"Aquí presiento la muerte": Familia hondureña llora la pérdida de madre y su hija en prisión

Por Gustavo Palencia

TEGUCIGALPA, 21 jun (Reuters) - El domingo, en su última conversación telefónica, Paola Yamileth le dijo a su prima que temía por su vida: "Aquí presiento la muerte y tengo miedo de que me vayan a matar".

Dos días después de esa llamada, Paola, de 26 años, y su madre, Belinda, de 46, se encontraban entre las al menos 46 mujeres que murieron en un violento enfrentamiento entre bandas en la prisión hondureña donde ambas estaban encarceladas.

Marlene Hernández, prima de Paola, recordaba la llamada telefónica mientras permanecía el miércoles ante una morgue desbordada en Tegucigalpa.

Aida Portillo, tía de Belinda, identificó sus cuerpos. Ambos presentaban heridas de bala.

Portillo y Hernández se encontraban entre las decenas de familiares angustiados que se congregaron en la calle frente a la morgue en busca de información sobre sus seres queridos, con la esperanza de que no se confirmaran sus peores temores.

"Yo me enteré hoy porque me avisaron unas parientes y no creía que fuera cierto. Es dura esta situación para toda la familia", dijo Portillo.

Algunas familias tendrán que esperar más para cerrar el caso. Un portavoz de la fiscalía dijo que las pruebas de ADN necesarias para identificar los cuerpos quemados en la prisión podrían tardar tres semanas.

La policía dijo que el mortal incidente del martes comenzó cuando reclusas de la pandilla Barrio 18 abrieron fuego contra las de la Mara Salvatrucha (MS-13).

Portillo no contó si sus familiares eran parte la pandilla, pero dijo a Reuters que ambas habían sido condenadas por cargos de tráfico de drogas.

Belinda llevaba un año cumpliendo una condena de siete años, mientras que Paola había cumplido algunos meses de una de seis años.

Antes de su detención, las dos vivían separadas en El Reparto, un barrio pobre en las colinas exteriores de Tegucigalpa, donde bandas como Barrio 18 y MS-13 tienen más poder que las autoridades.

El evento carcelario ocurre seis meses después de que el Gobierno de Honduras adoptó medidas represivas, que incluyen la suspensión de algunos derechos constitucionales y que las fuerzas de seguridad puedan detener a personas que consideren sospechosas.

El país centroamericana tiene un nutrida historia de incidentes mortales en sus cárceles, con 18 reclusos presuntamente muertos en una pelea de pandillas en una penitenciaría en 2019, y más de 350 que fallecieron en un incendio en 2012.

"Es duro. Sabíamos que las cárceles en Honduras son peligrosas, pero nunca pensé que ellas morirían estando cumpliendo su pena y de esa forma", dijo Portillo

(Reporte de Gustavo Palencia, escrito por Brendan O'Boyle. Editado en español por Javier Leira)