Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Un programa revive la polémica por un cuadro pintado por Hitler

En los últimos años, gracias a movimientos como el #MeToo, ha aumentado el número de denuncias que señalan a personajes públicos y artistas por sus comportamientos abusivos y delictivos. Unas denuncias que han sacado a la luz situaciones a veces sabidas por muchos y que durante años se silenciaron por quién era su protagonista. Todo eso ha dado lugar a un debate intenso sobre la cultura de la cancelación y si es posible separar a la obra del autor. Es decir, si se puede seguir admirando a alguien como actor, cantante, pintor y director, por ejemplo, aún sabiendo cuáles han sido sus actos. En Reino Unido un programa de televisión ha decidido abordar esa disyuntiva desde un punto de vista un tanto particular que le está granjeando críticas. Sobre todo, y en especial, porque uno de los ‘autores’ elegidos no es otro que Adolf Hitler, de que han escogido una pintura.

Se conservan algunas de las acuarelas y pinturas, como esta de 1914, realizadas por Adolf Hitler. (Foto: REUTERS/Kai Pfaffenbach)
Se conservan algunas de las acuarelas y pinturas, como esta de 1914, realizadas por Adolf Hitler. (Foto: REUTERS/Kai Pfaffenbach)

Jimmy Carr Destroys Art, como se llama el programa que a finales de este mes emitirá Channel 4, propone adentrarse en la cuestión planteando a sus espectadores qué quieren hacer con la obra de autores que han calificado de “problemáticos” por las acusaciones que pesan sobre ellos y por lo que se sabe que hicieron en vida. En su lista, como recoge la CNN, están nombres como Pablo Picasso (acusado de maltrato y misoginia), Rolf Harris (pedófilo convicto) y Eric Gill (abusador sexual).

En declaraciones recogidas por The Guardian, el director de contenido de Channel 4, Ian Katz, aseguraba que este programa sigue su línea de programación de “iconoclasia e irreverencia”. En un comunicado emitido por el canal a raíz de la polémica, sus responsables argumentan que “Jimmy Carr Destroys Art es una exploración reflexiva y matizada de los límites de la libre expresión en el arte, y si el trabajo de artistas moralmente despreciables aún merece ser visto”.

Además, añade el texto, “habla directamente del debate actual sobre la cultura de la cancelación y forma parte de una larga tradición de programación de Channel 4 que busca involucrar a una amplia audiencia con las preguntas éticas y culturales más grandes y espinosas”. En su intento por llevar el debate a un plató y un punto más allá, han comprado obras de los artistas mencionados y será el público el que decida si merecen ser conservadas por su valor artístico o destruidas por los actos reprobables de sus autores.

La polémica, por lo que recogen medios británicos, no menciona a Picasso, Harris o Gill, sino que se centran en la elección de Hitler. Olivia Marks-Woldman, directora ejecutiva de Holocaust Memorial Day Trust, ha sentenciado en declaraciones a Sky News, que “no hay nada entretenido o risible sobre Hitler o el asesinato de seis millones de judíos y la persecución de millones más. Este episodio está convirtiendo a Hitler en un tema de entretenimiento ligero; esto es profundamente inapropiado, y en un momento de creciente distorsión del Holocausto, peligrosamente trivializado”.

Marks-Woldman apunta que “la cuestión de hasta qué punto se puede vincular el arte con sus creadores es importante, pero este programa es simplemente un truco para impactar y no puede excusar la trivialización de los horrores del nazismo”. Además, añade que existe una problemática añadida dada la elección del presentador del espacio ya que Carr es conocido también por haber protagonizado alguna controversia por hacer humor a costa del exterminio llevado a cabo por los nazis.

Desde el punto de vista el profesor titular de historia del arte en St Andrews, Sam Rose, lo que sucede con la cultura de la cancelación y la duda de si separar la obra del autor o no es que “todo depende de cada caso”. Desde su punto de vista, que ha expuesto a The Guardian, “está bien quemar algunas obras culturales de malhechores, por ejemplo, DVD de Jimmy Carr cuando evade impuestos y bromea sobre el Holocausto. Pero esto se debe a que esas personas y obras no son significativas; véase también Rolf Harris”.

Sin embargo, en otros casos no lo considera así y comenta que “por desafortunado que sea, las obras de Hitler y Gill ahora son parte de historias importantes y en el futuro pueden ayudarnos a entender cosas sobre nosotros mismos: pertenecen a un archivo disponible para ser estudiado, no utilizado en un truco barato para las cifras de audiencia en un canal de televisión fallido”.

El popular locutor de radio Nick Ferrari, ante los micrófonos de LBC, valoraba que si bien él no es “partidario de quemar libros, creo que los nazis hicieron eso… cuando hablamos de Jimmy Carr y una obra de arte de Adolf Hitler, creo que estamos en otro territorio (…) Este no es un debate sobre la libertad de expresión, es una petición desesperada de atención”. En lo que respecta al dictador, añadía que “la única razón por la que conocemos la obra de arte de Hitler es porque perpetuó y llevó a cabo el Holocausto, asesinando a más de 6 millones de judíos”.

El debate sobre si hay que separar a la obra del autor y si se puede seguir admirando una película, una pintura o un libro sabiendo lo que hizo su artífice es recurrente y de difícil solución. Hace un par de años, desde La Nación hablaron con varios expertos de distintos ámbitos sobre la materia colocando sobre la mesa casos como el de Michael Jackson, Woody Allen, Roman Polanski y Plácido Domingo, entre otros muchos, sin llegar a una conclusión definitiva y universal. Porque cada vez que se abre este debate siempre hay quienes creen que lo apropiado es separar obra y artista, quienes reconocen que su apreciación sobre la misma cambia tras conocer la biografía de su autor y quienes optan por la cancelación. Este no es un tema donde exista o parezca factible el consenso.

EN VÍDEO | Un paseo por el Montmartre de Picasso de la mano de "La Bella Fernanda"