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La princesa instagrammer, con sangre azul pero sin corona

En esta foto familiar,  Vittoria (17), junto a su hermana Luisa, su padre, Manuel Filiberto de Saboya,  y su madre, Clotilde Coura
En esta foto familiar, Vittoria (17), junto a su hermana Luisa, su padre, Manuel Filiberto de Saboya, y su madre, Clotilde Coura

CARIGNANO, ITALIA.- Cuando su nieta cumplió 16 años, Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia, le hizo un regalo importante.

En un decreto formal firmado en 2019, el “duque de Saboya, príncipe de Nápoles y por la gracia de Dios heredero directo a la jefatura de la Casa de Saboya”, enmendó una ley medieval que durante siglos restringió la sucesión de su linaje real a los herederos varones.

Con ese gesto, Víctor Manuel catapultó a su “amada nieta” Victoria Cristina Clara Adelaida María varios eslabones arriba dentro la cadena alimenticia de la realeza, convirtiéndola en la primera mujer en 1000 años de historia en ser revestida con la autoridad para encabezar la familia Saboya y reclamar eventualmente el trono de la difunta monarquía.

Vittoria Cristina Chiara Adelaide Maria tiene 17 años y heredará el trono de la realeza italiana
Vittoria Cristina Chiara Adelaide Maria tiene 17 años y heredará el trono de la realeza italiana


Vittoria Cristina Chiara Adelaide Maria tiene 17 años y heredará el trono de la realeza italiana

“Fue el mejor regalo que me pudo hacer”, dice Vittoria Cristina Chiara Adelaide Maria di Savoia, tal su nombre en italiano, desde su hogar en París. La joven tiene ahora 17 años y es una influencer de Instagram en rápido ascenso.

Tanto su padre en Monte Carlo como su madre en París y sus abuelos en Gstaad, Suiza, están encantados con el ascenso de Victoria a la jefatura de la familia aspirante al trono de Italia, pero hay una rama rival de los Saboya que no está contenta para nada. No, no, no.

“Es totalmente ilegítimo”, bramó Aimón de Saboya-Aosta, duque de Apulia, uno de sus primos y rival aspirante al trono, que trabaja como ejecutivo en la filial de la empresa Pirelli en Moscú.

Y así empezó el capítulo más reciente de una disputa dinástica eterna entre los pretendientes al presunto trono italiano, una disputa no exenta de enconados rencores, puñetazos al aire, opiniones encontradas de expertos nobiliarios y política ducal, a lo que viene a sumarse el ascenso de Victoria a la aristocracia de las redes sociales.

Lo que no hay, mal que les pese, es corona alguna para el ganador.

Italia es una república que abolió la monarquía hace 75 años, por su calamitoso apoyo al régimen de Mussolini, y los italianos tiene aproximadamente cero interés en una restauración monárquica.

Célebres desconocidos

“Nunca digas nunca”, dice el padre de Victoria, Manuel Filiberto de Saboya, personalidad de la televisión italiana que reclama para sí el título de “príncipe de Venecia”, nombre del restaurante que tiene en Los Ángeles y también de su antiguo food truck. El aristócrata dice que obviamente la monarquía no retornará “mañana”, pero no tiene hijos varones y la familia necesitaba que uno de sus miembros se pusiera a la cabeza de la casa real y mantuviera sus históricos reclamos. Además, “cada vez hay más gente que cree en un eventual regreso de nuestra familia”, dice Manuel Filiberto.

Pero los italianos que quieren eso son muy pocos, incluso acá en Carignano, cuna ancestral de la rama de la familia de Víctor Manuel y pueblo del que Victoria se convirtió en princesa el día de su 16° cumpleaños.

“No sé quién es”, dicen los adolescentes, los clientes de mediana edad y los ancianos con bastón que caminan en los alrededores de la Piazza Savoia, antes castillo, hoy playa de estacionamiento.

Como todo no-déspota recientemente ilustrado, los Saboya aducen las mejores intenciones y altos ideales para haber modificado el orden sucesorio, como la adopción de los valores de la Unión Europea y el empoderamiento de las mujeres. Actualmente, Manuel Filiberto está abocado a la realización de una seria televisiva tipo The Crown sobre su abuela, la reina María José de Bélgica, también princesa de Sajonia-Coburgo y Gotha.

“Totalmente antifascista”, dice Manuel sobre su abuela.

“Una gran antifascista”, se hizo eco Victoria, quien además dijo que era un modelo a seguir.

Manuel Filiberto señala que muchos de los monarcas reinantes en Europa son mujeres, empezando por la reina Isabel de Gran Bretaña. Y agrega que esas casas reales tienen un historial de empoderamiento femenino incluso mejor que el del Parlamento italiano, donde las mujeres están notoriamente subrepresentadas.

“Por lo menos las monarquías les damos el poder a las mujeres”, dispara.

La esposa de Manuel Filiberto es la actriz francesa Clotilde Courau, a quien conoció durante un evento de esgrima organizado por su amigo el príncipe Alberto de Mónaco. La actriz también cree que su hija Victoria es una especie de pionera de la igualdad de género en la nobleza.

“Es algo enorme, para la historia”, dice Courau, que vive con Victoria y con su otra hija menor en París, y agrega que si bien le gustaría que Victoria tuviera más tiempo para prepararse para su nueva posición en la familia, “ahora ella es… ¿cómo decirlo?, la futura regente”.

Cuando se le pregunta si cree que Italia está lista para tenerla como reina, o cabeza de su familia, Victoria dice haber oído que “en realidad Italia no es progresista”.

“Pero bueno, ya aprenderán”, remató.

De hecho, ya empezó a imponerse. El mes pasado, su padre la ayudó a pulir sus palabras y reafirmar su tono de voz para un video de Instagram dirigido al presidente francés Emmanuel Macron en el que Victoria sale en defensa de los derechos de los estudiantes de escuelas privadas de Francia.

Su discurso cosechó casi 300.000 visualizaciones y fue el debut público de “una princesa del rock & roll”, como la llama su padre.

Controversias reales

Hace décadas que la rama descontenta de la familia, los Aosta, argumenta que los Saboya de Carignano están mancillando su buen apellido. Algunos de los Aosta se opusieron al matrimonio del abuelo de Victoria, el hijo exiliado del último rey, con Marina Ricolfi-Doria, plebeya y excampeona de esquí acuático.

Víctor Manuel IV, actualmente de 84 años, tiene un don especial para insultar a los italianos. Su reputación no se vio precisamente beneficiada cuando fue acusado de matar por accidente a un turista alemán con un disparo de rifle desde su yate, frente a la costa de Córcega, en 1978. Un tribunal francés lo absolvió de homicidio involuntario.

En 2006, cuando Italia permitió que él y su hijo, el padre de Vittoria, regresaran al país, el patriarca estuvo preso en Potenza por sus vínculos con el juego ilegal y la prostitución, y por aceptar sobres llenos de dinero en efectivo, según él, a forma de contribución por el otorgamiento una orden nobiliaria. Finalmente, fue absuelto de esos cargos.

En su actual enfrentamiento por el tema de Victoria, los Aosta han recurrido a una “Junta del Consejo de Senadores del Reino”, un organismo no reconocido también llamado “La Consulta”. Y en función de los estatutos de la Casa de Saboya, los simpatizantes de la rama Aosta declararon inválido el ascenso de Victoria. Entre otras cosas, argumentan que la ley recién podría modificarse cuando se restablezca la monarquía.

“Fue el mejor regalo que me pudo hacer”, dice Vittoria, desde su hogar en París en referencia a la enmienda que hizo su abuelo a la ley que excluye del trono a las herederas mujeres
“Fue el mejor regalo que me pudo hacer”, dice Vittoria, desde su hogar en París en referencia a la enmienda que hizo su abuelo a la ley que excluye del trono a las herederas mujeres


“Fue el mejor regalo que me pudo hacer”, dice Vittoria, desde su hogar en París en referencia a la enmienda que hizo su abuelo a la ley que excluye del trono a las herederas mujeres

Aimón de Saboya-Aosta, duque de Apulia, se negó a reunirse para ser entrevistado en la finca toscana de su padre, Amadeo III, duque de Aosta, quien según se dice recibió dos puñetazos en la cara de su primo Víctor Manuel en la boda del futuro rey Felipe VI de España, en 2004. Poco después de ese altercado, Amadeo se declaró duque legítimo de la casa unificada de Saboya-Aosta.

“Por decirlo educadamente, la relación no es buena”, dice Aimón, entrevistado por teléfono, pero agrega que prefiere evitar una pelea pública a los gritos con sus primos “por algo que no existe”.

“Trato de ser más digno, dentro de lo posible, dada la gran responsabilidad que comporta nuestro apellido”, dice Aimón.

Al parecer, la condescendencia regia corre por las venas de toda la familia.

“Ni les presto atención”, dice Victoria sobre sus detractores.

Pero su padre, respaldado por una “consulta” rival, definitivamente sí lo hace.

“Están viendo ovnis”, dice Manuel Filiberto desde el departamento de un amigo aristócrata de la familia en Roma, al final de la calle donde se yergue el descomunal Vittoriano, también conocido como Altar a la Patria, erigido en honor a Víctor Manuel II.

Manuel desdeña a sus primos, que según dice, nunca fueron ni siquiera lo suficientemente importantes como para tener que exiliarse, y que, habiendo fracasado en sus esfuerzos por suplantarlos a su padre y a él, ahora apuntan contra su hija.

“Pensaron que como no tengo hijos varones, finalmente obtendrían lo que están esperando desde hace 150 años”, dice Manuel Filiberto, aludiendo al modo en que su padre frustró esos planes.

Tanta responsabilidad ya ha empezado a pesar sobre la joven Victoria, porque como se sabe, inquieta vive la cabeza que lleva una corona, aunque sea imaginaria.

“Es demasiado”, dice Victoria.

Su padre trata de que estudie más, se tome menos vacaciones, y aprenda el valor del trabajo.

De hecho, podría decirse que Manuel Filiberto trabaja como el más esforzado de los plebeyos de la farándula. Hace 20 años que viene tratando de ganarse la simpatía de la escéptica opinión pública italiana a través de la más venerable de sus instituciones: los programas de variedades en televisión.

Es el juez estrella de un programa de talentos en el que él mismo compitió en su temporada de “celebridades”. Ganó la versión italiana de Bailando con las Estrellas, estuvo a punto de ganar el Festival de la Canción de San Remo con una canción de su propia autoría llamada Italia, Amore mio, y participó de un programa en el debía ir probando diversos trabajos y profesiones comunes. (“¿Qué fue lo peor que me tocó hacer? Creo que estilista canino.”)

El año pasado, apareció en la televisión italiana en un breve video para decir sobriamente : “Tengo el deber de anunciar oficialmente el regreso de la familia real”. Se trataba de un aviso publicitario de la serie The Crown de Netflix.

Los esfuerzos de Manuel Filiberto de Saboya por aprovechar su celebridad para impulsar su carrera política quedaron en la nada, y sabe perfectamente que no será él quien lidere la restauración de la monarquía en Italia. Dice que no ve la hora de abandonar todo, abdicar y salir a navegar por el mundo.

Todo eso, por supuesto, “recién cuando mi hija esté preparada”.

Traducción: Jaime Arrambide