Quito inaugura el primer subte de Ecuador tras una polémica década de espera
QUITO.- Tras una espera de diez años marcados por cuestionamientos sobre los costos y denuncias de corrupción que retrasaron su construcción, la capital de Ecuador finalmente vio este viernes, en el momento menos pensado, el inicio de operaciones del primer transporte subterráneo del país.
El subte de Quito comenzó temprano sus operaciones, en el arranque de lo que las autoridades -y usuarios- esperan sea una alternativa al tráfico de la capital ecuatoriana, y justo en uno de los períodos más críticos de la historia reciente.
El nuevo sistema de transporte subterráneo consta de una sola línea, la cual recorre la capital de norte a sur, en un tramo de 22 kilómetros que cubrirá en 45 minutos. Cuenta con 18 trenes, con seis vagones cada uno. El metro operará de cinco de la mañana a diez de la noche y cada tren tiene la capacidad de transportar 1230 personas.
Hasta ahora, los poco más de 2,6 millones de habitantes de Quito se transportaban en ómnibus, trolebuses, taxis, autos particulares o bicicletas. Y pese a la década que tuvieron que esperar y los escándalos que rodearon su construcción, los usuarios se muestran confiados en que los ayudará.
Mercedes Luque dijo a The Associated Press que se siente “feliz” con la inauguración y calificó al metro como “una de las obras más esperadas para la ciudad”. Y confía que será “una solución para el alto tránsito que tenemos aquí”.
José Quipo es un abogado que suele trasladarse desde el norte de Quito hasta del sur, un tramo que le tomaba en su vehículo particular “casi dos horas en cruzar la ciudad”.
En Quitumbe, la parada del extremo sur, Gladys Muñoz admitió que se sentía “nerviosa” por ser la primera vez que utiliza el sistema de transporte y conminó a los capitalinos a cuidarlo.
La línea empezó a construirse en 2013 bajo la administración del exalcalde Augusto Barrera (2009-2014). Desde entonces, han pasado cuatro administraciones más hasta que la obra se concretó.
Hace una década, cuando inició su construcción, las autoridades dijeron que costaría 1500 millones de dólares y que serían financiados por el municipio capitalino y el gobierno federal, con préstamos de organismos multilaterales. Un año después, sin embargo, el nuevo gobierno local de Mauricio Rodas (2014-2019) señaló que el costo había aumentado y sería de 2009 millones de dólares.
Junto al aumento de los costos que desató críticas de varios sectores, se sumó un escándalo de corrupción al conocerse que la obra del metro había sido concesionada a un consorcio en el que participaba la constructora brasileña Odebrecht, la cual habría otorgado sobornos millonarios para obtener la adjudicación, lo cual retrasó cualquier avance. La firma brasileña ha sido acusada en varios países latinoamericanos de dar dinero a cambio de la concesión de obras de infraestructura.
Las polémicas siguieron hasta este mismo año. En mayo, cuando las autoridades anunciaron una fase de prueba del servicio, se reportaron varios fallos en el sistema de acceso, lo cual provocó que usuarios inconformes saltaran los filtros de ingreso y entraran masivamente.
El servicio de prueba se suspendió en mayo, pero finalmente este viernes, Quito finalmente vio el inicio formal de operaciones del primer metro ecuatoriano.
La inauguración del metro representa un alivio para los sufridos ecuatorianos, en uno de los peores años de la historia recientes del país por la creciente violencia política. La obra coincide también con la asunción la semana pasada del presidente Daniel Noboa, de 35 años, quien sucedió a Guillermo Lasso.
Hasta el momento, los medios locales reportaron que sus primeras acciones serán dos proyectos por la emergencia eléctrica y el déficit fiscal, pero nada contra la violencia que vive el país.
Agencia AP, DPA y AFP