Ileana Ros-Lehtinen: Mientras los puertorriqueños reflexionan en torno a su futuro, tendrán que separar la realidad de la ficción | Opinión

[En noviembre de 2023, los puertorriqueños pueden votar si quieren convertirse en el estado número 51 de los EEUU obtener la independencia total. Washington, por primera vez en la historia, ha señalado una posible luz verde para permitir una votación vinculante.]

Durante mi mandato en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, me enfrenté a conflictos profundamente arraigados que habían existido durante siglos y que parecían insuperables.

El actual estatus antidemocrático de Puerto Rico como territorio estadounidense no es uno de esos problemas.

La falta de igualdad de voto y de representación democrática de Puerto Rico es un problema de larga data y la mayor democracia de la Tierra debería ser capaz de resolverlo.

Para ello, necesitamos tener las cosas claras.

En los últimos días del 117º Congreso, la Cámara de los Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que convoca un referéndum en Puerto Rico, ofreciendo a los votantes la oportunidad de poner fin al estatus territorial de la isla, convirtiéndose en un estado o en un país extranjero.

Una de las opciones sobre la mesa era algo llamado “soberanía en libre asociación”. Es una forma de independencia por la que han optado algunos otros países (todos ellos con poblaciones minúsculas). De acuerdo con este proyecto de ley, también sería una opción para Puerto Rico, en caso de que sus votantes la eligieran.

El problema es que hubo mucha desinformación que no se ajusta a la realidad de la libre asociación según la ley estadounidense. Por ejemplo, durante el debate en la Cámara, un partidario del Congreso dijo que el proyecto de ley incluye “derechos de doble ciudadanía” que son “como los que tenemos en las Islas Marshall o Palau”.

Esto no podría estar más lejos de la realidad.

Estados Unidos no ha concedido a las poblaciones de las Islas Marshall y Palaos “derechos de doble ciudadanía” con nuestro país. De hecho, en ningún país “libremente asociado” la práctica totalidad de los ciudadanos pueden tener derechos de doble ciudadanía con Estados Unidos. Los habitantes en la República de las Islas Marshall (RMI) son ciudadanos de las Islas Marshall. Los habitantes en la República de Palaos son ciudadanos de Palaos.

En otras palabras: tu país, tu ciudadanía. Es de sentido común.

Palaos y las Islas Marshall son naciones soberanas. Los pactos de libre asociación le otorgan a Estados Unidos autoridad militar sobre la tierra, el aire y las extensas aguas de Palaos y las RMI, controlando de hecho sus fronteras, influyendo en su política exterior y proporcionándole a Estados Unidos acceso a tierras lejanas para bases militares.

Sin embargo, nuestros acuerdos de libre asociación con las naciones de Palaos y las Islas Marshall no conceden a sus ciudadanos derechos de doble ciudadanía con Estados Unidos. En otras palabras, la ciudadanía estadounidense sigue a la bandera.

Los votantes de Puerto Rico necesitan saber esto antes de votar. Necesitan saber que no hay precedentes de que los Estados Unidos concedan la ciudadanía estadounidense a prácticamente todos los ciudadanos de cualquier nación soberana, potencialmente a perpetuidad.

Los votantes de Puerto Rico también necesitan saber que, si un proyecto de ley pretende otorgar derechos de ciudadanía estadounidense a los ciudadanos de una hipotética nueva nación de Puerto Rico, puede estar haciendo una oferta poco realista que Estados Unidos no cumplirá.

Hacer promesas que no se pueden cumplir sería engañoso, injusto e incluso cruel; también sería ciertamente improductivo para resolver el actual acuerdo antidemocrático.

El Departamento de Estado de Estados Unidos dejó claro que la ciudadanía estadounidense en un Puerto Rico recién independizado no puede existir. Las razones del Departamento de Estado incluyen, entre otras, complicaciones de política exterior, inmigración y diplomacia que implican la protección de los tres millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico. Imagínense: ¡una nación extranjera compuesta en su totalidad por tres millones de ciudadanos estadounidenses!

No tiene sentido ni para Estados Unidos ni para Puerto Rico.

De forma abrumadora, los puertorriqueños demostraron que quieren conservar su ciudadanía estadounidense.

Si los puertorriqueños eligen la estadidad una vez más —como lo han hecho tres veces durante la última década, la última en 2020— deberían convertirse legítimamente en miembros de pleno derecho de la familia estadounidense.

La supuesta promesa de este proyecto de ley en lo que respecta a la ciudadanía estadounidense y la libre asociación es muy sospechosa.

Ahora que el Congreso vuelve a reunirse, el debate respecto al futuro de Puerto Rico está a punto de continuar.

Tengamos esta discusión con honestidad e integridad. Empecemos por conocer los hechos.

lleana Ros-Lehtinen representó al Distrito Congresional 27 de la Florida de 1989 a 2019 y presidió la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de 2011 a 2013. Es asesora sénior de Akin Gump Strauss Hauer & Feld y forma parte de la subpráctica de la firma en Territorios Estadounidenses y Estados Libremente Asociados.

Ros-Lehtinen.
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