La protesta a favor de los palestinos golpea a los demócratas, pero algunos ven a Kamala Harris con otros ojos

CHICAGO.- Varios cárteles apilados sobre el césped aguardan a que alguien los levante, pero nadie lo hace. Quedan ahí, tirados. “La ocupación palestina es un crimen”, dice uno. “Victoria a la resistencia palestina”, se lee en otro, con los colores de la bandera palestina. A lo lejos, desde el escenario baja el mismo canto que se escucha desde hace meses en todas las protestas contra del conflicto en Medio Oriente: “¡Liberen Palestina! ¡Liberen Palestina!”.

Bajo un ameno sol de final de verano y la mirada atenta de cientos de policías que miran a la distancia sin meterse, la protesta contra la guerra en Gaza y la brutal ofensiva lanzada por Israel luego del ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre pasado, el día más sangriento para el pueblo judío desde el Holocausto, llegó a Chicago, a golpear las puertas de la Convención Nacional Demócrata que coronará esta semana a Kamala Harris como candidata presidencial. Aunque los mensajes se repiten, la protesta muestra otra intensidad. El parque se ve despoblado, y la furia contra el presidente Joe Biden –la palabra “genocida” se repite una y otra vez– se diluye, aunque sin apagarse del todo, al hablar de Harris. Muchos manifestantes incluso le dan el beneficio de la duda, y reconocen que pueden llegar a votarla, algo impensado si el candidato hubiera sido Biden.

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“No le he cerrado la puerta a Kamala Harris”, le dice a LA NACION Patrick Madigan, 68 años, retirado, que manejó desde Cleveland, Ohio, para la marcha. “Quiero escuchar lo que tiene que decir y quiero ver que sus palabras se pongan en práctica. Necesitamos cortar la ayuda a Israel”, dice.

Las protestas en contra de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza y a favor de los palestinos acompañarán toda la convención de los demócratas. Pero la salida de Biden y el ascenso de Harris a lo más alto de la fórmula presidencial demócrata le bajó el tono a su impacto político. El fantasma de la convención de 1968, que también se realizó en Chicago, y quedó para la posteridad por la feroz interna entre los demócratas y la voracidad de las protestas por la guerra en Vietnam, parece haberse esfumado junto con la candidatura de Biden, aunque las protestas continúen.

Las declaraciones de los manifestantes con los que dialogó LA NACION en la marcha revelan que Harris tiene todavía un camino que recorrer para recuperar la confianza –y los votos– de la comunidad árabe y una porción de la coalición demócrata profundamente frustrada por el rol del gobierno demócrata en la guerra, en particular, el envío de armas a Israel. Otro cártel que se ve sobre el césped ofrece una advertencia: “Abandonen a Harris 2024″, dice. Harris parece tener una ventana de oportunidad que estaba cerrada para Biden.

“Me alegro de que ya no esté más”, dice Michelle Hoppe sobre Biden, a quien tilda de “genocida” y “senil”, y de quien cree que es demasiado conservador para ser el abanderado de los demócratas. “Tengo un poco más de esperanza con Kamala Harris, pero ella necesita demostrar que está en contra del genocidio, porque actualmente forma parte de una administración que apoya la financiación y el envío de bombas para cometer genocidio”, apunta.

Otros, sin embargo, mantienen su rechazo, pese al cambio de figuras. Reem Monzer Elkhaldi, una abogada hija de palestinos, que viajó desde Florida para la protesta, votó a Biden en 2020, pero ahora dice que es un “genocida”, y que jamás lo hubiera votado de vuelta. “Él quiere que yo, mis hijos y mi pueblo seamos limpiados étnicamente de este mundo. Él quiere borrarnos de este mundo”, dice. Ella puede ver que algunas personas decidan votar por Harris pensando que es “el menor de dos males”. Pero siente que votar por demócratas o republicanos es lo mismo, y que el sistema ya no la representa.

“Claro que hay gente que cree que lo mejor es votar por Kamala Harris, tienen miedo que les quiten sus derechos, porque eso es lo que está pasando. La realidad es que eso está sucediendo bajo los demócratas y los republicanos, y aunque los demócratas hacen un mejor trabajo para taparlo y hacer que parezca agradable, todo es lo mismo”, se queja. “A esta altura no importa por el partido al que votamos cuando votamos. Estamos votando por el genocidio”, cierra.

La jornada transcurrió con relativa tranquilidad hasta el final del día, cuando algunos manifestantes chocaron la policía, y cuatro personas resultaron detenidas en las afueras de la convención.