El programa H-2A: migración laboral y seguridad alimentaria
El sector agrícola de cultivos de Estados Unidos emplea el equivalente a un millón de trabajadores a tiempo completo. La producción de frutas y verduras es una actividad que demanda mucha mano de obra, y el sector enfrenta una escasez de trabajadores estacionales cada vez más grave. Tradicionalmente, la migración irregular ha cubierto esta demanda de mano de obra, pero las políticas migratorias recientes han restringido este flujo.
Los agricultores estadounidenses han respondido con un mayor uso del programa H-2A, un programa de visas temporales para trabajadores agrícolas. El uso de este programa ha crecido un 400 por ciento en la última década, de menos de 100,000 trabajadores a más de 300,000, representando ahora una parte importante de la fuerza laboral agrícola de Estados Unidos. Sin embargo, este programa ha generado un debate considerable debido a sus beneficios, desafíos y consecuencias. Lo que nos lleva a preguntarnos si el programa H-2A representa una solución sostenible a la escasez de mano de obra en la agricultura estadounidense, o plantea nuevos desafíos tanto para los trabajadores migrantes como para los agricultores.
Para los trabajadores H-2A, el programa representa una importante oportunidad económica. Estos trabajadores ganan varias veces más de lo que podrían en su país de origen, con un aumento promedio del ingreso mensual de aproximadamente $3,000 dólares. Este incremento económico eleva a muchos trabajadores y sus familias al decil superior de la distribución del ingreso en México. En consecuencia, el programa H-2A tiene el potencial de ser una poderosa herramienta para aliviar la pobreza y es muy popular entre los trabajadores de México y Centroamérica.
A pesar de estos beneficios, el programa H-2A es sumamente controvertido. La gran disparidad en las ganancias lo hace vulnerable al fraude por parte de reclutadores y supervisores laborales deshonestos. Además, surgen preocupaciones sobre los impactos socioeconómicos a largo plazo en las comunidades de origen de los trabajadores. En Estados Unidos, los grupos de defensa de los trabajadores alegan explotación laboral, mientras que los grupos nativistas afirman que los trabajadores invitados les quitan puestos de trabajo a los estadounidenses. Por su parte, los agricultores critican el programa por su excesiva burocracia, regulaciones y altos costos, argumentando que dificulta competir con aquellos que emplean trabajadores indocumentados.
A nivel mundial, existe un debate sobre el uso de programas de trabajadores invitados por parte de las naciones industrializadas para apoyar la producción agrícola y garantizar la seguridad alimentaria. Sin embargo, la evidencia empírica sobre los beneficios y costos de estos programas sigue siendo escasa, y los creadores de políticas carecen de la información necesaria para tomar decisiones informadas.
La falta de estudios empíricos sobre programas de trabajadores invitados ha limitado significativamente nuestra comprensión de sus impactos. Con el objetivo de llenar este vacío, estamos llevando a cabo en la Universidad de Stanford, una investigación sobre los impactos económicos y sociales del programa. A través de una primera evaluación aleatorizada, en colaboración con Redes Sociales para el Desarrollo (Reddes), una organización mexicana sin fines de lucro que apoya a los agricultores del Pacífico Noroeste, buscamos documentar el impacto del programa en la reducción de la pobreza y el desarrollo socioeconómico en México, así como en la estabilidad de la fuerza laboral en los Estados Unidos.
Al documentar sus impactos económicos y sociales, podemos informar reformas específicas para abordar la escasez de mano de obra, al tiempo que salvaguardamos los derechos de los trabajadores y optimizamos los beneficios para todas las partes interesadas. Los creadores de políticas podrán obtener información crítica sobre los costos y beneficios de los programas de migración temporal, lo que permitirá una toma de decisiones más equilibrada y basada en evidencia. Comprender el papel de los programas de trabajadores invitados es fundamental para abordar los desafíos laborales y de pobreza global, y aprovechar las oportunidades que ofrecen estos programas para el desarrollo económico y social de ambos países.
* Las profesoras Beatriz Magaloni y Melanie Morten de la Universidad de Stanford, y su equipo, están realizando la primera evaluación aleatorizada del programa de visas H-2A. Magaloni también es directora del Laboratorio de Pobreza, Violencia y Gobernanza de Stanford (@povgovlab).