Putin ya tiene su siguiente objetivo en Ucrania y puede llevar al colapso del país
La guerra de Ucrania iniciada por Vladímir Putin se acerca rápidamente a su primer año y el conflicto parece completamente estancado. Los avances iniciales de Rusia han recibido como respuesta una contraofensiva ucraniana que le ha permitido a Kiev recuperar ciudades importantes como Jersón.
Ante el fracaso en la conquista, no solo del país entero, sino también del Donbás, Putin ha puesto en marcha una estrategia basada en la destrucción de las infraestructuras ucranianas críticas. En las últimas semanas, han sido frecuentes los bombardeos sobre las instalaciones energéticas.
Como consecuencia de estos ataques, múltiples territorios se han visto sumidos en la oscuridad, dejando a sus residentes sin electricidad y calefacción justamente en los meses más fríos. Cabe recordar que a estas alturas del año en una ciudad como Kiev el termómetro marca a diario temperaturas bajo cero, con la nieve muy presente.
Así, esta estrategia tiene como objetivo desmoralizar a la población y dificultar que los ucranianos sigan oponiendo la férrea resistencia que están mostrando en el conflicto. Ahora, las autoridades rusas planean ir más allá y ya saben cuál es su siguiente gran objetivo. Y una vez más tiene como destinatario a la población civil.
El general Andriy Gurulev, una de las figuras más cercanas a Putin, ha señalado que los futuros ataques con misiles apuntarían directamente a la infraestructura bancaria. La idea sería hundir al país en el caos.
Pero, ¿por qué este sería el siguiente paso? Las autoridades rusas creen que su destrucción dejaría en una situación crítica a Ucrania, ya que no se podrían pagar los salarios a la población, lo que podría llevar al colapso y, en última instancia, al final de la guerra, puesto que Zelenski se vería obligado a negociar.
Si los ucranianos se quedaran sin trabajo y sin medios de subsistencia, tendrían que tomar decisiones drásticas, como marcharse del país o forzar la finalización del conflicto, lo que posibilitaría que Rusia consiguiera salvar los muebles en una guerra que desde el primer momento no ha ido de la manera esperada para sus intereses.
Sin embargo, si algo han demostrado los ucranianos en estos nueve meses de enfrentamiento, es que no se van a rendir fácilmente ni le van a poner las cosas fáciles a las tropas de Putin. El bombardeo de las instalaciones bancarias sería un nuevo golpe, pero ya han demostrado sobradamente su resiliencia.
El pasado 20 de noviembre, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, confirmó que desde el inicio de las hostilidades, Moscú ha disparado más de 4.700 misiles contra suelo ucraniano. Más allá de las infraestructuras críticas, el Ejército ruso también ha causado daños cuantiosos en viviendas y edificios.
La cifra de objetivos civiles alcanzados desde febrero de 2022 se sitúa en los 32.000, según las autoridades ucranianas, pero podrían ser más. Así pues, el conflicto sigue escribiendo capítulos, mientras que el final no se vislumbra cercano. Habrá que ver qué ocurre en los próximos meses.
EN VÍDEO I Captan la imagen de un caza ruso estrellándose contra un edificio
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