¿Pueden realmente los animales oler el miedo en los humanos?
Analizamos las capacidades de caballos y perros
Que algunos animales son capaces de “oler el miedo” es una idea muy extendida en el imaginario colectivo y, sin embargo, hasta hace poco no sabíamos realmente si es verdad o se trata simplemente de un mito popular. Por supuesto existen especies que poseen un increíble olfato que les permite captar moléculas con una precisión sorprendente, pero oler literalmente el miedo es una afirmación difícil de comprobar científicamente.
Muchas de estas especies además son capaces de interpretar las expresiones humanas, nuestro comportamiento y nuestras posturas, y esto complica aún más la tarea de analizar específicamente sus habilidades olfativas. Por eso, los estudios que intentan dilucidar la cuestión concreta de si se puede “oler el miedo” deben eliminar la presencia humana de los experimentos para poder concluir positivamente que el animal sí es capaz de distinguir el miedo, solo con su olfato, sin guiarse por ninguna pista añadida.
Esta semana en Live Science han recopilado dos de los estudios más curiosos sobre el tema en los que analizaban las capacidades de sendas especies con altas habilidades olfativas: los caballos y los perros.
Primer caso de estudio: Caballos
El año pasado un equipo de investigadores franceses publicaron un estudio en la Revista Scientific Reports en el que los participantes veían fragmentos de una película de terror mientras que recogían muestras de sudor de sus axilas con un algodón. Al día siguiente, esos mismos participantes vieron una película cómica y recogieron también muestras de sudor. Los científicos presentaron las dos muestras a un caballo asignado mientras estudiaban sus reacciones a los olores producidos en momentos de miedo y en momentos de calma.
La respuesta al miedo es uno de los mecanismos más antiguos de la evolución del ser humano. En nuestro cerebro la amígdala reacciona rápidamente ante estímulos que provocan miedo y envía señales químicas que llegan a diferentes órganos y músculos para originar respuestas, como el célebre mecanismo de defensa-huida. Las pupilas se dilatan, la respiración se acelera, la frecuencia cardiaca y la presión arterial aumentan, el flujo sanguíneo aumenta para hacer llegar más glucosa a los músculos... todas esas señales químicas producen sustancias y moléculas que tienen su reflejo en el sudor, como la adrenalina, la noradrenalina o la androstadienona que pueden provocar leves cambios en el olor de nuestro sudor durante los momentos de tensión.
"Cuando los caballos olieron las muestras de alegría, utilizaron sólo la fosa nasal izquierda, lo que indica qué parte del cerebro están usando para analizar el olor”, explica Plotine Jardat, autor principal del estudio. “En todos los mamíferos, los dos hemisferios cerebrales tienen funciones diferentes, y en un contexto emocional, parece que el olor de las muestras de alegría fue percibido como positivo por los caballos. Cuando a los caballos se les dieron las muestras tomadas durante la película de terror, los animales reaccionaron de manera muy diferente y no sólo olfatearon la muestra durante más tiempo sino que también usaron ambas fosas nasales para captar el olor”. Esto no significa necesariamente que los caballos sepan que esa muestra de olor se corresponda al miedo pero sí que indica que “los caballos son capaces de diferenciar en los olores diferentes estados emocionales en los humanos”.
Segundo caso de estudio: Perros.
En este caso el estudio más significativo se publicó en 2018 en la revista Animal Cognition y los perros elegidos fueron Labradores y Golden Retrieve, dos razas de perro con un agudo sentido del olfato. El procedimiento fue similar al que hemos explicado en el caso de los caballos: los investigadores recogieron sudor de algunos participantes después de ver diferentes videoclips de películas cómicas y de películas terroríficas. Para que los perros no obtuvieran ninguna ven taja de la presencia del participante, los científicos colocaron cada muestra dentro de una caja con una abertura en una habitación cerrada con dos personas: un extraño y el dueño del perro. Ninguno de ellos sabía qué olor estaba analizando el perro.
Al igual que en el estudio con caballos, los investigadores descubrieron que los perros reaccionaban de manera diferente dependiendo de si olían el olor de un humano temeroso o feliz. "Cuando los perros olieron el olor de una persona feliz, aumentaron sus interacciones con el extraño en la habitación”, explica Biagio D’Aniello de la Universidad de Nápoles, autor principal del estudio. Sin embargo, cuando los perros olfatearon una muestra de alguien que tenía miedo, mostraron una reacción completamente diferente y “se dirigían hacia su dueño o iban a la puerta intentando salir de la habitación”.
Las conclusiones de ambos estudios son similares: Las reacciones, tanto en caballos como en perros, “probablemente se debieron a la detección de señales químicas en el sudor” lo que sugiere una comunicación emocional entre especies. Los dos artículos recomiendan ampliar las investigaciones pero, por esta vez, el mito popular sí que parece tener una buena parte de verdad.
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Referencias científicas y más información:
Jennifer Nalewicki “Can animals really smell fear in humans?” Live Science (2024)
Jardat, Plotine, et al. «Horses Discriminate Human Body Odors between Fear and Joy Contexts in a Habituation-Discrimination Protocol». Scientific Reports (2023) DOI:10.1038/s41598-023-30119-8.
D’Aniello, Biagio, et al. «Interspecies Transmission of Emotional Information via Chemosignals: From Humans to Dogs (Canis Lupus Familiaris)». Animal Cognition (2018) DOI:doi.org/10.1007/s10071-017-1139-x.