Quién era Alexei Navalny, el principal enemigo de Putin, que había sido envenenado, condenado y enviado a una prisión en el Ártico

Los manifestantes se reúnen el 16 de febrero de 2024 frente al edificio de la antigua embajada rusa en Tbilisi, tras el anuncio de que el crítico más destacado del Kremlin, Alexei Navalny, murió en una prisión del Ártico
Los manifestantes se reúnen el 16 de febrero de 2024 frente al edificio de la antigua embajada rusa en Tbilisi, tras el anuncio de que el crítico más destacado del Kremlin, Alexei Navalny, murió en una prisión del Ártico - Créditos: @VANO SHLAMOV

MOSCÚ.- Envenenado, encarcelado, condenado, pero siempre resiliente, hasta que encontró la muerte. El opositor ruso Alexei Navalny murió este viernes a los 47 años en una colonia penal al norte del Círculo Polar Ártico, donde cumplía una larga condena de cárcel, según el servicio penitenciario ruso.

En un comunicado publicado en su sitio web, el Servicio Penitenciario Federal del Distrito Autónomo de Yamalo-Nenets afirmó que Navalny “se sintió mal” después de dar un paseo el viernes y “casi inmediatamente perdió el conocimiento”.

El 9 de enero, Navalny anunció que había sido nuevamente puesto en aislamiento durante una semana en esa prisión, apodada “Lobo Polar”, adonde lo habían trasladado a fines de diciembre, tras un largo traslado durante el cual sus familiares no recibieron ninguna noticia, lo que suscitó temores en el extranjero.

Sus partidarios aseguraban que las autoridades rusas trataban de aislarlo aún más, en vísperas de las elecciones presidenciales de marzo, a las que Vladimir Putin llega prácticamente sin competencia.

En enero, Navalny se había mostrado de buen humor en una aparición en video, en la que bromeaba sobre su uniforme carcelario y sobre la falta de regalos navideños porque, dijo, estaba “bastante lejos”. La colonia penal donde murió está ubicada a 1900 kilómetros de Moscú, y es un establecimiento heredado del Gulag soviético.

Con el mismo tono, en diciembre publicó un mensaje en X (ex Twitter) diciendo que era un “Papá Noel” y contaba que había tardado 20 días en llegar al penal. “En cualquier caso, no se preocupen por mí. Estoy bien. Estoy aliviado de haber llegado por fin”, decía.

Uno de sus últimos posteos, que lograba al pasarles mensajes a sus abogados, fue por el festejo de San Valentín, o Día de los Enamorados, con una imagen en la que se mostraba junto a su mujer, Yulia. “Amor, contigo todo es como en una canción: entre nosotros hay ciudades, las luces de despegue de los aeródromos, tormentas de nieve azules y miles de kilómetros. Pero siento que estás cerca a cada segundo y te amo cada vez más”, decía el mensaje.

Su última aparición pública había sido este jueves, horas antes de morir, en una audiencia judicial por enlace de video, en donde no parecía enfermo.

El activista de 47 años, enemigo número uno del presidente ruso, cumplía una pena de 19 años de prisión por “extremismo”, que se sumaban a otras previas por nueve años.

Desde la cárcel, continuaba su lucha contra Vladimir Putin, acusándolo de represión y corrupción y denunciando su ofensiva contra Ucrania.

Fue detenido en enero de 2021 a su regreso de Rusia de una convalecencia en Alemania por un envenenamiento por el que acusaba al Kremlin y alternaba desde entonces las estancias en aislamiento con condiciones de detención más o menos estrictas. Alto, rubio y de penetrante mirada azul, las imágenes que se iban conociendo de Navalny mostraban un deterioro en su cuerpo, cada vez más delgado y envejecido. El envenenamiento sufrido en 2020, una huelga de hambre y repetidos días en aislamiento lo mellaron físicamente.

Sus inicios en la oposición

Navalny, un abogado, saltó a la fama gracias a sus blogs, en los que denunciaba la corrupción de la élite y describía Rusia como un país gobernado por “ladrones y sinvergüenzas”.

Participó en marchas nacionalistas rusas en la década de 2000. Sus pedidos de restricciones a la inmigración y las críticas por lo que algunos consideraban sus opiniones excesivamente nacionalistas provocaron su expulsión del partido liberal de la oposición en 2007.

Se burló de la élite del presidente Vladimir Putin y puso de manifiesto la opulencia del estilo de vida de los altos funcionarios, utilizando Internet e incluso drones para ilustrar lo que describía como sus vastas propiedades de lujo.

Cuando estallaron las manifestaciones contra Putin en diciembre de 2011, tras unas elecciones manchadas por acusaciones de fraude, fue uno de los primeros líderes de las protestas detenidos.

Navalny empezó a ganar notoriedad en la organización de las manifestaciones antigubernamentales de 2011 y 2012. En 2013 quedó segundo en las elecciones municipales de Moscú.

Acosado por las autoridades e ignorado por los medios oficiales, se hizo oír con investigaciones en video que se hicieron virales sobre la corrupción en el país.

Putin rechazaba incluso pronunciar el nombre de quien se convirtió en su principal opositor.

Alexei Navalny es detenido por agentes de la policía rusa durante una marcha para protestar contra la presunta impunidad de las agencias encargadas de hacer cumplir la ley en el centro de Moscú el 12 de junio de 2019
Alexei Navalny es detenido por agentes de la policía rusa durante una marcha para protestar contra la presunta impunidad de las agencias encargadas de hacer cumplir la ley en el centro de Moscú el 12 de junio de 2019 - Créditos: @VASILY MAXIMOV

Navalny consiguió respaldo en la juventud rusa, urbana y conectada, pero su popularidad nacional y en otras generaciones es limitada.

Envenenado

Pero su caso se convirtió en causa común de opositores, ONGs y potencias occidentales desde que fue envenenado con el agente nervioso Novichok en agosto de 2020 en Siberia, en plena campaña para las elecciones regionales.

Navalny se descompensó en un vuelo de Tomsk, en Siberia, a Moscú. El piloto realizó un aterrizaje de emergencia, salvándole la vida, y Navalny fue trasladado en avión a Berlín, donde fue tratado de los efectos de una neurotoxina que pruebas militares alemanas demostraron que era Novichok, un veneno desarrollado en la Unión Soviética.

Navalny, durante su traslado tras el envenenamiento
Navalny, durante su traslado tras el envenenamiento - Créditos: @ILYA AGEEV

En diciembre de 2020, hizo admitir por teléfono a un agente ruso que el envenenamiento fue un intento de asesinato orquestado por los servicios.

Pero Putin criticó una investigación conjunta de medios de comunicación que afirmó haber identificado a un equipo de asesinos del servicio de seguridad ruso FSB. “Si alguien hubiera querido envenenarle, habría acabado con él”, dijo.

Pese a que lo esperaba un arresto seguro, volvió a Rusia el 17 de enero de 2021 y fue detenido en el aeropuerto.

Dos días después, sacudió al Kremlin con la divulgación por video de una investigación sobre un palacio de lujo que Putin se habría hecho construir a orillas del mar Negro. El ruido fue tal que el mandatario se vio obligado a desmentirlo.

Alexei Navalny, junto a su mujer, durante su recuperación
Alexei Navalny, junto a su mujer, durante su recuperación

“Su deciden matarme...”

Su poder de convocatoria era sin embargo limitado y las autoridades parecen determinadas a hacerle la vida imposible.

Pero Navalny -que estaba casado y tenía dos hijos- aseguraba que nunca se rendiría. “No me callaré y espero que todos aquellos que me escuchan no se callen”, dijo en septiembre ante el tribunal, después de doce días aislado por haber denunciado la ofensiva contra Ucrania.

En un documental estrenado en 2022 titulado Navalny exponen unas palabras del activista grabadas antes de su detención que este viernes resuenan en las redes sociales rusas. Hacia el final de la película, decía: “Escuchen, tengo algo muy obvio para decirles. No tienen permitido rendirse. Si deciden matarme, significa que somos increíblemente poderosos. Necesitamos usar ese poder de no darnos por vencidos, de recordar que tenemos un enorme poder. No se rindan”.

Agencias AFP, Reuters y The New York Times