Los propósitos de este 2022 | Opinión

Esto me ha pasado a mi y seguramente a usted también. Que empezamos esta primera semana del año nuevo con todas las esperanzas y las ilusiones puestas en los propósitos que nos estamos haciendo para cumplir en los próximos 12 meses.

Tengo una amiga que a todas nos dejaba con la boca abierta. Se había quedado soltera y pasaba de los 50 años cuando decidió irse a comprar su ajuar de novia. Es decir, el vestido y todo lo que una novia necesita para su boda.

Azoradas le preguntamos por el novio. “Aún no lo tengo, pero quiero estar preparada para cuando llegue. Es mi propósito de Año Nuevo”.

Desafortunadamente pasó el tiempo con el mismo propósito y hasta el día de hoy el novio no llegó.

Pero hay otras personas con peticiones similares a las que les voy a mencionar.

“Este año sí que bajo de peso”; “este año sí que comienzo a hacer ejercicio”; “pasan las fiestas y comienzo a entrenar a diario”.

JA JA JA, así me río, comenzando conmigo misma.

Es preciosa la letra y el papel donde escribimos estos propósitos, pero eso no es todo: perdemos horas apartados del mundo el último día del Año Viejo pensando en lo que queremos hacer.

Yo revisaba hace unos días lo que hacía antes de mi cirugía bariátrica, y solía decir que tenía que rebajar 20 libras, al año siguiente eran 30 y después eran 40. ¿Y al final cuántas rebaje?

Ce-ro. Así de clarito. Cero libras perdidas.

Me sucedía lo que le pasaba a miles.

Lo más bonito es que yo me creía eso que era irreal y me lo repetía tanto que estaba convencida de que lo haría, solo para encontrarme con la frustración de que menos de un mes después de hecha la promesa, fallaba en los intentos y el propósito quedaba convertido en eso: en un fallido propósito.

Y esa es la realidad. ¿Le suena familiar? Es como si a la persona que le encanta el chisme pensara como propósito de Año Nuevo no volver a chismear nunca, pero nunca más.

Por supuesto que no. Eso es lo que se llama hacer propósitos inútiles porque desde antemano se sabe que no se cumplirán.

Hoy hago propósitos que cumplo.

Por ejemplo: desde la pandemia de 2020 me propuse no ir a ningún evento público, a ninguna reunión, a ningún concierto. Me lavo las manos constantemente, guardo la distancia, uso el tapabocas y poco a poco logré que todo esto se convirtiera en un hábito que me ha salvado de contagiarme en infinidad de ocasiones, a pesar de que hay personas de mi entorno cercano que sí cayeron.

Gracias a eso y a la fe en Dios que bien nos dice: “ayúdate, que yo te ayudare”.

Con esos propósitos anti-COVID logré establecer un sistema de defensa que me servirá para cuando esta pandemia termine, y lo mejor fue que me sentí feliz de saberme capaz de lograrlos.

¿Qué me hizo no romper el propósito? Pensar que era algo que necesitaba y podía lograr.

Es relativamente sencillo. Lo que nos propongamos este Año Nuevo tiene que ser algo real, a corto y mediano plazo, algo factible, no cosas que sean un sueño imposible de lograr.

Es lo mismo que pido para usted: metas reales y verá que las cumple. ¡Feliz Año Nuevo!

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