Decenas de religiosos han sido encarcelados

Arkatovich forma parte de las decenas de clérigos -católicos, ortodoxos y protestantes- que han sido encarcelados, silenciados o forzados al exilio por protestar contra las elecciones de 2020 que otorgaron a Lukashenko un sexto mandato. Los controvertidos comicios, que según la oposición y Occidente fueron fraudulentos, desencadenaron protestas masivas. Las autoridades respondieron entonces con una represión generalizada que se saldó con más de 65.000 detenidos y miles de personas golpeadas por la Policía.

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La represión policial hizo especial mella en el clero católico y protestante, que apoyaba las protestas y daba cobijo a los manifestantes en sus iglesias. Las autoridades bielorrusas buscan acallar al clero, convocando a sus miembros a "conversaciones políticas preventivas", controlando sus sitios web y redes sociales, y haciendo que los servicios de seguridad vigilen los sermones. Mientras que los cristianos ortodoxos representan alrededor del 80% de la población, algo menos del 14% son católicos y el 2% protestantes.

Lukashenko, que gobierna Bielorrusia desde hace casi 30 años y se describe a sí mismo como "ateo ortodoxo", arremetió contra el clero durante las protestas de 2020, instándoles a "hacer su trabajo" y no alimentar los disturbios. Lukashenko es uno de los aliados más estrechos del presidente ruso Vladímir Putin, permitiendo a Rusia utilizar el territorio bielorruso para enviar tropas a Ucrania en febrero de 2022 y desplegar algunas de sus armas nucleares tácticas.