Los psicodélicos son una terapia prometedora, pero pueden ser peligrosos para algunas personas

Aunque drogas como la ketamina y la psilocibina, en general, se consideran seguras, eso no significa que estén totalmente libres de riesgos. (Olivia Fields/The New York Times).
Aunque drogas como la ketamina y la psilocibina, en general, se consideran seguras, eso no significa que estén totalmente libres de riesgos. (Olivia Fields/The New York Times).

Cuando Charles Nemeroff conoció por primera vez a su paciente, la mujer de 32 años ya había consultado a varios psiquiatras. En un inicio, la mujer, cuya identidad no se revelará para proteger su privacidad, había tenido pensamientos paranoides y acelerados e insistía en que había dispositivos auditivos en su teléfono y personas que la vigilaban; incluso vendió su casa en un intento por huir de ellas. Tras tomar medicamentos antipsicóticos, su manía y psicosis disminuyeron, pero fueron remplazadas por una depresión debilitante.

“Para cuando llegó conmigo, decía: ‘No siento nada en absoluto. Mi estado de ánimo nunca cambia. Estoy completamente vacía”, narró Nemeroff, quien es presidente del Departamento de Psiquiatría y Ciencia del Comportamiento en la Universidad de Texas, en la Escuela de Medicina Dell en Austin.

Aunque la mujer había estado en tratamiento por depresión leve durante 10 años, solía tener una vida social plena y una carrera profesional gratificante. Esto —la psicosis seguida de la depresión grave— fue algo distinto. Y el detonante fue su consumo de psicodélicos.

Ocho meses antes, la mujer había probado los hongos alucinógenos por primera vez con unos amigos y se la había pasado tan bien que los volvió a consumir al día siguiente. Sin embargo, en la segunda ocasión, algo salió terriblemente mal.

“Sufrió un episodio psicótico intenso por primera vez en su vida”, explicó Nemeroff, quien publicó la historia de la mujer como un informe de caso en la revista The American Journal of Psychiatry en diciembre. Sus amigos, que tomaron la misma droga que ella ambos días, no experimentaron efectos adversos duraderos.

La popularidad de los psicodélicos ha aumentado en años recientes: 1,4 millones de estadounidenses probaron los alucinógenos por primera vez en 2020, según la Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas. Este entusiasmo se puede atribuir en parte a los ensayos clínicos que demuestran que estas drogas, sobre todo la psilocibina y la ketamina, tienen un potencial real para tratar algunos trastornos mentales, en particular la depresión.

También ha habido un cambio en la manera en que se presentan las drogas en la cultura popular y los medios de comunicación, como en el exitoso libro de Michael Pollan convertido en serie de Netflix, “Cómo cambiar tu mente”. Dos estados, Oregón y Colorado, ya legalizaron la psilocibina para uso terapéutico y se espera que otros más hagan lo mismo.

Conforme estas drogas son cada vez más aceptadas, es probable que más y más personas consideren probarlas, con fines tanto terapéuticos como recreativos. Los expertos que estudian estas substancias instan encarecidamente a la gente a consumirlas solo en entornos terapéuticos supervisados, como dentro de un ensayo clínico o en una clínica de ketamina establecida, en parte por motivos de seguridad y en parte porque son ilegales fuera de estas circunstancias. Pero, siendo realistas, muchas personas las consumen en otros lugares.

Hay muy pocas probabilidades de que los psicodélicos causen una sobredosis letal y también es poco probable que generen adicción. Por lo tanto, los expertos los han clasificado como algunas de las drogas recreativas menos dañinas. Pero eso no significa que estén totalmente libres de riesgos. Por eso, los ensayos de psilocibina y las clínicas de ketamina tienen criterios de exclusión muy estrictos para tratar de proteger a las personas con vulnerabilidades físicas o psicológicas.

Si estás considerando consumir estas drogas, a continuación, te decimos lo que debes saber sobre cuándo pueden ser peligrosas.

Trastornos psiquiátricos graves

Cuando se habla de efectos secundarios importantes, la principal preocupación de los expertos con respecto a la ketamina, la psilocibina y otros alucinógenos, como el LSD o la ayahuasca, es que pueden detonar un episodio psicótico o maníaco. Ya que el uso de estas drogas (con excepción de la ketamina) no está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, no hay muchos datos de seguridad sobre ellas. Entonces, la mayoría de estas preocupaciones se basan en pruebas anecdóticas.

Lo que sí sugiere la poca información disponible es que es poco probable que la población en general desarrolle psicosis. Una encuesta de más de 1000 consumidores de psicodélicos recreativos que reportaron sus experiencias no halló un vínculo entre el consumo de drogas y síntomas parecidos a los de la esquizofrenia. Asimismo, otro estudio no mostró ninguna conexión entre el uso previo de psicodélicos y el padecimiento actual de psicosis u otros trastornos psiquiátricos.

No obstante, los expertos afirman que el riesgo de que los psicodélicos detonen un episodio psicótico o maníaco quizá es más elevado para las personas que tienen antecedentes personales o familiares de esquizofrenia o trastorno bipolar. Como consecuencia, la gente con estos historiales se excluye de los ensayos clínicos de psilocibina y los tratamientos de las clínicas de ketamina.

“He tenido muchos pacientes que me han contado que estaban más o menos bien, luego tomaron LSD y han tenido esquizofrenia desde entonces”, dijo Bryan Roth, profesor de Farmacología en la Universidad de Carolina del Norte, campus Chapel Hill. “Me imagino que tenían una predisposición subyacente a la esquizofrenia y esto les dio una clase de empujón”.

Nemeroff agregó: “Creo que el problema con estos medicamentos tan potentes es que es probable que haya personas con vulnerabilidades genéticas a padecer un trastorno psiquiátrico importante, pero que aún no han cruzado el umbral. Y estos medicamentos pueden ser el factor que lo detone”.

Como fundamento para estas inquietudes, uno de los pocos estudios que han analizado el consumo de psicodélicos en personas con trastorno bipolar reveló que una tercera parte reportó que sus síntomas empeoraron tras consumir psilocibina de manera recreativa y el tres por ciento tuvo que buscar atención médica de emergencia.

En vista de lo anterior, Roth afirmó: “Cualquiera que padezca un trastorno psiquiátrico grave —como esquizofrenia o trastorno bipolar— no debe tomar psicodélicos”.

Preocupaciones cardiovasculares

La condición jurídica más reciente de los psicodélicos también significa que hay pocas investigaciones sobre su seguridad en el cuerpo. Los expertos sí saben que la psilocibina y la ketamina elevan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, así que, por exceso de cautela, no se recomienda que las personas con afecciones cardiacas, como hipertensión no controlada, cardiopatías y arritmias, las consuman.

En ensayos clínicos cuidadosamente monitoreados, donde las dosis se supervisan y los pacientes se seleccionan mediante filtros, las drogas “parecen ser seguras desde una perspectiva cardiaca”, comentó Jeremy Ruskin, profesor de Medicina en el Hospital General de Massachusetts, quien se especializa en Cardiología. Se desconoce su grado de seguridad para personas que están en alto riesgo en entornos no controlados.

Una de las razones por las que los psicodélicos parecen ser más seguros que muchas otras drogas es que la mayoría de los usuarios los consumen con poca frecuencia, lo cual implica una menor inquietud de que el daño potencial se acumule con el paso del tiempo. Sin embargo, los expertos afirman que existe un segundo riesgo hipotético para la salud cardiovascular si las drogas se toman todos los días o cada semana.

Otras preocupaciones de seguridad

Hay unos cuantos riesgos importantes relacionados con los medicamentos o el historial médico que deben conocer los usuarios potenciales de psicodélicos.

En primer lugar, estas drogas alteran la actividad cerebral de manera sustancial, así que es posible que provoquen convulsiones en alguien que padece epilepsia.

Además, Celia Morgan, profesora de Psicofarmacología en la Universidad de Exeter en Inglaterra, dijo que las personas que han sufrido alguna lesión cerebral traumática deben consultar a su médico antes de consumir ketamina, ya que esta droga puede aumentar la presión intracraneal.

“Si tienes algo en el cerebro que aumenta la presión y luego añades más tensión, podrías terminar sufriendo una hemorragia terrible”, explicó.

© 2023 The New York Times Company

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