No es probable que pierda su trabajo en EEUU, pero podría resultarle más difícil conseguir uno

Una persona espera en una cola
Una persona espera en una cola para un potencial empleador en una feria de empleos en Sunrise, Florida, el 29 de agosto del 2024. (Lynne Sladky/AP)

Joovay Arias, quien fue despedido por el servicio de streaming de música Spotify el año pasado, pensó que conseguiría otro trabajo como ingeniero de software relativamente pronto. Su búsqueda anterior de empleo, en 2019, había sido muy sencilla.

“En ese entonces”, contó, “tenía a toneladas de reclutadores que se comunicaban conmigo —hasta el punto en que tuve que rechazarlos”.

Arias encontró otro trabajo recientemente, pero sólo después de un calvario inesperado.

“Pensé que iba a tomar algo así como tres meses”, dijo Arias, de 39 años. “Se convirtió en un año y tres meses”.

Como Arias y otros buscadores de empleo pueden dar fe, el mercado laboral estadounidense —al rojo vivo durante los últimos años— se ha enfriado y está ahora en una situación inusual: quienes tienen empleo en su mayoría están seguros —con despidos bajos, históricamente hablando. No obstante, el ritmo de contratación se ha desacelerado y conseguir un trabajo se ha vuelto más difícil.

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“Si tienes un empleo y estás contento con ese empleo y quieres conservar ese empleo, entonces las cosas pintan bastante bien en este momento”, dijo Nick Bunker, director de investigación económica para Norteamérica, centrado en Estados Unidos, en el Indeed Hiring Lab, un centro de análisis económico del mercado laboral. “Pero si no tienes trabajo o si tienes un empleo y quieres cambiarte a uno nuevo, las cosas no son tan optimistas como lo eran hace un par de años”.

Desde que alcanzó su punto máximo en marzo de 2022, cuando la economía se aceleró tras salir de la recesión pandémica, el número de puestos de trabajo publicados ha disminuido en más de un tercio, según el último informe mensual del gobierno sobre vacantes y contrataciones.

Las empresas de ayuda temporal han reducido los puestos de trabajo durante 26 de los últimos 28 meses. Esa es una señal reveladora: los economistas suelen considerar los trabajos temporales como un presagio de hacia dónde se dirige el mercado laboral porque muchos empleadores contratan a trabajadores temporales antes de comprometerse con contrataciones a tiempo completo.

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En un compendio de esta semana de las condiciones económicas locales, los bancos regionales de la Reserva Federal reportaron señales de un mercado laboral en desaceleración. Las agencias de personal han dicho que los aumentos de ofertas de empleo se han desacelerado “ya que las empresas abordan las decisiones de contratación con mayor vacilación”, encontró la Fed de Nueva York. “Los candidatos a un puesto de trabajo permanecen más tiempo en el mercado”.

La Fed de Minneapolis dijo que una agencia de personal informó que “las empresas se están volviendo mucho más exigentes” sobre a quién contratan. Y la Fed de Atlanta descubrió que “solo unas pocas” empresas planeaban aumentar las contrataciones.

Cambiarse de empleo —algo muy común hace dos años— se ha desacelerado a medida que los trabajadores han perdido gradualmente la confianza en su capacidad para encontrar salarios o condiciones laborales mejores en otro lugar. Solo 3,3 millones de estadounidenses renunciaron a sus empleos en julio, en comparación con un pico de 4,5 millones en abril de 2022.

“La gente se queda porque tiene miedo de no encontrar nuevos trabajos”, dijo Aaron Terrazas, economista jefe del sitio web de empleo Glassdoor.

Y el Departamento de Trabajo ha informado, en sus estimaciones anuales revisadas del crecimiento del empleo, que la economía agregó 818.000 empleos menos de lo que había estimado previamente en los 12 meses que terminaron en marzo.

En un sentido, no es sorprendente en absoluto que el ritmo de contratación ahora se modere. El crecimiento del empleo en 2021 y 2022, cuando la economía se recuperó de la recesión de la pandemia de COVID-19, fue el más explosivo jamás registrado. Los trabajadores tuvieron una influencia que no habían tenido en décadas. Las empresas se apresuraron a contratar con la suficiente rapidez para seguir el ritmo del aumento de las ventas. Muchos empleadores tuvieron que incrementar los salarios y ofrecer bonos para retener a los empleados.

Era inevitable —e incluso saludable a largo plazo, dicen los economistas— que la contratación se desacelerara para aliviar así la presión sobre el aumento salarial y de la inflación. De lo contrario, la economía podría haberse sobrecalentado y obligado a la Reserva Federal a restringir el crédito de una manera tan agresiva como para provocar una recesión.

El auge del empleo posterior a la pandemia fue un marcado contraste con la lenta recuperación de la Gran Recesión de 2007-2009. En ese entonces, la economía tardó más de seis años en recobrar los empleos que perdió. En contraste, las impresionantes pérdidas de empleos por la pandemia de 2020 —22 millones— se revirtieron en menos de dos años y medio.

Aun así, el auge de la economía encendió la inflación, lo que llevó a la Reserva Federal a subir las tasas de interés 11 veces en 2022 y 2023 para tratar de enfriar el mercado laboral y frenar la inflación. Y durante un tiempo, la economía y el mercado laboral parecieron inmunes a los mayores costos de endeudamiento. Los consumidores continuaron con sus compras, las empresas reemprendieron su expansión y la economía continuó con su crecimiento.

Pero eventualmente, las tasas altas y continuas comenzaron a dejar huella. Varias empresas de alto perfil, incluidos gigantes tecnológicos como Spotify, anunciaron despidos el año pasado ante las altas tasas de interés. Sin embargo, fuera del sector tecnológico de la economía y, en menor medida, el financiero, la mayoría de las empresas estadounidenses no han recortado puestos de trabajo. El número de personas que por primera vez presentan solicitudes de beneficios por seguro de desempleo apenas supera el nivel que tenía antes de la pandemia.

No obstante, las mismas empresas que retienen a sus trabajadores no necesariamente contratan a más.

“En comparación con hace uno o dos años, es mucho más difícil, en particular para quienes están a nivel de entrada”, dijo Terrazas, de Glassdoor. “Debido a la caída gradual de los despidos en tecnología y finanzas, en los servicios profesionales durante el último año y medio ha habido mucha gente con experiencia y altamente calificada en el mercado laboral.

“Según todas las evidencias, encuentran trabajo. Pero también relegan a más personas de nivel inicial cada vez más atrás en la fila... Los recién graduados, las personas sin mucha experiencia laboral están sintiendo los efectos de competir de repente con personas que tienen dos, cinco, 10 años de experiencia en el mercado laboral. Cuando esos peces grandes están en el mercado, los peces pequeños naturalmente quedan fuera”.

A pesar de la presión de las tasas de interés más altas en décadas, la economía permanece sólida, y creció a un ritmo anual saludable del 3% desde abril hasta junio. La mayoría de los estadounidenses disfrutan de una seguridad laboral sólida.

Aún así, dada la creciente dificultad de cambiar de empleo, incluso algunos de esos trabajadores comienzan a notar el impacto. “La realidad es que muchas personas, incluso si tienen empleo, sienten mucha angustia por la economía”, dijo Terrazas. “La gente está sintiendo un poco de inseguridad laboral, mucha más presión en el lugar de trabajo de la que habían sentido en mucho tiempo”.

En una encuesta de agosto, la Reserva Federal de Nueva York encontró que los estadounidenses en general están más preocupados por perder su trabajo ahora más que en cualquier otro momento desde 2014, cuando la gente apenas empezaba a sentir los efectos plenos de la recuperación de la Gran Recesión de 2008-2009.

A esta ansiedad se suma el hecho de que los recuerdos del reciente auge laboral todavía son frescos.

“El punto de referencia para la mayoría de la gente sigue siendo 2021, 2022, cuando el mercado laboral era muy fuerte. Y lo que para nosotros los economistas parece una normalización (del mercado laboral desde niveles insostenibles), creo que para mucha gente se siente como una pérdida de estatus”, explicó Terrazas.

Considere a Abby Neff, quien, desde que se graduó de la Universidad de Ohio en mayo de 2023, ha tenido dificultades para encontrar el “trabajo de escritora a la usanza clásica” que esperaba conseguir como periodista.

“Ha sido bastante difícil encontrar un trabajo permanente en el periodismo”, dijo.

Mientras tanto, Neff, de 23 años, se ha unido a la agencia gubernamental AmeriCorps —que moviliza a los estadounidenses para realizar servicios comunitarios— en el sureste de Ohio. El trabajo no paga mucho, pero le ha dado la oportunidad de escribir y aprender sobre muchas cosas, desde silvicultura hasta agricultura sostenible y gestión de cuencas hidrográficas.

Pero ella no esperaba encontrar tanta dificultad para conseguir un empleo en su campo profesional.

“Siento que hice todas las cosas ‘correctas’ en la universidad”, manifestó Neff con pesar.

Editó una revista del campus y estableció contactos en el sector. Ha conseguido algunas entrevistas, sólo para enterarse más tarde de que el puesto se cubrió sin que ella hubiera tenido noticias del empleador.

“Me ‘ghostean’ (cortan el contacto sin explicaciones)”, dijo. “Casi siento que tengo que cazar a los empleadores para obtener una respuesta a una solicitud (para un empleo)”.

Arias, el ingeniero de software, comenzó a buscar trabajo “en el momento en que me despidieron”, en junio de 2023. Al principio, lo tomó sin preocupación. Se dio un tiempo libre para cuidar a su hija recién nacida y sacó dinero de su paquete de indemnización de Spotify. Pero cuando la búsqueda de empleo se dificultó, “decidió intensificarla de verdad” a principios de este año.

Arias comenzó a conducir para un servicio de viajes compartidos y a recibir pistas de empleos de los pasajeros. Se puso en contacto con una empresa a través de la cual había participado en un campamento de programación informática en busca de contactos. Eventualmente, las interconexiones profesionales dieron frutos con un nuevo empleo.

No obstante, el proceso resultó mucho más frustrante de lo que había imaginado. Los empleadores con los que se había comunicado desaparecían sin explicación.

“Esa es la peor parte de la experiencia”, dijo Arias. “Recibes ese mensaje de presentación. Después envías tu currículum. Y luego eso es todo. La comunicación terminaba allí. O recibes una respuesta automática. Así que no sabes qué pasó, qué hiciste mal... Simplemente se siente muy desmoralizante, de verdad estresante, porque no sabes qué sucedió”.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.