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¿Qué pasaría si no existiera la Organización Mundial de la Salud?

A woman washes her hands from a tank of water bearing a World Health Organization (WHO-OMS) sticker, as a prevention against Ebola virus after a Pentecost mass at the Church of Christ on May 20, 2018 in Mbandaka, northwest of DR Congo. - The Democratic Republic of Congo is preparing to launch an Ebola vaccination programme on May 21 in a bid to stop the latest outbreak of the dreaded fatal disease from spreading, as the UN's World Health Organization (WHO) put the death toll at 25. (Photo by Junior D. KANNAH / AFP) (Photo by JUNIOR D. KANNAH/AFP via Getty Images)
Una mujer lava sus manos en uno de los tanques de agua distribuidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la República Democrática del Congo, como una medida básica de prevención contra el letal virus del Ébola. (Photo by JUNIOR D. KANNAH/AFP via Getty Images)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha resultado ser el chivo expiatorio de la pandemia del COVID-19.

Estados Unidos y Europa hicieron caso omiso a las insistentes advertencias de la OMS sobre la necesidad de tomar medidas de prevención y aislamiento para evitar la propagación del Sars-CoV-2 cuando detectó el brote en Wuhan en el mes de enero.

Tres meses y 42.500 muertos después, el presidente estadounidense Donald Trump ha negado cualquier responsabilidad en su respuesta sanitaria tardía ante un tsunami viral que se aproximaba con fuerza y al que restó importancia.

Trump ha preferido alegar que el máximo organismo sanitario mundial encubrió información de lo que estaba ocurriendo en China. Y como castigo de la presunta falla, anunció la suspensión del aporte de Estados Unidos para financiar importantes programas en las regiones más pobres del mundo.

Los ataques políticos sobre el manejo de la pandemia es sólo uno de los frentes abiertos para la OMS.

Miles de científicos financiados por la OMS trabajan en investigaciones sobre el control del consumo del tabaco y drogas, VIH/Sida, enfermedades tropicales, cáncer, salud mental, tratamiento de aguas, control de la contaminación del aire, salud reproductiva, hepatitis, tuberculosis, nutrición, enfermedades cardiovasculares, diabetes, entre otras patologías y problemas que afectan a grandes sectores de la población.

Sus equipos de respuesta rápida han actuado para contener 32 emergencias sanitarias entre enero y abril del 2020. En el 2019, supervisó y ayudó a contener 60 epidemias. Además del COVID-19, entre las más recientes se encuentran brotes de fiebre amarilla, ébola y MERS-CoV.

La fiebre amarilla

El 18 de abril, la OMS confirmó que en la República de Sudán del Sur hay casos activos de fiebre amarilla, una enfermedad hemorrágica viral aguda que se transmite por mosquitos infectados, puede propagarse con rapidez y tiene el potencial de tener un grave impacto en el sistema sanitario.

La OMS clasificó a Sudán del Sur como un país de alto riesgo, en el marco del programa Eliminar las Epidemias de Fiebre Amarilla (EYE, según sus siglas en inglés), para apoyar a 40 países de África y las Américas donde el virus es endémico.

La buena noticia es que existe la vacuna de la fiebre amarilla, que es el principal mecanismo de controlar y prevenir la enfermedad. Y cuando una persona es vacunada contra la fiebre amarilla, la inmunidad dura toda la vida.

Pero en el Condado Kajo Keji, donde se encuentran los casos, la inmunidad es cercana al 0% porque la población no está vacunada. Es decir, todos pudieran contagiarse y no existe un tratamiento antivírico una vez que una persona contrae la enfermedad.

Los expertos de la OMS están diseñando programas de vacunación con las autoridades sudanesas y alertan a todos los viajeros internacionales mayores de 9 meses de edad a vacunarse antes de viajar.

Ébola

El brote del ébola en la República Democrática del Congo está controlado pero no es una cosa del pasado. La OMS confirmó la existencia de tres nuevos casos de la peligrosa enfermedad hemorrágica entre el 10 y el 14 de abril en la provincia de Kivu del Norte.

Los equipos sanitarios han investigado un promedio de 2015 alertas diarias desde el 8 al 14 de abril. De ese total, unas 177 alertas diarias fueron validadas como casos sospechosas, lo que requirió pruebas especiales de laboratorio para confirmar o descartar el ébola.

La dificultad es que el personal entrenado ahora está atendiendo las posibles alertas de COVID-19, lo que podría disminuir el nivel de vigilancia a los casos de ébola, un virus que es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por transmisión de persona a persona.

Las medidas sanitarias son esenciales en las poblaciones con ébola porque la tasa de letalidad ronda el 50%, es decir, la mitad de los contagiados muere. Y aunque la hidratación y algunos tratamientos ayuda las posibilidades de sobrevivir, aún no existe un tratamiento para curar ni una vacuna para prevenir su contagio.

La OMS ha pedido una inyección urgente de 20 millones de dólares para asegurar que los equipos de respuesta que trabajan en el Congo tengan la capacidad de mantener sus operaciones hasta mayo de 2020 y contener el avance de la enfermedad.

Los esfuerzos continuos desde el último gran brote ocurrido entre 2014 y 2016 han contenido la expansión regional del virus. La OMS redujo el riesgo de alto a moderado en el Congo y sus países vecinos, mientras que el peligro de que se propague a nivel mundial sigue siendo bajo.

Mers-COV

Un tipo específico de coronavirus fue detectado en 18 pacientes y causó la muerte de 5 personas en Arabia Saudita en febrero del 2020.

Se trata del MERS-COV, una enfermedad respiratoria vírica que puede agravarse hasta causar la muerte en el 35 por ciento de los casos.

Los científicos aún intentan dilucidar los mecanismos de actuación de este virus que ha infectado a 2538 personas y causado 871 fallecidos desde su aparición en el 2012.

Los dromedarios, un mamífero de gran tamaño usado como transporte y para las tareas agrícolas en las áreas desérticas, han sido identificados como la fuente de infección directa o indirecta del MERS-CoV.

La OMS pronostica que seguirán apareciendo de virus respiratorio en el Oriente Medio y que es posible que se exporten casos a otros países con el viaje de personas que ha estado en contacto directo con dromedarios o han consumido sus productos, como pudiera ser la leche no pasteurizada del animal.

Su recomendación es evitar el contacto con esos animales al visitar granjas, mercados o establos. Y si eso no es posible, adoptar estrictas medidas de higiene, como lavarse las manos con agua y jabón antes y después de tocar animales. También es imprescindible hervir la leche de camello persa antes de consumirla.

Matar al mensajero

La lista de emergencias sanitarias advertidas en los últimos 15 meses por la OMS de enfermedades virales o bacterianas que pudieran generar graves problemas sanitarios nacionales y regionales es larga. El dengue, el sarampión, la fiebre de Lassa, la fiebre del Valle del Rift, el zika, el cólera, el polio, el chikungunya, el hantavirus son solo algunos de los patógenos que andan al acecho en distintos países del mundo.

La OMS dicta las recomendaciones que deben seguir los gobiernos, ofrece la capacitación técnica, financia proyectos para bajar las tasas de mortalidad materno-infantil, aumentar la expectativa de vida y el bienestar de las poblaciones.

Los países industrializados, con poca incidencia de enfermedades endémicas como la malaria y bajos niveles de desnutrición, toman con más holgura las recomendaciones de la OMS y la llegada del COVID-19 los agarró desarmados.

Trump, quien se juega la reelección dependiendo de su éxito o fracaso en el manejo de la pandemia, prefirió lanzar la papa caliente a la OMS y acusarla de “fallar en compartir la información en el tiempo adecuado y de una manera transparente”.

Pero un reportaje de la cadena de televisión MSNBC aseguró que al menos 15 funcionarios del gobierno de Trump trabajaban a tiempo completo en la sede la OMS en Ginebra desde el primer día en que China reveló la existencia del brote el 31 de diciembre de 2019. En las semanas siguientes, los principales científicos estadounidenses deliberaron sobre los hallazgos de la OMS, tuvieron acceso pleno a la información disponible hasta el momento y contribuyeron a elaborar las recomendaciones y conclusiones del ente sanitario mundial.

Algunos expertos han expresado que se puede debatir sobre la eficacia de las medidas de la OMS ante la pandemia, pero han levantado la voz en contra de las sanciones de Trump al organismo creado en 1948, para ayudar a combatir de manera conjunta las enfermedades y velar por las condiciones sanitarias mínimas de todos los ciudadanos del planeta.

Y en medio de una pandemia del coronavirus, el camino sería fortalecer a la OMS para que corrija sus fallas y ayude a coordinar los recursos y la información para combatir la enfermedad y salvar vidas.

La OMS es tan buena como sus miembros

La OMS no es un organismo autónomo. Se trata del organismo de las Naciones Unidas dedicado a dictar pautas para las políticas de salud públicas de los estados miembros.

Kelley Lee, investigadora de salud pública de la Universidad Simon Fraser, dijo a la publicación VOX, que la OMS es tan efectiva como lo sean los países que la constituyen, incluidas las superpotencias. Y que es correcto culpar a la OMS si no la revistes de la autoridad y los recursos para actuar.

“Decir: OMS no debe hacer esto, la OMS no debe hacer aquello. Pues la OMS son sus estados miembros. Así que si no quieres que la OMS haga algo, entonces los estados miembros tienen que reunirse y decirle lo que tiene que hacer”, expresó Lee.

Otra consideración es que se trata de una organización gigantesca, con una sede principal, oficinas regionales y oficinas en los países. Además de que con el pasar del tiempo la definición de salud ha cambiado y no se trata sólo de la ausencia de enfermedad.

Entonces la OMS debe incluir todas las filosofías de lo que significa la salud para sus países miembros y satisfacer las necesidades de los países con altos ingresos y los países con grandes necesidades.

“Desde el principio, creo que era imposible de lograr todo para lo que fue creada, a menos que tuvieras los recursos necesarios. El establecimiento de prioridades siempre ha sido un problema y ha sido un esfuerzo continuo reformar la organización para jerarquizar mejor esas prioridades; cuando todo es una prioridad, nada es una prioridad”, dijo Lee.

Es obvio que en una pandemia como la actual, la prioridad mundial es frenar el COVID-19. Pero hay decenas de otros problemas sanitarios que no son menos importantes, como mantener a raya la propagación de otros virus mortales, el tratamiento de las enfermedades crónicas, las jornadas masivas de vacunación de las enfermedades prevenibles. Y esa es una de las tareas de la OMS.

Si los grandes donantes como Estados Unidos retiran su apoyo, ¿qué programas sanitarios esenciales debrán ser suspendidos en África, Asia y América Latina por falta de presupuesto, cuántas personas quedarán sin atención médica, sin programas de prevención, cuántas personas morirán?