Probé el programa de reparaciones de autoservicio de Apple en mi iPhone: fue un desastre

Shakeel Taiyab, un técnico independiente, y el columnista de The New York Times Brian X. Chen hacen reparaciones a un iPhone 12 usando equipo de reparación certificado que envió Apple, al sur de San Francisco, el 19 de mayo de 2022. (Ulysses Ortega/The New York Times)
Shakeel Taiyab, un técnico independiente, y el columnista de The New York Times Brian X. Chen hacen reparaciones a un iPhone 12 usando equipo de reparación certificado que envió Apple, al sur de San Francisco, el 19 de mayo de 2022. (Ulysses Ortega/The New York Times)

El mes pasado, Apple lanzó su primer programa de reparaciones de autoservicio, gracias al cual la gente tiene acceso a las partes, herramientas y manuales para arreglar su iPhone. Hizo olas cuando fue anunciado el año pasado porque era un punto de inflexión para el movimiento del derecho a reparar, el cual, durante más de una década, ha instado a las empresas tecnológicas a proporcionar los recursos para que podamos resucitar nuestros aparatos electrónicos.

También fue como música para mis oídos. Como me convertí en un apasionado del bricolaje durante la pandemia, me emocionó probar el nuevo programa de Apple en mi iPhone.

“¿Qué tan difícil puede ser?”, pensé.

Resulta que muy difícil.

Para la gente como yo, que tiene poca experiencia reparando aparatos electrónicos, la composición de la reparación de autoservicio fue tan intimidante que casi me acobardo y no lo hago. Primero, debía dejar una retención de 1210 dólares en mi tarjeta de crédito para rentar 34 kilogramos de equipo de reparación, el cual llegó a la puerta de mi casa en cajas de plástico duro. Luego, el proceso fue tan implacable que destruí la pantalla de mi iPhone en un instante tras un error irreversible.

La catástrofe ocurrió a pesar de haber contactado a un experto, Shakeel Taiyab, un técnico independiente que repara teléfonos al sur de San Francisco, para que me ayudara. Después de leer los manuales de Apple y probar las herramientas conmigo, Taiyab dijo que le aplaudía a Apple por intentar empoderar a los dueños de los iPhone, pero dio un veredicto crudo.

“Hicieron todo para que el cliente fracasara”, comentó.

Shakeel Taiyab, un técnico independiente, remplaza la batería en un iPhone 12 usando equipo de reparación certificado de Apple, al sur de San Francisco, el 19 de mayo de 2022. (Ulysses Ortega/The New York Times)
Shakeel Taiyab, un técnico independiente, remplaza la batería en un iPhone 12 usando equipo de reparación certificado de Apple, al sur de San Francisco, el 19 de mayo de 2022. (Ulysses Ortega/The New York Times)

Esto lleva a la pregunta de por qué Apple lanzó el programa de reparación de autoservicio en primer lugar. Es probable que no sea ninguna coincidencia que haya realizado la maniobra después de que el año pasado la Comisión Federal de Comercio señaló que iba a intensificar las medidas en contra de las empresas tecnológicas que les dificultaran a las personas la reparación de sus aparatos electrónicos.

Y ahora, mi historia de derrota.

Preparación para reparar

Comencé visitando el sitio web del programa de reparación de autoservicio de Apple, selfservicerepair.com. Ahí, encontré el manual de servicio para el iPhone 12 que quería reparar y pedí las herramientas (en la actualidad, el programa de Apple incluye manuales para los iPhones lanzados en los últimos dos años).

Leí con cuidado las instrucciones para mi iPhone 12, el cual estaba funcionando bien, pero tal vez necesitaba una nueva batería. Los pasos parecían ser bastante claros: utiliza una máquina para derretir el pegamento y levanta la pantalla del teléfono con una palanca, quita los tornillos y la batería, utiliza otra máquina para instalar la nueva batería, luego pon todo de regreso y usa una tercera máquina para juntar todo el teléfono.

Cargué el pago del programa de reparación de autoservicio a mi tarjeta de crédito. Este incluía una tarifa de renta de 49 dólares por el juego de herramientas, la batería de 69 dólares, 2 dólares de pegamento y 15 centavos de dólar por algunos tornillos, junto con una retención de 1210 dólares por rentar las máquinas para reparar. Después de siete días, esas herramientas tendrían que ser enviadas de regreso a Apple con una etiqueta prepagada y la batería vieja también podría ser intercambiada por un crédito de 24 dólares.

Sin ninguna experiencia en la reparación de teléfonos, decidí practicar un poco. Por 45 dólares, pedí un juego de iFixit, un sitio que publica instrucciones y vende herramientas de bricolaje para reparar aparatos, para que primero pudiera remplazar la batería del iPhone XS de mi esposa, el cual tenía cuatro años de antigüedad.

El juego de herramientas de iFixit llegó con unas pincitas, un desatornillador, mondadientes de plástico y una ventosa para quitar la pantalla.

El proceso para apalancar el iPhone de mi esposa, remplazar la batería y reensamblar el dispositivo me tomó unas cinco horas durante dos días. Me topé con algunas dificultades: el iPhone no encendía, lo cual me hizo pensar que destruí algo. Resulta que un diminuto conector al interior del teléfono estaba suelto. Cuando lo presioné con más firmeza con la punta de mi dedo, el teléfono encendió y todo regresó a la normalidad.

Pensé que estaba listo para lo bueno.

Un comienzo tembloroso

Aunque el juego de reparación de iFixit es ligero, el programa de reparación de autoservicio de Apple renta las mismas máquinas que usan los técnicos de la empresa en sus tiendas. Es equipo de uso rudo y, cuando desempaqué el equipo, tuve un mal presentimiento. Las tres máquinas —todas angulares e industriales— lucían como algo serio. Nunca había usado nada parecido.

Así que llamé a Taiyab, quien había arreglado los dispositivos de mi familia en el pasado y le conté sobre mi problema. Me invitó a probar las máquinas en un teléfono descompuesto que le sobraba en su oficina.

Entonces, tomé mi auto y fui a la oficina de Taiyab al sur de San Francisco con las voluminosas máquinas de Apple. Ahí, me dio un iPhone 12 descompuesto para practicar.

Luego, revisamos los pasos juntos. Quitamos los dos tornillos externos en la parte inferior del iPhone 12 descompuesto que sirven para mantener la pantalla en su lugar. Colocamos el teléfono en un marco que insertamos en la primera máquina. La máquina calentó el teléfono hasta derretir el pegamento y una ventosa levantó la pantalla hasta dejarla entreabierta. Después de eso, utilizamos un cortador para cortar el adhesivo y quitar la pantalla.

A partir de ahí, seguimos las instrucciones sobre desconectar los cables y quitar los tornillos y tiras de pegamento para extraer la batería vieja. Lo logramos sin dificultades y me sentí emocionado.

Una pesadilla de reparación

Entonces, llegó el momento de seguir los mismos pasos en mi iPhone 12. Con gusto, le coloqué el marco y lo inserté en la máquina para derretir el pegamento y comenzar a levantar la pantalla.

Taiyab me detuvo de inmediato. “¿Quitaste los tornillos de seguridad?”, preguntó.

“Ay, no”, respondí. Regresamos unos pasos para quitar los dos tornillos diminutos de la parte inferior del teléfono y empezar de nuevo. La pantalla lucía normal.

Repetimos los pasos para quitar la batería. Después de instalar la batería de remplazo, utilizamos una máquina con rodillo para poner una presión uniforme sobre la batería a fin de pegarla en su lugar.

Luego, usamos una tercera máquina —una prensa impulsada por batería— para juntar el teléfono mientras calentábamos el pegamento a fin de crear un sello resistente al agua.

Por fin, llegó el momento de la verdad. Conectamos el teléfono y lo encendimos. Parpadearon unas líneas blancas en la pantalla. Había sido destruida. Debido a que no quitamos los dos tornillos de seguridad en un inicio, la pantalla se había quedado en su lugar mientras intentaba abrirla, lo cual provocó un daño.

Por suerte, Taiyab tenía bastantes pantallas de repuesto de Apple. En minutos, volvió a abrir el teléfono, remplazó la pantalla y la selló de nuevo. Observé con timidez.

La pesadilla continúa

Para mi sorpresa, los pasos finales fueron los más exasperantes. Cuando encendimos el teléfono de nuevo, un mensaje de advertencia decía que la batería y la pantalla habían sido remplazadas con partes desconocidas. Esto me molestó porque la batería era una parte original que le pedí a Apple. La pantalla también era auténtica, porque provino de otro iPhone.

Sin embargo, para terminar la reparación, Apple le pide a quien use el programa de reparación de autoservicio que realice una “configuración del sistema”, la cual involucra llamar a un representante de atención al cliente a distancia para confirmar el número de serie de la parte y asociarlo con el teléfono. Solo en ese momento la reparación es autenticada, con lo cual desaparece el mensaje de advertencia.

El sitio web de la reparación de autoservicio de Apple me dirigió a una aplicación en línea para platicar con un representante. Ahí, un empleado de nombre Carlos me pidió que conectara el teléfono y mantuviera presionados tres botones para que entrara en modo diagnóstico.

Lo intenté varias veces. No pasó nada.

Carlos pegó la misma instrucción con los botones. Lo intenté de nuevo. Y otra vez. Pude iniciar el modo diagnóstico solo después de consultar un foro en línea en el que alguien había publicado un paso distinto.

Más de 30 minutos más tarde, acabamos. Desapareció el mensaje de advertencia sobre la batería desconocida.

Retroalimentación para Apple

Apple dijo que recibía la retroalimentación con los brazos abiertos para seguir evolucionando el programa de reparación de autoservicio. Así que aquí está la mía. Como cualquier nuevo aparato tecnológico, este programa es un producto incipiente con pros y contras y el potencial de ser mucho mejor.

Hay algunos beneficios que producirán reparaciones más baratas y de mayor calidad para todos. Ahora todos los técnicos independientes, entre ellos Taiyab, tienen acceso a las herramientas de Apple (Taiyab dijo que es probable que compre la prensa de Apple para sellar los iPhone). Y ahora todo el mundo puede leer las instrucciones oficiales sobre cómo hacer reparaciones, lo cual elimina las conjeturas.

No obstante, la experiencia entera no fue nada sencilla e, incluso para quienes hacen una prueba, Apple ejerce demasiado control al pedir aprobación de sus reparaciones. Si instalamos partes de Apple, como una pantalla de otro iPhone que sirve, deberían funcionar… y ya.

Hasta la fecha, le llega una advertencia a mi iPhone sobre una parte desconocida porque la nueva pantalla era de Taiyab, no de Apple. Justo lo que necesitaba para recordarme esta experiencia de reparación.

© 2022 The New York Times Company