"El presidente viene para acá", un día en Guayaquil tras la noticia

Guayaquil (Ecuador), 12 ene (EFE).- Un retén de la policía y el Ejército instalado en la Avenida de las Américas de la ciudad de Guayaquil llamó la atención de los dos miembros del equipo de la Agencia EFE que viajamos desde Bogotá el pasado martes para informar sobre la delicada situación de violencia que azota a Ecuador.

"Estas imágenes te sirven, Carlos", le dije a mi compañero que prontamente descendió del vehículo y atravesó la calle corriendo para fotografiar a los uniformados que vigilaban la mañana de este viernes las instalaciones del canal público TC Televisión que esta semana fue tomado por delincuentes que convirtieron en rehenes a 35 empleados.

Caminé detrás de él, saludé a un militar que llevaba el rostro cubierto con un pasamontañas y le pregunté quién estaba al mando.

El hombre señaló a otro uniformado que se acercó desconfiado y de inmediato quiso saber quiénes éramos, a qué medio pertenecíamos y por qué estábamos en ese lugar.

Tomó una foto de mi carné de periodista y dijo: "Hay que esperar a que mis superiores miren si tiene antecedentes".

Esperamos, sin poder tomar fotografías, y viendo como llegaban cada vez más motocicletas y camionetas con hombres fuertemente armados.

"¿Usted estudió en esta universidad de Colombia y vive en Bogotá?". Sí, respondí. Por qué, le pregunté. "Porque estamos mirando sus redes sociales", aclaró mientras me mostraba en su celular un pantallazo de mi página de Facebook.

"Si quiere me manda la invitación y lo acepto como amigo", le dije para romper el hielo. Sonrió y nos permitió tomar las fotos.

Mientras esperaba a que Carlos hiciera su trabajo, otro militar se acercó y me ofreció una bebida de frutos tropicales y un paquete de "chifles clásicos" que contenía delgadas láminas de plátano verde fritas.

"Esto es para que no se le haga muy larga la espera, señorita", comentó amablemente.

Luego de un rato de observarnos y habiendo establecido que no representábamos un peligro para la labor que les había sido encomendada, uno de los militares se acercó y me susurró: "Yo de usted me quedo un rato más porque el presidente viene para acá".

"¿El presidente Daniel Noboa viene? ¿Está seguro?", lo cuestioné. "Sí, estoy seguro. El presidente viene para acá".

Buenísimo, pensé y corrí a informarle a Carlos. "Claudia, de aquí no nos movemos", contestó mi compañero.

Nos dirigimos de inmediato a la puerta principal de TC Televisión y allí encontramos a dos colegas ecuatorianos sentados en las piedras blancas que adornan las palmeras del edificio.

"¿Quién les informó a ustedes? ¿Saben a qué hora llega Noboa? ¿Si es verdad que va a venir? Esperemos todos aquí a ver si nos dejan entrar", manifestó uno de ellos.

Poco a poco el rumor de que el mandatario visitaría el canal se esparció y comunicadores de Perú, Estados Unidos, Francia y Reino Unido llegaron al lugar en cuestión de minutos.

"Las autoridades están muy herméticas. No dicen nada. Hoy buscan puerta a puerta a las bandas criminales en varias zonas de Guayaquil, y ahora que viene Noboa seguramente harán más operativos", manifestó uno de los periodistas locales.

Hacia las 13.00 hora local (18.00 GMT) recibimos la confirmación oficial de que el gobernante haría un recorrido por las instalaciones del canal.

Fuimos convocados por la seguridad de la Presidencia ecuatoriana para pasar por un control de seguridad, con perros antiexplosivos.

Una vez adentro, los colegas que fueron rehenes de los delincuentes el martes y los demás empleados de TC Televisión miraban como al menos 30 comunicadores que cubrimos la visita nos apretábamos unos a otros para conseguir la mejor ubicación.

De un momento a otro apareció Noboa vistiendo una camiseta negra, con los brazos cruzados en la espalda y actitud circunspecta. El caos fue total. Todos queríamos obtener una declaración del presidente y, entre empujones, nos fuimos acercando.

La seguridad presidencial trató, como pudo, de contenernos, pero hubo momentos en los que tuvimos al mandatario cara a cara. Aún así no respondió preguntas.

Tras media hora de recorrido en el que observó las pantallas dañadas por los criminales; los impactos de bala en puertas y paredes, y escuchó las impresiones de las directivas del canal, Noboa se fue.

Los periodistas, fotógrafos y camarógrafos empezamos a alistarnos una vez más para salir a buscar otra noticia sobre la guerra en contra de las bandas criminales.

Claudia Polanco Yermanos

(c) Agencia EFE